Hace unos días autoridades del Estado de Washington dieron a conocer, por primera vez, de avistamientos de avispones gigantes, científicamente conocidos como “vespa mandarinia”. Fue a finales de diciembre de 2019 que detectaron esta especie proveniente de Asia Oriental o de Japón y, desde entonces, científicos se han concentrado en rastrear esta especie en la zona.
Hay algunas teorías que explican su llegada a Estados Unidos. Algunos dicen que venían en contenedores de carga y otros más comentan que los llevaron de manera deliberada; sin embargo, el Departamento de Agricultura aun no llega a una explicación.
Los avispones gigantes pueden llegar a medir hasta 5 centímetros; son corpulentos, con una mandíbula afilada y sumamente venenosos. Se alimentan de savia de frutas y plantas. Sus crías son alimentadas con los cuerpos de abejas que son previamente decapitadas. Estos avispones pueden destruir una colmena completa en cuestión de horas.
Además de la pérdida de su hábitat natural, los incendios, los pesticidas, la contaminación del aire, los avispones gigantes se suman a la lista de amenazas de las abejas.
Los seres humanos no debemos perder de vista la importancia que estos pequeños animalitos representan para la agricultura y para la supervivencia de la humanidad. Hemos de recordar que las abejas son responsables de la polinización. Según National Geographic, 75 por ciento de los cultivos del mundo dependen en cierta medida de este proceso de polinización, que ayuda a que las plantas se reproduzcan, contribuyendo directamente a nuestra seguridad alimentaria.
De las 20 mil especies que existen, solamente 7 de ellas son melíferas, es decir, producen miel. Para producir un kilogramo de miel, una abeja tiene que visitar alrededor de 4 millones de plantas, lo que nos dice que son una especie muy trabajadora y productiva.
Aunque en nuestro país no hay presencia de ese tipo de avispones. Es importante saber que son una amenaza para las abejas melíferas, que además están catalogadas como una especie en peligro de extinción. Por lo que debemos de cuidarlas y respetarlas porque, como dice una frase atribuida a Albert Einstein, “Si la abeja desapareciera del planeta, al hombre solo le quedarían 4 años de vida”.
