Esta semana el fútbol mexicano tuvo su primer triunfo en Rusia, ya que en la Asamblea de la FIFA se designó al país, junto con Estados Unidos y Canadá, como sedes de la Copa del Mundo de 2026, tercera vez que se recibirá una competencia de esta naturaleza, antes fue en 1970 y 1986.
Mucho furor causó en el medio esta designación, aunque la alegria se disminuye cuando se conoce que solo serán 10 juegos los que albergarán los estadios mexicanos, bajo porcentaje considerando que para entonces será un mundial de 60 juegos y 48 selecciones.
Aun así los embajadores mexicanos en la delegación organizadora de este mundial lo ven como una victoria, pues detallan que Estados Unidos podrían organizarlo solo, pero han decidido dar un poco del pastel a Canadá y México.
De trata de ser realistas, en este momento el pais no tiene lo suficiente para ser sede en solitario de una Copa del Mundo, quizá en infraestructura de estadios si, pero los requisitos para albergar esta competencia van más allá, también se necesita movilidad para transportar a los miles de visitantes de todo el mundo, hospedaje de todos los niveles, restaurantes, seguridad y una larga lista que por ahora sería complicado cumplir.
Así, habrá que alegrarnos por el pedazo de mundial que nos toque en 2026, ojalá para entonces, en lo futbolístico se tenga una selección con personalidad, con figuras que prioricen el grupo y con una mentalidad que haga trascender al equipo, que se aproveche la localía, en la primera fase en México y en etapas finales en Estados Unidos, donde el Tricolor también juega como local, con la tribuna de su lado.
Por cierto, hay voces que aseguran que este mundial no necesariamente se puede dar hasta dentro de ocho años, pues Qatar, sede para 2022, tiene muchas dificultades políticas que han retrasado la construcción de estadios, prometieron 12 y solo llevan uno; así que la Copa del Mundo Canadá, Estados Unidos, México podría adelantarse cuatro años.