Para el presidente Andrés Manuel López Obrador la política es un verdadero show, así lo ha dejado claro desde que se interesó en ella, todo para él tiene sentido, siempre y cuando no se pierda de vista el objetivo principal, convertirse en el centro de la atención.
Durante sus largos periodos de campaña desde su natal Tabasco, considerando los años de campaña para conquistar la presidencia de México, se ha dedicado a exponer su imagen, vendiendo la idea de que él y sólo él contaba con los pases mágicos para enderezar el rumbo del país. Ante los ojos de los ciudadanos, se magnificó por encima de cualquier otra consideración.
Durante tres periodos administrativos del ejecutivo federal no dejó pasar oportunidad para exhibir los errores del gobierno en turno, nada parecía ser lo suficientemente bueno como para que no se permitiera el tabasqueño presumir que él y su movimiento pudieran superar, dejando entrever que contaba con un mejor plan, y mejor que ninguno.
Así, el crecimiento económico de los que ahora señala como neoliberales, eran objeto de la burla y denostación de su parte, acompañados de un “con todo respeto”. López Obrador descalificaba al titular del ejecutivo federal en turno, presumiendo una y otra vez que con su movimiento el crecimiento sería diferente.
La presunción de lo que repetía constantemente lo llevó incluso a creerse la idea de que era en realidad una especie de Rey Midas, pensando como lo advirtió en su momento, que gobernar no tiene ninguna ciencia, es únicamente el uso del sentido común, y arreciaba con furia con sus señalamientos en contra del presidente en turno.
Ya se tratara de la seguridad, la salud, el crecimiento económico limitado del 2 o del 1%, que, dados los resultados a estas alturas ya quisiera algo parecido para su gobierno, sin embargo, no es el sentido común, al menos el del tabasqueño, con el que logre tener la respuesta para crecer, que ya demostró, no conoce.
Pero, simplemente no puede ser admisible que esa queja continua con los señalamientos que la acompañaban por el pobre crecimiento económico que se daba, ahora deban ser diferentes, sólo por ser ahora gobierno y porque ahora no le parecen esas mediciones.
Es así como la doble moral lo alcanza cada vez, pero populista como es y siempre ha sido, ha sabido distraer la atención de lo realmente importante para concentrarla en lo que le conviene, y para eso tiene su plática mañanera que mueve los temas de acuerdo a su interés.
Por lo que siempre tendrá con qué entretener a la opinión pública, como el tema del avión presidencial, que le ha servido por semanas y siempre que así lo considere necesario lo tendrá para lo que se llegue a ofrecer, y será impuesto sí o sí como tema del día, de la semana, del mes o del año, mientras que su gabinete seguirá buscando la forma de sacar dinero de las piedras, para satisfacer la demanda de sus programas sociales.
En el caso de que algo no salga como quiere el de Macuspana, siempre estará el avión presidencial, y es así, porque incluso los intelectuales se han enganchado con el tema y le dedican hasta programas enteros para hablar sobre su procedencia, la conveniencia, la legalidad de la venta o rifa de un aparato que; ya sea venderlo, rentarlo o fragmentarlo no sirve para darle solución a los problemas del país.
Si, quienes tienen la oportunidad se dedicaran a hacer su trabajo para exigir al gobernante que dé respuestas respecto de los verdaderos temas torales de la nación, no habría forma en la que se siguieran esquivando por siempre. Mientras no sea así, seguridad, educación, crecimiento económico, inversión, etcétera, seguirán rezagándose y mientras tanto seguiremos entretenidos con un artefacto que realmente es lo de menos lo que se llegue hacer con él.
La gente no se encuentra feliz, feliz, empieza a resentir las malas decisiones de un gobierno que prometió mucho y cumple muy poco, o más bien, nada, porque lo que ha presumido son las cosas en las que no tuvo mayor intervención, mas que terminarlas, algunas por cierto, muy mal.
No obstante, nos vamos acostumbrando a una política de banqueta, con un presidente reacio a salir del país, porque simplemente exhibiría la pequeñez de su política, desprecia el mercado internacional pero se aferra al tratado comercial con Estados Unidos y Canadá.
Arturo Herrera, titular de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) propondrá la creación de un consejo fiscal como parte de la política contracíclica que se integraría como iniciativa para el siguiente año, ¿cómo será su mecanismo? Qué importa, porque siembre habrá un avión presidencial de qué hablar.
La gasolina no ha bajado su precio, a pesar de ser una promesa de campaña de López Obrador, y a pesar de que se dan las condiciones para hacerlo, pero el Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS), es un pastel bastante apetitoso como para soltarlo, pero tampoco importa, siempre estará el avión presidencial para que todos hablen de él.
Y así, con el crecimiento económico del -0.1% AMLO, con la violencia más preocupante que nunca, con el riesgo de enfrentar una pandemia de la que el gobierno no está listo para atender, entre otras muchas cosas, seguirá el show del presidente.
