Con singular alegría... Mi hijo

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Con singular alegría... Mi hijo

Miércoles, 11 Octubre 2017 04:30 Escrito por 

Hoy hace 45 años, me volví madre. Tenía 20 años y 6 meses exactos. Nací un martes 9 a las cuatro y cuarto de la tarde y mi hijo también. Lo he vivido más que como madre, como compañera de vida. Era mi juguetito nuevo y siempre íbamos con él, su tía Olga Acevedo y yo a todas partes: a andar en bici, en patines: de los dos: de rueditas y de hielo, lo enseñamos a que no le tuviera miedo a los caballos (con albardón); lo llevábamos al cine, al teatro, bueno, a todos los lados que usted se pueda imaginar y no. Era muy bueno estar tan joven y tener tantas ganas. Nunca le tuvimos miedo a nada. Éramos –decía– muy jóvenes, inexpertas y más que sonsas.

También mis comadres Ceci Coló y Malena Hernández intervinieron en gran manera. Cuando en verdad algún día lo necesité, ellas se dieron a la tarea de traerme cotidianamente leche Carnation a la casa, para mi bebito. Las quiero para siempre, en tiempo y forma. Han sido de grande bendición.

Esto no sería importante, si no tuviéramos la necesidad de compartir a todo el mundo y mil veces, la importancia de que las familias puedan y deban tener hijos con la más absoluta de las certezas de que serán, además de bien amados: bien cuidados, bien atendidos y bien protegidos. El hecho de tener un hijo, es el mayor compromiso que cualquier ser humano pueda tener en la vida. El tener un hijo es además del más alto honor, el mayor de los regalos que el universo nos pueda dar.

Hoy mi hijo es un abogado excelente –como sus dos abuelos– con dos maestrías: una en seguridad nacional y la otra en derecho constitucional y amparo, (más otra –en la que participó apoyando a su jefe– de administración pública).

Es un hombre que le teme a Dios y que también le sirve. Es un ejemplo para mí. Y con eso tengo pagado todo lo que algún día me esforcé jugando con él a que sí se podía. Y enseñándole que pudiendo se gana. Junto ganamos. Y eso es un milagro que algún día le pasó a una joven de apenas 20 años que crió a su hijo sola. Qué feliz soy de haber sido madre. En condiciones muy difíciles, pero en las que pudimos salir adelante. Homenaje merecido tienen mi madre, mi hermana Roxana y mis amigas Olga, Cecilia, Malena y Kyra. Gracias…

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Gilda Montaño

Con singular alegría