El pasado miércoles 22 de Abril celebramos el Día Mundial de la Madre Tierra. Esta es una fecha que fue instaurada por la Organización de las Naciones Unidas en 2006, pero que se celebra en algunos países, desde hace 50 años, con el objeto de concientizar sobre los problemas de contaminación, sobrepoblación, incendios, calentamiento global, conservación de ecosistemas, entre otros.
Pero la realidad es que este 2020, y los últimos años, muestran un escenario adverso para nuestro planeta. No es fácil decir que estamos atravesando una de las pandemias nunca antes vista por estas generaciones a causa del covid-19, que según datos de la Organización Mundial de la Salud, casi 190 mil personas han perdido la vida en todo el mundo.
Tampoco es sencillo recordar cómo iniciábamos los primeros días del mes de enero con una contingencia ambiental terrible.
O pensar que el 2019 fue el año que rompió el récord de más incendios forestales registrados, afectando regiones como el Amazonas, países como Australia, Siberia, Indonesia y nuestro propio país, México. Incendios que no solamente representan la pérdida de miles de hectáreas de bosques o selvas, sino que representa el hábitat de cientos de miles de animales, que según el World Wildlife Fund (WWF) tan sólo en los incendios en Australia, perdieron la vida más de 1.25 mil millones de especies.
Saber que la contaminación de los mares es tan grande, que existe una isla de basura en el Océano Pacífico que, según datos de National Geographic, mide 1.6 millones de kilómetros cuadrados, concentrando más de 80 mil toneladas de plástico, originando que miles de peces y fauna marina, pierda la vida al introducir en sus organismos cualquier tipo de contaminante.
Ver como los osos polares y especies que viven en los polos o en el Ártico, cada vez están más amenazados porque no logran alimentarse y pierden la vida a raíz del derretimiento de los polos a causa del calentamiento global.
Y podría seguir relatando sucesos desafortunados que cada vez se superan a sí mismos; sin embargo, el único común denominador de todos estos eventos es la presencia o la inconciencia del ser humano.
Ojalá analicemos cada uno de nosotros nuestras acciones en lo individual y en lo colectivo. Que nos demos cuenta de que nuestro planeta se está convulsionando ante tanta ingratitud, falta de amor y cuidado al medio ambiente, consumismo exacerbado, negligencia e indiferencia.
Después de este recuento, detengámonos a pensar tan solo un momento y démonos cuenta de que nunca habrá una mejor celebración del Día Mundial de la Madre Tierra, que con las pequeñas acciones diarias, constantes y permanentes en favor de lo más valioso que tenemos en la vida, el planeta donde vivimos, aún podemos hacer mucho.
