Las estimaciones de los diversos analistas e instituciones financieras internacionales coinciden cada vez más en que el año que entra, probablemente el mundo entre en una recesión. Pero: ¿qué es una recesión? ¿qué implica esto para México?
Una recesión es una baja generalizada en la actividad económica; antes se decía que era por tres trimestres consecutivos, pero ahora se acepta muchas veces que dos trimestres es suficiente para declarar una recesión en un país.
Este es el caso por ejemplo de Alemania, la cual, señaló el banco central de ese país, el Bundesbank, ha entrado en una recesión. Alemania es el cuarto destino individual de nuestras exportaciones; en 2018 les enviamos 7,071.5 millones de dólares.
El riesgo de que los países con los que comerciamos caigan en una recesión es que se frenen nuestras exportaciones, por lo tanto, nuestro crecimiento económico y haya riesgos de una recesión en nuestro propio país.
¿Es este riesgo real? Veamos.
Un indicador de la marcha de la economía es la Inversión Fija Bruta, IFB ¿cómo se ha comportado este indicador en México? La siguiente gráfica es ilustrativa al respecto (Fuente: INEGI).
[1] Doctor en economía por SciencesPo París. Profesor investigador en el Departamento de Economía de la UAM Azcapotzalco
Como podrá observar usted, estimado lector, lectora, la tasa de crecimiento de la inversión venía a la baja desde el año pasado, pero ahora durante este 2019 se ha vuelto francamente negativa ¿qué quiere decir esto? Que se ha dejado de invertir, tanto de parte del gobierno como de la iniciativa privada, y por lo tanto la economía se está frenando en lo que respecta a la creación de empleos y de riqueza, como se puede ver en el siguiente cuadro (Fuente: INEGI).
Si analizamos este cuadro en términos de crecimientos porcentuales de la población ocupada, de la desocupada y de la que se está yendo al sector informal, tenemos lo siguiente:
En otras palabras, en este año la población ocupada ha crecido tan solo 1.4 por ciento, mientras que los desocupados en 10.2 por ciento y la población en la informalidad un 2.8 por ciento, el doble que la población ocupada.
Si a lo anterior le añadimos la inestabilidad en los precios del petróleo, más el hecho de que una baja actividad económica significa una baja recaudación de impuestos y por lo tanto menores posibilidades de gasto gubernamental, entre ellos la inversión, el panorama para la economía mexicana luce complicado.
Estas son algunas de las razones por las cuales los analistas internacionales y los mismos organismos internacionales, han modificado a la baja una vez más los pronósticos de crecimiento económico para México.
En este contexto, ¿no sería mejor que el gobierno federal invirtiera y así creara más empleos formales y permanentes, con seguridad social, en vez de andar regalando el dinero en becas, solo para asegurarse votos?
Recordemos que la inversión del gobierno se traduce en infraestructura, es decir obras que van a tener un impacto social positivo y, al mismo tiempo, en las externalidades que van a permitir que la inversión privada se manifieste.
Las últimas acciones del gobierno federal en materia de seguridad (o más bien de inseguridad), han dado una imagen muy negativa del país en los medios internacionales, con el consecuente desgaste de todo lo que pueden lograr las inversiones: el estado de derecho es una condición indispensable para atraer la inversión extranjera; sin garantías no hay inversión.
Por lo pronto, amigo lector, preparémonos a que la recesión llegue a México. Si esta se materializa, habrá menos ventas, menos creación de empleos, menos ingresos tanto personales como a nivel global; mayores riesgos de perder empleos y mayor delincuencia.
¿Qué hacer? Cuide su dinero, en lo que el gobierno entiende que gastar en inversión es más productivo que regalar el dinero, y que el estado de derecho fue una promesa de campaña.