Yo: Hola, mi querida Tortilla.
Tortilla: Hola, comelón. Se nota que te gusto.
Yo: Claro, me encantas en todas tus formas: redondita o en tacos, en taquitos dorados, en tostadas, enchilada, enfrijoladas, entomatadas, sopa de tortilla, quesadillas, chalupas, flautas, sincronizadas, como chilaquiles, etc.
Tortilla: Pero siento que no me quieres igual que antes.
Yo: Me gusta tu sabor, aunque últimamente ya no sabes igual.
Tortilla: Pues no es mi culpa.
Yo: No es por tu edad, es que eres cada vez más dura.
Tortilla: Tú sabes que ya no soy la misma de antes.
Yo: Sí, antes eras más suave, durabas más caliente.
Tortilla: Es que ya ni las mazorcas son las mismas, ahora son estériles transgénicos y los elotes son contaminados por fertilizantes.
Yo: Ni el agua...tiene cada vez más químicos.
Tortilla: Sí, está cada vez más contaminada.
Yo: Y ya no eres aquella feliz totalmente nixtamalizada. Ya no se remojan tus bellos granos de maíz en agua y cal, ni se ponen al fuego lento con leña tus granos para cocer en el comal con agua y cal...
Tortilla: ¿Recuerdas como me bañabas y me escurrías antes de llevarme al molino para transformarme en nixtamal?
Yo: Y luego amasaba yo tu cimbreante cuerpo con las palmas de mis propias manos hasta que te ponías blandita, blandita y gradualmente te convertías en una perfecta forma redonda, lista para tu transformación final en tortilla, siempre singular, dispuesta para el sacrificio en mi boca que te esperaba con ansia. Ahhhh...
Tortilla: ¿Me extrañas?
Yo: Tanto.
Tortilla: ¿No será que sólo piensas en mí porque estás confinado por lo de la pandemia y no puedes salir ni por las tortillas?
Yo: Yo todos los días pienso en ti, desayuno, comida y cena.
Tortilla: ¿No me comparas con las tortillas de hoy, envueltas en bellos paquetes?
Yo: No hay punto de comparación. Hoy apenas se coloca la harina de maíz en una máquina tortilladora eléctrica, y a toda prisa se mezcla los ingredientes para realizar el amasado, y escupe cientos de idénticos discos de maíz por minuto, cocidos con Gas L.P. Luego esos discos son vendidos a montones en las tortillerías.
Tortilla: O son enfriados y empacados para venderse en los supermercados.
Yo: ¿Sabes que en promedio cada mexicano comía casi 100 kilos de tortillas al año hace medio siglo, en los mejores tiempos antes del neoliberalismo y que hoy tras la crisis es menos de 57 ?
Tortilla: Sospecho que sí, aunque yo no tengo otros datos, salvo que con los fuertes aumentos en los salarios mínimos seguramente se logró que el año pasado aumentara el consumo.
Yo: Pero a ver qué pasa con esta nueva crisis que ya nos llegó y cada día se pone peor. Ya con el encarecimiento del dólar ha subido 25% el costo del maíz importado, que significa casi una cuarta parte del consumo total de los mexicanos. Y además con los cuasi monopólicos acaparadores más activos que nunca...Hay que meterlos en cintura. Y regular los transgénicos y fomentar los maíces criollos.
Tortilla: Exacto, sin maíz propio no hay país soberano. Se requiere una reestructuración total de la industria que regule la oferta y considere la instalación de tortillerías en la forma clásica del sistema artesanal, pues nosotras, perdón por mi falta de modestia, somos no sólo más sabrosas sino mejores para la salud.
Yo: Totalmente de acuerdo. Oye, además de bella y sabrosa, tienes muy buenas ideas, eres muy inteligente, tortillita.
Tortilla: Favor que me haces.
Yo: Honor a quien honor merece. Tú eres el sustento de este país que merece lo mejor y eso eres tú, mi querida tortilla.
Tortilla: ¿No me olvidarás? Me cuentan que prefieres el pan...gordito.
Yo: Jamás. Diario pienso en ti y no te olvidaré nunca, querida.
Tortilla: Yo tampoco, querido.
Yo: Adiós. Voy a la tortillería que me recomendó el maestro Víctor Zendejas, donde venden hermosas tortillas nixtamalizadas, como tú.
Tortilla: ¿Quién es Víctor Zendejas?
Yo: Es, después de mí, tu más grande admirador y escribió un estupendo artículo sobre ti el pasado domingo 3 de mayo en DigitalMex, que todos los mexicanos deberían leer.
Tortilla: Estás delirando...mejor quédate en casa.
Yo: Estoy loco por ti...
Mayo 2020