Para el presidente Andrés Manuel López Obrador existe un ambiente festivo en el país, él da testimonio de ello, seguramente recoge la idea de la apariencia de los sentimientos de algarabía que cree ver durante sus eternas giras de trabajo, y por eso asegura que el pueblo se siente feliz, feliz, feliz.
No es posible que se vean tan a la ligera semejantes aseveraciones, cuando es seguro que todos los días le dan el reporte de las condiciones en las que se encuentra el país, en seguridad, en empleo, en economía, etcétera, y es en consecuencia, que en esa realidad un pueblo no puede mostrar felicidad cuando todos los días se entera de que la inseguridad ha escalado a condiciones nunca antes vistas.
Es precisamente el tema de la seguridad, uno de los que son considerados más importantes, por obvias razones. Las recientes marchas de las mujeres que sufren todos los días para salir de sus casas con la bendiciones de sus seres amados pidiendo al cielo que regresen con bien, no puede presumir que por ello sean felices, más bien parece un cruel comentario, alejado abismalmente de la realidad.
La desesperación está llegando a límites desconocidos, gritan, rompen, hacen lo que sea necesario para llamar la atención, no sólo las mujeres, comerciantes, trabajadores, amas de casa, transportistas, etcétera, todos se unen en un solo grito; “queremos paz, queremos justicia, queremos seguridad”.
Si el gobierno sólo atina a decir que conocen el problema y se reúne el mandatario con los representantes de las diferentes corporaciones para que se propongan las diferentes medidas para ir aliviado de alguna manera las condiciones de sangre en la que se encuentra el presente, no es suficiente, la Guardia Nacional, no es suficiente, la cartilla moral, no es suficiente, abrazos y no balazos, no es suficiente, pedir que se porten bien, tampoco es suficiente, programas sociales tampoco.
Se decía que se tenía un plan y se hizo creer que era infalible para doblegar al crimen, pues no está resultando dicho plan si alguna vez lo hubo, no hay forma en la que, por lo menos en este momento, se pueda presumir que hay un ambiente festivo, a menos que las desapariciones, los homicidios, los secuestros, los robos con violencia y sin violencia, los feminicidios, las violaciones, entre otros, empiecen a ceder, de lo contrario, no es éste el México al que se refiere el presidente.
Las cifras son lapidarias, el Sistema Nacional de Seguridad Pública dio a conocer las que corresponden al mes de julio, y no hay mejora, los homicidios dolosos se mantienen casi igual a junio, pero si se hace una comparación con los primeros ocho meses de los sexenios anteriores, el resultado es preocupante. Por homicidio doloso se cuentan 19,642 con el gobierno de López Obrador (AMLO), 12,528 del gobierno de Enrique Peña (EPN), 7,061 de Felipe Calderón (FC); Robo con violencia 188,320 AMLO, 142,314 EPN, 104,324 FC; Con respecto del delito de Secuestro en junio se reportaron 103, por 174 en junio, la asociación Alto al Secuestro reportó 237.
El pueblo no se encuentra feliz, feliz, feliz, lo que necesita, es que su Presidente se ponga a trabajar y exija a su gabinete hacer lo mismo, no es con el hecho de tomar el cargo de Coordinador de Comunicación Social en las mañanas de todas las dependencias, incluyendo la de la presidencia, como se puede demostrar que se trabaja.
No es tampoco con el hecho de presumir que todos los días se levanta a las cinco de la mañana como se verá reflejado el trabajo, o con la cantidad de giras que haga por el país, y por todos y cada uno de los municipios que componen el territorio nacional, aunque desconozca el número de ellos, no es así como se evalúa el trabajo de quien se encuentra a la cabeza de la nación.
Tampoco tiene mucho chiste el hecho de preguntar al pueblo si se debe perseguir o no a sus antecesores, la ley no debería ponerse a elección de nadie, debe ser aplicada, punto. Es menester que recuerde el presidente que al asumir su cargo juró cumplir y hacer cumplir la Constitución y las leyes que de ella emanan, y es obligado ser ejemplo en su cumplimiento.
Antes de las elecciones en las que resultó triunfador por un escandaloso 53% de la participación votante del país, en el programa de Ciro Gómez Leyva aceptó que si no se atiende el tema de la seguridad, no habrá Cuarta transformación. No habrá Cuarta Transformación.
A la inexistente secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, se le cargaron las pilas en esta semana, con motivo de todo lo que resultó de una desafortunada declaración, lo que demuestra varias cosas; una de ellas, que no cuenta con un asesor en Comunicación Social, alguien que vele por sus declaraciones y que en su momento, tenga material de apoyo para hacer frente a cualquier anuncio o entrevista que no corresponda a la realidad.
La otra, que la secretaria se encuentra, como muchos otros secretarios de gabinete, sin el roce que deberían tener para irse curtiendo, todo lo quiere hacer y decidir una sola persona, es un enfriamiento tal que no puede esperarse una declaración acertada.
Por otro lado, pide Alfonso Durazo, Secretario de Seguridad y Protección Ciudadana que la prensa no debería darle tanta importancia a las notas rojas, ni de los desplegados del crimen organizado. Para poder considerarse tal sugerencia, entonces no deberían permitir que las actividades del crimen sean la nota obligada diaria, mejor deben cumplir con su deber, darle seguridad al pueblo, pacificar al país, aumentar salarios de policías, invertir en equipo, dejar de quejarse y trabajar para lo que el pueblo los contrató.
Dice el presidente que el pueblo se siente feliz, feliz, feliz, y que lo demostrará con datos del INEGI, sólo que los mexicanos tenemos otros datos.