Es una tristeza tener que referirnos a hechos tan lamentables para nuestra sociedad, como el linchamiento y casi homicidio de un delincuente que intentó asaltar en un transporte público. La golpiza fue de grandes magnitudes y la demostración de odio de los agresores, sin duda, significativa.
¿Por qué hablar de tristeza ante estos hechos?, no es por la defensa que hicieron los ciudadanos de sus derechos, en realidad, es el temor de que nuestra sociedad olvide las reglas de la legítima defensa y regrese a nuestra civilización la famosa ley del Talión, “ojo por ojo y diente por diente”
El hartazgo social de las agresiones, de ser despojados de sus bienes, de ser lastimados, vilipendiados o de perder la vida, es evidente y los ciudadanos cada día se preparan más para defender sus derechos y desafortunadamente a desquitarse de los delincuentes. La golpiza en la combi, el linchamiento de un presunto violador y otros hechos de violencia en nuestro país en contra de presuntos delincuentes nos dimensionan ese hartazgo social del que hablamos.
Sería injusto decir que esto es solo culpa de la autoridad policíaca, de quien persigue los delitos o de la misma ley. Los fenómenos sociales que nos aquejan se relacionan directamente con la delincuencia, recordemos que la disfuncionalidad en las familias y la sociedad, la falta de educación, la pobreza extrema y hasta la pandemia son parte de esas causas que hacen a los seres humanos delinquir y en estos casos, liberar ese enojo por ser despojados de sus bienes, lastimados, sobajados y hasta lesionados, respuesta ilegal pero lógica.
Desafortunadamente, también los delincuentes cada día son más violentos y en el momento de cometer sus fechorías no se limitan. Gran dolor e indignación causó el artero asesinato del Lic. Luis Miranda Cardoso, profesional del derecho y maestro de muchas generaciones, un hombre que dedicó muchos años de su vida a la administración de justicia como magistrado y presidente del Tribunal Superior de Justicia del Estado de México, Subprocurador General de Justicia de nuestro Estado y en la actualidad se desempeñaba como Notario Público, reconocido y estimado en el gremio de los abogados y en la sociedad en general.
Gran responsabilidad tiene la fiscalía del Estado para esclarecer este vil asesinato. Hasta el momento todo indica un asalto y refiriéndome a las líneas anteriores, ¿qué harían sus familiares o quiénes estuvieron cerca de él si se encontraran a sus agresores de frente y desarmados? La naturaleza humana es inigualable y, sobre todo, misteriosa, tratar de descifrar las reacciones ante estas afrentas no es tan fácil, pongámoslos en los zapatos de las víctimas y no hagamos escarnio de su sentir.
Por cierto: nuevamente la coordinación general antisecuestros de la Fiscalía de nuestro Estado pone la nota positiva y constantemente, realizan acciones en las que rescatan víctimas de secuestro y detienen grupos criminales, en el Estado de México, las estadísticas por este delito siguen a la baja y eso da gran tranquilidad a la ciudadanía.