Al gobierno de la “Cuarta transformación” le cayó encima parte de la BOA (Bloque Opositor Amplio) y sus desafinados trompeteadores santaneros durante la semana, luego de que se difundiera que no sólo obtuvo un préstamo por mil millones de dólares por parte del Banco Mundial, sino que firmó otros cuatro con este prestamista neoliberal que, en total suman, 2 mil 230 millones de dólares.
Desde luego, no se trató de una “operación de rutina”, como sostuvo el presidente Andrés Manuel López Obrador, y de acuerdo con los documentos difundidos por la banca prestadora en su página, una parte de los mil millones de dólares son para enfrentar las consecuencias de la pandemia generada por el coronavirus (“COVID-19 Financial Access DPF”, se tituló el contrato), un hecho también negado por las autoridades hacendarias.
Aquí el dato duro no es la cantidad otorgada ni la acumulada, sino la contratación misma de la deuda porque ataca directamente la narrativa aparentemente anti neoliberal, presidencial, respecto de no recurrir a endeudamiento, esto después de que los pasivos alcanzaron la alucinante cantidad de mas de 10 billones de pesos al término del sexenio del presuntamente último representante del Ogro Salvaje, es decir, el doble del presupuesto anual del gobierno federal.
Con semejante animal enfrente, provocado por la prevaricación oficial que convirtió al país en edén para los especuladores y un paraíso fiscal para éstos y los “inversionistas”, la narrativa no podía ser otra que no continuar viviendo de prestado, sobre todo porque el endeudamiento sólo ha servido para empobrecer a millones y enriquecer más al “1 por ciento”.
En esa forma, la 4T fue atrapada con los dedos en la puerta en una de sus principales banderas políticas, pero sus detractores se han cuidado de ofrecer más detalles en relación con la deuda contratada por el coronavirus porque, como bien se dice, “no hay borracho que trague lumbre ni loco que se derrumbe”.
¿Por qué no quieren decir que parte de los mil millones de dólares tienen que ver con otorgar liquidez a las instituciones bancarias, las cuales apalancaron -otorgaron préstamos- a perdidosos apostadores de la ruleta financiera?
Por un lado, esto significa un “rescate” de ciertos “inversionistas” por parte del gobierno, mismos que, conforme a las finanzas casineras que han caracterizado a las últimas cuatro décadas, al tiempo que exigen la “no intervención gubernamental”, claman el auxilio del “papá gobierno” que dicen despreciar cada vez que salen con la cola entre las patas.
Hay que recordar que el propio Fondo Monetario Internacional (FMI), en su informe de abril pasado, refirió que “en los mercados de crédito, los diferenciales se dispararon, especialmente en segmentos riesgosos como los bonos de alta rentabilidad, los préstamos apalancados y la deuda privada..” y que otros elementos, como los jaloneos de los países de la OPEP para estabilizar el mercado petrolero, se añadieron al “deterioro del apetito por el riesgo”.
Es decir, los “inversionistas” pidieron prestado a los bancos y perdieron, teniendo que recurrir a un nuevo “salvataje” que, dicho sea de paso, también va en contra del discurso de la 4T.
Eso es lo que se omite a la hora de las criticas y de los “análisis” por parte de los santaneros de la BOA, incluidos financieros y banqueros, así como opositores políticos, comentócratas y demás, los cuales por supuesto no van a investigar la identidad de los “rescatados”.
Al final y según las evidencias, en tiempos de la sufrida “nueva anormalidad” el nuevo compló es una escaramuza entre el Maligno y Belcebú: un asunto entre profesionales… y es contra los de siempre.