O se está por la transformación o en contra de la transformación del país. Sentenció el presidente Andrés Manuel López Obrador al radicalizar su discurso el pasado fin de semana en Veracruz, al tiempo de señalar que es tiempo de definiciones, no de simulaciones. Con lo anterior, el tabasqueño se aleja definitivamente del ofrecimiento de democracia, tolerancia, y respeto a la pluralidad que ofreció al inicio de su gobierno.
A estas alturas sería inviable pensar que el presidente adoptará la estatura de un verdadero estadista, con la intención de armar una estrategia y reagruparse con todos los sectores de la sociedad para enfrentar lo que seguramente será la crisis más profunda y complicada de la época moderna.
Todos los países del orbe se han venido preparando para enfrentar los estragos causados por la pandemia del SARS CoV-2, excepto México, en donde no hay estrategia para la recuperación económica, para el rescate de los millones de desempleados, o de las miles de empresas en quiebra, bueno, ni siquiera la hubo para atender el problema que causaría la enfermedad, ya que sólo se ha limitado en contar contagios y muertos.
Pero para los mexicanos, la llegada del Covid-19 a tierra azteca, únicamente se sumó a los problemas que se venían padeciendo con la administración lopezobradorista. De los que se pueden contar; el decrecimiento económico, el aumento de la inseguridad, los recortes drásticos que han restado operatividad al gobierno, entre otros, y ahora ese mal que comparte con el mundo.
Desde el inicio de su gobierno, López Obrador marcó la directriz que seguiría, una constante confrontación en contra de los que presentaba como sus adversarios, que materialmente son todos aquellos que disienten, critican o se atreven a cuestionar a su gobierno.
Ahora, en los momentos de mayor tensión política y social, el presidente da un paso hacia delante, pasando de la polarización a la confrontación abierta, y exige definiciones, “o se está conmigo o en mi contra”, es como puede resumirse su posición.
La verdad, es que el titular del ejecutivo federal ha sido rebasado por los problemas que enfrenta México, y al privilegiar con terquedad sus programas sociales y sus mega obras, se aleja de una realidad que lo persigue y no lo dejará en paz, demostrándole una y otra vez que no hay lugar en el que pueda esconderse.
Valiente, tomó sus maletas y se fue de gira para dar inicio a las obras del Tren Maya, la que aún no cuenta con los estudios correspondientes, pero que considera de suma importancia porque, presume, dará miles de empleos para reactivar la economía del país, mientras tanto, la atención de la pandemia quedaría en manos del subsecretario Hugo López-Gatell.
La gira que emprendió el presidente más bien fue con la intención de recuperar su popularidad que viene en picada, la desesperación lo lleva a radicalizar su discurso, ya no le es suficiente acusar un día sí y otro también a los adversarios, que a partir de sus últimas declaraciones los coloca en calidad de enemigos.
Ahora, esos enemigos son fuente principal de sus ataques. Para darle cuerpo a su dicho, se inventa complots, ya son varios los intentos en los que disfraza una supuesta estrategia de intelectuales, empresarios y periodistas que pretenden darle un golpe a su gobierno.
AMLO, presentó en su plática mañanera el supuesto nuevo plan del bloque opositor, lo que pretende demostrar con documentos que llegaron a Palacio Nacional, en los que se desvela la conformación de ese grupo que busca recuperar la mayoría en San Lázaro, con la intención de restarle poder a su proyecto en las elecciones del 2021.
Fue el coordinador general de Comunicación Social de la Presidencia, Jesús Ramírez, el encargado de leer el documento, en el que se establece una estrategia para promover el desplazamiento de Morena con mayoría en la Cámara de Diputados y las gubernaturas que estarán en disputa.
La intención que supuestamente plasman los documentos, es conformar un Bloque Opositor Amplio (BOA) en el que participen los partidos PAN, PRI, PRD, MC, México Libre, gobernadores, alcaldes, grupos empresariales, medios de comunicación y miembros de la sociedad civil, con la finalidad de quitarle mayoría a Morena y retirar a AMLO de la Presidencia de la República en 2022, por medio de la revocación de mandato.
Sin embargo, el misterioso documento confidencial que “oportunamente” llegó hasta las puertas de Palacio Nacional, carece de algún indicio que lo haga presumir como auténtico, aparte de que los supuestos autores involucrados han salido a deslindarse de su autoría, como ha sucedido en otras ocasiones. Entonces, ¿hay o no hay un bloque opositor?
En el caso de que, en efecto, existiera un frente opositor al gobierno actual para hacerle frente en las próximas elecciones, no existe ninguna ilegalidad, es parte de la democracia, el presidente debe saberlo, por eso su radicalización, de; “están conmigo o en mi contra”.
Más bien, López Obrador intenta victimizarse, para resguardarse con sus seguidores y mientras por otro lado, “casualmente” las calles son tomadas por grupos radicales que gustan de vandalizar todo, cuando son calificados como manifestantes. Parece mas bien, el anuncio de lo que se dará en adelante.
El mensaje de “están conmigo o en mi contra” coloca el filo en el cuello, es tiempo de definiciones, grita el mandatario, quien carece de logros y ha basado el desempeño de su gobierno en palabras, con la intención de conservar el poder, o arrebatarlo, pues considera que siempre ha sido suyo.