Mezcla de jazz y barullo de transeúntes acompaña mi tarde. Intento inspirarme, sorbo un poco de té, observo la cotidianeidad. Todo parece estar en su lugar: personas que van de un lado a otro, a su trabajo, a su casa, de compras, con sus amigos; turistas que se detienen a fotografiar algún detalle; parejas que intentan ver la vida desde la mirada que les cautiva; otras –como yo– suspendidas, absortas en la nada.
Multiplicidad de intercambios simbólicos se suceden en esta caótica y mágica ciudad. Hoy, ayer, siempre.
#SiFueranLos90s estaría ahora mismo caminando, conectada a mi “discman”, disfrutando la música de Gustavo Cerati.
#SiFueranLos90s, pasaría tardes enteras sentada frente a la radio, esperando que programaran mis canciones favoritas, con mi casete TDK metido en la grabadora y mi dedo índice listo para pulsar el botón rojo REC, implorando, por supuesto, que el locutor no hablara, cortara la canción o emitiera una identificación de la radiodifusora.
#SiFueranLos90s, me detendría a preguntar a alguna persona cómo llegar al video centro más cercano, cuya dirección tendría anotada en un pedazo de papel.
#SiFueranLos90s, seguramente habría muchos grupos de niños y jóvenes jugando en las calles, sin la presencia angustiada de sus padres.
#SiFueranLos90s, podría dirigirme a la pequeña papelería de la esquina a comprar un diskette 3.5 para guardar mi tarea.
#SiFueranLos90s, estaría viendo Los Años Maravillosos.
Estamos por concluir la segunda década del Siglo XXI. Sí ¡20 años ya de un siglo que muchos vimos nacer y que, con certeza, no veremos morir!
Y así se nos pasa la vida, inmersos en la dinámica online, disfrutando de la música vía Spotify, compartiendo archivos por Bluetooth, activando Waze para llegar a cualquier sitio, saludando a conocidos que llamamos “amigos” en Facebook y dialogando con seguidores en Twitter que no sabemos si son “reales” o son “bots”.
Transitamos el Siglo XXI acostumbrándonos a recibir fotografías de personas desaparecidas, tratando de ser empáticos y solidarios con la lucha por la diversidad sexual, sumándonos a los # en pro de la erradicación de la violencia de género. Estamos en el Siglo XXI tratando de tomar conciencia y emprender algunas acciones para cuidar el medio ambiente.
Estamos en el Siglo XXI, en México, en una ciudad y en todas al mismo tiempo, con una mano en el hombro de nuestras compañeras y empuñando brillantina rosa en la otra.