El 6 de octubre de 1907, en la víspera de la Revolución Mexicana nacía Francisco José Gabilondo Soler, un cantautor veracruzano que dedicó su talento a componer canciones dirigidas a la población infantil. Ideó, para conectarse con su audiencia, al personaje Cri-Cri, el grillito cantor; un recurso onomatopéyico para bautizar, como una suerte tautológica, a un representante de los ortópteros. Halló una mina.
Cuando tenía poco más de 20 años, Gabilondo Soler probó suerte con danzones. Fox-trot e incluso con tangos, pero no prosperó. Con la expansión de la radio en México, básicamente a partir de 1930, la longeva estación XEW, en Amplitud Modulada (AM) fue una de las principales ventanas para dar a conocer y a difundir, a partir de 1934, las composiciones de este gran mexicano que dejó huella en muchas generaciones. En realidad, José Gabilondo había probado suerte un poco antes, en la estación XYZ, con un programa de crítica social, con toques de humor, pero no pasó a mayores.
Para darnos una idea del tiempo de este notable autodidacta, en 1930 apenas sumábamos un total de 2.6 millones de habitantes, pero casi el 40 por ciento de ellos vivía en la capital del país. La población infantil, de 5 a 14 años, apenas superaba los 550 mil querubines; aproximadamente 200 mil chicos que vivían en el Distrito Federal quizá escuchaban esas primeras canciones del grillito cantor.
Cuando la esperanza de vida de la población mexicana era de 34 años, sus primeros éxitos, propagados por la XEW fueron: Caminito de la escuela; Batallón de plomo, Abuelito, Cochinitos dormilones, Barquito de nuez, El ratón vaquero, La muñeca fea, La patita, El comal y la olla, Los tres cochinitos, La marcha de las letras y, desde luego, El chorrito, entre otras composiciones menos conocidas. Sus primeras participaciones precedían al bien posicionado programa que se llamaba la Hora Azul, nada más y nada menos que para escuchar a Pedro Vargas y al notable Agustín Lara.
La música es una de las artes que mejor y más rápidamente conecta con nuestras emociones y con nuestros recuerdos. Basta escuchar unas cuantas frases de aquellas u otras canciones que dieron soporte a muchas infancias, para transportarnos de un segundo a otro, a escenas, lugares, aromas, episodios, que sólo con la música somos capaces de hacer. Hoy recordamos a este músico veracruzano que alegró el oído y la memoria de muchos escolares. Se retiró en 1961, en plenitud de facultades. Falleció hace 27 años, en Texcoco, Estado de México, el 14 de diciembre. Mi gratitud, desde mi infancia y de muchos(as) más.
* Coordinador de la Red Internacional FAMECOM
