En medio de una pandemia y pese a la incertidumbre y descontento de muchos, dio inicio el nuevo ciclo escolar 2020 – 2021 en modalidad a distancia. Por lo que el uso abundante de las tecnologías continuará a la alza y los riesgos como el ciberbullying y el grooming o ciberacoso estarán siendo otra de las problemáticas sociales en auge.
De acuerdo con la Encuesta sobre Disponibilidad y Uso de las Tecnologías de la Información en los Hogares (ENDUTIH) 2019, se estima que en México, la población de 12 años de edad en adelante es de 101.5 millones de personas. De las cuales, el 72.9% es usuaria de Internet, porcentaje a partir del cual se identifica a un 23.9% como víctimas de grooming según datos del Módulo sobre Ciberacoso (MOCIBA) 2019 y donde el nivel de escolaridad que presenta la mayor afectación es el de educación básica con el 37.4%. Por ello, es importante poner atención en nuestros menores que puedan estar siendo afectados.
De acuerdo con UNICEF, el grooming es un tipo de acoso sexual ejercido por un adulto sobre una niña, niño o adolescente mediante el uso de las tecnologías de información y comunicación.
A fin de saber si nuestros menores están siendo víctimas de grooming, es posible identificar una serie de fases que nos permiten detectarlo y en su caso prevenirlo: (i) Contacto o acercamiento, donde el agresor contacta al menor para conocer sus gustos, costumbres y rutinas, es posible que finja su edad para generar empatía y así los menores entreguen información; (ii) Generación de confianza y obtención del material, a través de extensas y continuas conversaciones, el agresor buscará generar confesiones íntimas y privadas haciendo uso de los gustos y preferencias de la víctima. De esta forma el agresor conseguirá el envío de material sexual; (iii) Chantaje y acoso, con el material entregado, los menores se vuelven objeto de chantaje, ya sea para la generación de mayor cantidad de material o peor aún, lograr un encuentro presencial. En caso de que el menor no acceda, el agresor amenaza con difundir las imágenes de mayor carga sexual obtenidas o enviarlas a los contactos personales de las víctimas.
Por lo que se refiere a los menores que posiblemente estén siendo víctimas de grooming, es importante prestar atención a su comportamiento. Si llegan a presentar tristeza, angustia, baja en el rendimiento escolar o necesidad de soledad; aparejado a conductas como el deseo de estar conectado hasta altas horas de la noche, insistencia al querer conectarse y ocultamiento de los dispositivos móviles, son señales que pueden ser consideradas como alertas y por lo tanto, es necesario dialogar con ellos para saber qué es lo que está ocurriendo.
Por ello, la forma más eficaz de prevención es generar confianza y comunicar a los menores sobre los riesgos que existen al compartir información personal en un espacio público como las redes sociales o Internet. En principio, no proporcionar información o imágenes sensibles, no utilizar datos personales cuando accedan a juegos en línea, configuración de la privacidad y seguridad de las cuentas, no hacer uso de la cámara web con desconocidos, Etc.
Ante un posible caso de grooming, se debe acudir ante las autoridades para presentar la denuncia correspondiente. Es muy importante, no borrar los datos con los que se cuente, por ejemplo: conversaciones, correos electrónicos, mensaje privados en redes sociales, fotografías, audios, vídeos, Etc. Así también, se recomienda limitar la capacidad de acción del agresor, dado que seguramente tiene acceso a las claves personales, por lo que se deben revisar los dispositivos del menor para evitar virús, cambiar las claves de acceso, reducir listas de contactos de redes sociales y configurar la privacidad de cada una de éstas.
Hoy más que nunca, la educación es un trabajo integral, cuídemos y protejamos a nuestros menores.
¿Has estado frente a un posible caso de grooming?
Construyamos #CuentasClaras
* Especialista en Prevención de Lavado de Dinero y Financiamiento al Terrorismo por la Comisión Nacional Bancaria y de Valores
