El sábado treinta de mayo se llevó a cabo una manifestación en varias ciudades del territorio nacional en contra de la política emprendida por el presidente Andrés Manuel López Obrador.
La mayoría de los que intervinieron lo hicieron a bordo de vehículos de distintas marcas y modelos, con el propósito, según lo informaron, de guardar la debida sana distancia, para respetar las indicaciones de las autoridades de salud con motivo de la pandemia del Coronavirus-19.
De acuerdo a la información que se pudo obtener de diversos medios, en especial del que conduce Pedro Ferriz de Con, el evento se realizó en 77 ciudades de México, en el que, según cálculos del espacio noticioso aludido, participaron cerca de dos millones de personas.
Fueron pocos los que difundieron la noticia, o la hicieron menos, con lo que le restaron importancia, tal vez, con la intención de hacerla pasar como invisible. Las pancartas que portaban podía leerse que se trata del Frente Nacional Anti AMLO FRENAAA.
No se hicieron esperar los defensores a ultranza del gobierno actual, que se han distinguido por la descalificación, las groserías y la burla. A la falta de argumentos en los qué apoyarse repudiaron la manifestación por la forma en la que se llevó a cabo, a bordo de vehículos y que varios de ellos, no todos desde luego, eran de lujo.
Así de pobre es la descalificación, que entra curiosamente en un tema clasista, porque ahora los participantes son otros, que al hacerlo, usaron sus vehículos, lo que para aquellos representan a la clase rica o acomodada.
El mensaje que pretenden enviar los que con burla y mofa quieren desacreditar al movimiento, es que son ellos, y nadie más, los únicos que creen tener ese derecho en exclusiva, porque se sienten dueños de las calles y padres de la manifestación.
Por lo mismo, irónicamente señalan las reglas, que a su parecer son las que deben seguirse para cuando se lleva a cabo una manifestación; como por ejemplo; hacerla a pie.
No es tanto la forma en la que se haga, sino que el reclamo se hace en contra de las decisiones que ha tomado el gobierno lopezobradorista, que es en sí, lo que mueve a los seguidores morenistas para salir a defender al movimiento y a su líder, en contra de quien sea.
Ha sucedido en diversas ocasiones, y se descubre, de acuerdo al actuar del gobierno, que existen grupos que al parecer cuentan con la aprobación de reclamar libremente. Bloqueos y destrozos sin consecuencias dan testimonio de ello.
Mientras tanto, las mujeres que se manifestaron el 8 de marzo y que hicieron paro de labores al día siguiente, el presidente, lejos de reconocer y apoyar el justo reclamo para emprender acciones dirigidas a solucionar el problema, se limitó a descalificarlas, señalando que detrás de ellas estaban sus adversarios, los conservadores.
Lo mismo ha sucedido cuando los que no se identifican con el movimiento de Morena y toman el asfalto para exigir atención, pues son ignorados. Ejemplos hay de sobra, uno de ellos lo representa la masacre de la familia LeBaron, en redes sociales se les fueron encima, al grado de exigirles que se fueran del país, con cero empatía.
Para demostrar que el peligro en la zona en la que se dio la agresión a las mujeres y niños de la familia LeBarón, no era el que se presumió, fue el propio presidente quien en convoy, montó todo un show en pleno camino con el pretexto de una llanta ponchada, dando a entender que esos lugares no son tan peligrosos.
La marcha por La Paz encabezada por el poeta Javier Cecilia e integrantes de la familia LeBaron en enero de este año, también fue ignorada por el presidente, quién ademas, asestó un fuerte golpe; no los recibiría porque “no le haría el caldo gordo a los conservadores” así desairó a los protagonistas, rematando con que es su deber cuidar la investidura presidencial. No lo pensó así cuando se colocó panes y flores, o cuando fue a saludar a la madre del Chapo.
Podrán ser los padres de los niños con Cáncer exigiendo medicamentos que de pronto dejaron de tener, o de las mujeres con cáncer de mama para continuar sus tratamientos, o los policías federales destinados a desaparecer en pro de la Guardia Nacional. Todos ellos serán vistos como representantes del “conservadurismo”, y serán invisibles.
No importa, en realidad, para el propósito del mandatario, porque todos serán vistos por igual, no como ciudadanos pidiendo lo justo. En consecuencia, la manifestación del sábado será tratada de la misma forma.
Pero no, no es por lo que calzan o conducen, es por la equivocación que no aceptan cometieron 30 millones de personas por haber elegido a un gobierno inoperante, que lleva a la peor crisis de su historia al México contemporáneo, y no por el hecho de insultar a quien se atreve a pisar la calle para repudiar esas decisiones equivocadas, en consecuencia ellos están bien.
Con motivo de la forma de gobernar del nuevo régimen, todos padecerán, ricos, pobres, clase media, nadie se salvará, lo que se avecina será una cuesta arriba para todos, por lo tanto, ofender solo por el tipo de calzado, auto o reloj que se usa, no representa ningún argumento, sólo es un aparente odio exacerbado por lo que tienen unos y otros no, pero al final, se pelea una causa, la libertad de manifestarse.
