La tapatía Lorena Ochoa fue, será y al parecer seguirá siendo por muchos años la mejor golfista en la historia de este deporte en México.
Puso al país en el mapa del golf internacional, al grado de que México empezó a ser considerado dentro del tour internacional de este deporte tanto para la gira femenil como la varonil.
Precisamente su legado acaba de ser reconocido en el Salón de la Fama de esta disciplina, fue incluida como la primera latinoamericana en el inmueble de los inmortales.
Su habilidad para jugar golf fue natural, de tal manera que le bastaron siete temporadas en la gira de la LPGA para consolidarse como la mejor del mundo, la más ganadora en torneos y también en dinero.
Sin embargo, así como rápido fue su ascenso también su monarquía fue fugaz, pero no por falta de calidad sino porque ella misma decidió que tenía suficiente, que había demostrado su valía y de paso había conseguido su lugar en la historia de este deporte a nivel mundial.
Por tres años no hubo nadie que le hiciera sombra, se mantuvo al frente del ranking internacional y hasta la fecha se mantiene en la cuarta posición de la lista de ganancias histórica en la LPGA, con 14.8 millones de dólares.
Siempre su mayor orgullo fue representar a México, un país que lamentablemente no le ha correspondido como se debe, al menos no con el reconocimiento que se merece una histórica del deporte nacional.
Quizá por lo lejano que resulta el golf para la generalidad de los connacionales, pero aún así se trata de una mexicana exitosa, diferente y tan especial que pasarán muchos años para que llegue otra Lorena Ochoa que vuelva a colocar el nombre de México en las élites de este deporte.
Por mientras muchas gracias Lorena, muchas gracias inmortal Ochoa.