Recién determinó el presidente Andrés Manuel López Obrador que sí se van a llevar a cabo las festividades del 15 y 16 de septiembre, como cada año.
Son fechas que tienen gran importancia entre los mexicanos, tanto los que se encuentran en el país, como los que por alguna razón están lejos de su patria.
Sin duda es motivo de festejo, principalmente, porque son días que animan al sentimiento de pertenencia para cualquier mexicano. El 15 por la noche la emoción llega al punto máximo con el tradicional grito de Dolores, en el marco de la lucha por la independencia de México que inició el 16 en la madrugada de aquél 1810. José María Morelos y Pavón en su escrito Sentimientos de la Nación propuso solemnizar el 16 como el día que se levantó la voz.
Por lo anterior, las celebración expone el orgullo del pueblo por recordar a los héroes que nos dieron patria. No es para menos, la independencia enaltece a los personajes que debemos recordar con profundo respeto, admiración y agradecimiento, y con ellos, a los miles de soldados que derramaron su sangre para lograr la conquista independiente, eso llega indiscutiblemente al corazón, y el pecho se hincha de emoción con el grito del ¡Viva México!, como tradicionalmente se hace en cada lugar del planeta en donde se encuentra algún mexicano.
El presidente es el encargado de elevar la voz frente al pueblo, emulando el momento histórico, y enunciando uno a uno a algunos de los personajes que sacrificaron su vida, y muchos, su riqueza para conquistar la anhelada independencia de la corona española.
Sin embargo, este año no puede ser igual a los demás, porque nos encontramos en medio de una pandemia originada por el SARS-CoV-2 que ha paralizado al mundo con repercusiones en salud y económicas con un final aún reservado, pero sobre todo, ah convertido en campo santo a todo el territorio nacional.
Ahora mismo están en peligro miles de vidas de ciudadanos que se han contagiado y que se siguen contagiando del terrible virus que arroja en México a cerca de 50 mil muertos, mismos que han enlutado a igual número de hogares.
Las condiciones no son propicias para celebrar; al contrario, deberíamos estar de luto.
Es precisamente esa falta de respeto a los muertos y a sus familiares que hace ver como siniestro el concepto de celebrar, cuando no sólo por los muertos de la pandemia, sino por la inseguridad que con ella se ha llevado a una gran cantidad de personas de bien, y otros tantos que ni siquiera son localizados.
Además, existe un reclamo silencioso por parte de esa gente que sufre y que en muchas de las veces es interpretado por algunos medios de comunicación, que en cuanto lo hacen se convierten en enemigos del nuevo sistema, éste que no permite expresar alguna critica o reclamo, sin que se les aviente a las hordas de seguidores para acallar a esa prensa molesta.
Los familiares, los médicos y personal del sector salud que atienden la emergencia del Covid-19, ven en algunos medios de comunicación a sus representantes para llamar la atención del gobierno federal que se ha empeñado en hacer oídos sordos a sus justos reclamos, señalando a estos profesionales de la salud como defensores del neoliberalismo. Mientras que por otro lado, se inclina por lo más sencillo, acusa como responsables a los propios muertos o a sus familiares por una mala alimentación.
Aunque, la molestia social crece, no únicamente por el sentimiento de abandono e indiferencia que demuestra el gobierno federal que prefiere la fiesta del grito de independencia, y apreciar un desfile que lucirá desangelado, como aquella celebración del 20 de noviembre del año pasado que se realizó en exclusiva para la familia presidencial porque fue día laborable; sino porque parece que al presidente le tienta más la algarabía, que preocuparse por el pueblo.
En México se habla actualmente de 45 mil muertos por el Coronavirus, pero al ritmo que vamos no es atrevido pensar que pronto se llegará a los 50 mil, aunque parece que las cifras oficiales no corresponden a la realidad, y que son más de 100 mil los muertos ocasionados por el Covid-19 y que no fueron debidamente incluidos en el conteo oficial.
Pero, independientemente de esas cantidades, las que sí se aceptan, acusan una tendencia en ascenso de contagios y muertos importante, y no se sabe a ciencia cierta si para el día de los eventos se den las condiciones prudentes para no arriesgar de más a la gente, partiendo de la idea de que para entonces puede que vaya a la baja, sin embargo, el peligro siempre lo representará un eventual rebrote del que tanto se ha advertido y que han experimentado en otras partes del orbe.
Como muestra de la falta de estrategia se puede mencionar el evento Vive Latino 2020, que contra todo pronóstico se realizó a mediados de marzo cuando ya merodeaba la pandemia, aún así, no se prohibió el famoso evento, pero tampoco se puede saber, porque siempre faltó la aplicación de pruebas, cuantos fueron los contagiados.
Para nadie puede ser ya un secreto que el vocero encargado de la pandemia, el subsecretario Hugo López-Gatell, quien ha sido señalado por muchos, incluyendo gobernadores del partido Morena, de la sospecha que maneja cifras diferentes a las reportadas.
Finalmente parece ser que sobre la plancha del zócalo de la Ciudad de México se conmemorará sí o sí un aniversario más del grito de independencia, aunque esta vez no sólo estarán en el aire las almas de los héroes de 1810, también rondarán más de cien mil almas, víctimas del abandono y la indiferencia.
