En estos momentos cruciales para nuestro país, hablar de Seguridad Pública o Ciudadana, como se ha determinado definirla en los últimos tiempos, no es cómodo ni agradable, “de pena ajena” diría mi abuela, sin embargo, es menester tocar el tema que tiene los reflectores de México y Estados Unidos: la detención del responsable de la seguridad en México, durante el Gobierno de Felipe Calderón. El tema, sin duda, da mucho de que hablar pero, sobre todo, que analizar.
Genaro García Luna era conocido, en el medio policial, como un buen investigador; un hombre serio pero siempre obscuro. Se comentaba siempre sobre los fuertes rumores de que tenía relación con la delincuencia, como muchos otros servidores públicos de la seguridad en aquella época pero como en todo, al no haber pruebas precisas y objetivas, más bien ocultas, se le daba el beneficio de la duda y con esa situación llegó a tener el cargo más alto en el combate en contra de la delincuencia organizada aún perteneciendo a ésta. Ahora está detenido en los Estados Unidos y respondiendo ante la justicia americana, habrá que esperar, para ver qué se atreve a decir y si en sus declaraciones involucra o no a otros actores de la seguridad y hasta de la política mexicana.
Qué desagradable es seguir comprobando que todas aquellas historias que se escuchan en el medio policial y que se pudieran considerar invenciones son ciertas y empañan totalmente el trabajo de muchos verdaderos policías que han dedicado su vida al servicio de México.
Siempre habrá una lucha entre quienes quieren servir y quienes tienen la idea de aprovecha una posición para hacerse ricos, pero yo sigo teniendo la confianza de que los buenos policías triunfarán sobre la corrupción y lograremos un verdadero cambio en el ámbito de la seguridad pública porque, aunque suene a comercial, somos más los buenos ciudadanos que los malos.
No se trata de las instituciones, no hay que reinventar a las policías ni desaparecer corporaciones para crear otras, tampoco se trata solo de maquillarlas, se trata de las mujeres y hombres que las integran, se trata de hacerlos que se pongan la camiseta, como se dice coloquialmente, se trata de que sientan pertenencia a las corporaciones y amor a su labor, no solo de mandarlos a enfrentar el crimen sin una motivación. La mejor forma de hacerles sentir esa pertenecía es hacerlos entender que esta labor es para salvaguardar la integridad de nuestros conciudadanos y nuestras familias.
Por eso, estimados lectores, es muy doloroso que se descubra que verdaderamente se tiene razón en desconfiar del Policía, si el encargado de la Seguridad Pública Nacional en una época, estaba coludido con el narco, que no podrá pasar a otros niveles, aunque yo sigo creyendo que no todo esta perdido, la educación y preparación de los policías hará la diferencia.
Por cierto: hablando de preparación, creo que es importante mencionar el éxito que ha obtenido mi colega y amigo, Margarito Ortega Ballesteros, Rector de la Universidad de Ixtlahuaca, quien a través de las carreras ligadas con la seguridad y la investigación científica de los delitos, ha dado un gran impulso al tema y creado un gran numero de profesionales que están poniendo ejemplo de conocimiento, calidad y sobre todo honestidad.