Al más claro estilo de Maquiavelo, la Secretaría de Seguridad Federal quiere justificar la pifia cometida en Culiacán, Sinaloa, en días anteriores, al realizar un operativo falto de plantación y, sobre todo, sin un proceso de investigación o inteligencia. A la voz de: “el fin justifica los medios”, con la decisión del gabinete de seguridad y la aprobación del Presidente, pues así lo dijeron, dejaron libre al líder del cartel de Sinaloa, Ovidio Guzmán, hijo del tristemente célebre, Joaquín Guzmán Loera, con el pretexto de que con esta acción se salvarían más vidas.
Me pregunto, estimados lectores, ¿quien planeó el operativo no sabía el estado de fuerza, el tipo de armamento ni las posibilidades logísticas que en Culiacán tiene el Cartel de Sinaloa?, ¿no sabían que en esa ciudad y en ese estado la delincuencia organizada del narcotráfico tienen una de sus más importantes plazas?, ¿nunca se han enterado de los enfrentamientos que se dan en ese lugar por trascender en el mismo?, perdón, pero entonces son desconocedores de la Seguridad Nacional, como dijo la presidenta de Morena, o novatos en temas de seguridad Pública.
Quienes conocemos un poquito de esos temas, sabemos la historia del narcotráfico en México, de dónde surgen estos grupos, cómo se han desarrollado, dónde tienen sus plazas, cómo las han defendido, quiénes son sus líderes etc, etc., y no es posible que expertos en inteligencia, como se supone que los tiene la Guardia Nacional y el Ejército, desconozcan toda esta historia, historia que un alumno de la clase de delincuencia organizada en la carrera de Criminología debe saber para acreditar su curso.
Qué vergüenza que se trate de justificar la falla del Estado, con la idea del bien común, cuando éste fue amedrentado por la delincuencia; qué pena que los funcionarios de alto nivel de la seguridad pública tengan que titubear para justificar lo injustificable; qué triste que el ejército tenga que callar lleno de enojo y permitir que se les sobaje haciéndolos responsables de un operativo sin plantación y con consecuencias desastrosas.
Si bien lo he dicho en muchas ocasiones, los militares están preparados para defender al Estado mexicano, no lo están para las labores de seguridad pública ni persecución de delitos; ésta es una actividad de la policía civil, pero desafortunadamente crean una “Guardia Nacional”, comandada por el ejército, incumpliendo la norma constitucional, el único civil es el secretario de Seguridad, quien ha demostrado su nulo conocimiento del tema.
Pero regresando al caso de Sinaloa, se nota también el desmantelamiento de los órganos de inteligencia que el Estado mexicano había creado para investigar a estos grupos delincuenciales, los cuales tenían un gran avance en conocimientos y tecnología; la información es poder y la inteligencia da el poder de vencer al delincuente. No podemos seguir con improvisaciones o con policías reactivas que sólo van a hacer presencia en donde ya actuó el crimen organizado y se burló del Gobierno y la ciudadanía.
Es preocupante vivir con el temor a la delincuencia; a que a nosotros o a quienes queremos nos toque una bala perdida; no puede terminar así el estado de Derecho ni la paz pública; si es necesario castigar y aplicar la ley, las instituciones del Estado deben hacerlo, de lo contrario, quienes las encabezan serán acreedores a responsabilidades morales y legales.
Por cierto: fue más exitoso el operativo implementado en la Ciudad de México por autoridades locales, esta madrugada, que el de Sinaloa.