Fue el día sábado tres de agosto cuando una menor de 17 años de edad regresaba de una fiesta a su domicilio ubicado en la Colonia San Sebastián, alcaldía de Azcapotzalco, de la Ciudad de México, al bajar del vehículo de aplicación que solicitó uno de sus amigos, quien ofreció dejarla cerca de su casa, empezó a caminar hacia su domicilio que se encontraba a dos cuadras, en un momento se dio cuenta que en la misma dirección y lentamente circulaba una patrulla con las luces encendidas, en la que viajaban cuatro policías, ofreciendo, el que iba en el asiento del copiloto, llevarla.
La menor sintió temor y rechazó el ofrecimiento, sin embargo, los agentes insistieron y tras negarse, la subieron a la unidad por la fuerza y cada uno de ellos abusó sexualmente de ella, según relató la menor. En consecuencia se inicio una carpeta de investigación y fue atendido el caso por la Fiscalía de Delitos Sexuales de la capital.
El temor que la menor sintió al darse cuenta que se aproximaba a ella una unidad de seguridad pública, es parecido al que otras personas han reportado, y por el aparente resultado puede presumirse que el temor no es infundado. Aunque no todos los que portan un uniforme de policía pueden representar peligro, lo cierto es que actualmente están lejos de proyectar confianza, y resulta hasta ridículo guardar la esperanza que quienes ofrecen ayuda son de los buenos.
Como consecuencia de que el acto puede quedar impune porque al parecer se filtró información sensible de la víctima y su familia, en consecuencia, la menor y sus familiares tienen miedo por amenazas recibidas, según lo han señalado, y es por lo que aparentemente no se ha dado continuidad en la investigación, y si esto sigue así habrá impunidad, en caso de que efectivamente los elementos sean responsables del hecho.
Independientemente de lo anterior, el hecho se dio a conocer por los medios de comunicación y por redes sociales, al enterarse organizaciones que combaten este tipo de delitos y delincuentes, llevaron a cabo una marcha.
Las activistas se manifestaron primero frente a la Secretaría de Seguridad Ciudadana en la Zona Rosa, en donde el secretario de Seguridad Ciudadana Jesús Orta, salió para tratar de calmar los ánimos, pero fue bañado con diamantina rosa, después las condiciones de la marcha se fueron radicalizando al grado de irrumpir violentamente en las oficias de la Fiscalía General de Justicia de la Ciudad de México, en donde las inconformes hicieron una serie de destrozos.
Para la Jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum y la Procuradora de Justicia, Ernestina Godoy, los hechos fueron una provocación y determinaron que no iban a caer en ella. Además, la procuradora informó que ya habían empezado las investigaciones por los hechos vandálicos ocurridos en la marcha.
En tanto que Sheinbaum remató diciendo: “querían que el gobierno utilizara métodos violentos, igual que las que ellos utilizaron, y nosotros por ningún motivo vamos a caer en provocaciones, claro que va a haber carpetas de investigación por lo que ocurrió particularmente en la procuraduría, claro que condenamos estos hechos, pero lo que buscaban era que el gobierno saliera de manera violenta, y eso no va a ocurrir nunca” sentenció.
¿A quienes se refiere la jefa de Gobierno al señalar “los métodos violentos que ellos utilizaron”? ¿quiénes buscaban que el gobierno saliera de manera violenta? Causa preocupación que en muchos de los señalamientos que en este sentido hace el actual gobierno federal, el capitalino y otros más, parecen llevar un mensaje, ¿a quien y para qué?
Una declaración muy desafortunada la de Claudia Sheinbaum, porque de tajo descalifica la manifestación y reduce a quienes en ella marcharon como provocadores, es decir, insensiblemente se aleja del motivo de la marcha y se coloca en el lado opuesto para señalar con el dedo a las molestas manifestantes, imponiendo el interés político por encima del social.
La jefa de gobierno ha mostrado serias dificultades para gobernar, y como consecuencia de ello ha echado mano en exceso de lo que dicta el cuaderno morenista, acusar a las administraciones pasadas materialmente de todo o casi de todo, aunque no le asista la razón, pero nunca nadie, en ningún momento, sale a rectificar.
Es muy complicado gobernar una ciudad con las característica que tiene la Ciudad de México, son muchos los problemas, sin embargo, hace no mucho tiempo llegó a ser considerada como una de las más seguras del país, y es la seguridad precisamente uno de los problemas en los que actualmente más adolece.
Lo acontecido con las manifestantes, puede o no ser consecuencia de los actos cometidos por los uniformados, pero tenia otras salidas para comunicar a la sociedad que tal agresión a la menor no quedará impune, que se está atendiendo, y que la víctima recibirá todo el apoyo del gobierno de la ciudad, mostrando empatía y sensibilidad, para después imponer su autoridad, en el sentido de que no se puede permitir los daños ocasionados al los inmuebles públicos.
También debió dejar en claro que se comprende la molestia que sienten, asegurando que se cuidará de que no vuelva a ocurrir, porque la principal labor de los policías es la de proteger a la ciudadanía, que ya bastante tiene con la delincuencia que ha crecido como nunca, como para que además tenga que cuidarse de quien debería protegerla.
Algo así, ¿es complicado? No, no lo es, sólo que su responsabilidad la rebasa, y debería aceptarlo en primer lugar, para después corregirlo.
