Este fin de semana, las imágenes de un cachorro de tigre de Bengala paseando en un centro comercial en una de las zonas más exclusivas de la Ciudad de México se hizo viral en redes sociales. Y pues como era de esperarse fue noticia nacional, lo cual no era para menos, pues cada cuándo ves a un animal éxotico con correa, vestido y paseando como si fuera un poodle.
Pese a si es legal o no tener un animal exótico (lo cual sí está permitido, siempre y cuando se garantice la seguridad de la sociedad civil y un trato digno y respetuoso hacia dichos ejemplares, además de una autorización expresa de la SEMARNAT), existe una triste realidad en México sobre la adquisición de este tipo de animales.
En nuestro país, el animal exótico con el mayor número de aseguramientos realizados por la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (PROFEPA) en los últimos diez años es justamente el tigre de Bengala, quien sumado a los leones y otros felinos ocupan la posición número uno en el contrabando animal. De hecho, se tienen estimaciones extraoficiales que señalan que en el Triángulo Dorado Chihuahua, Sinaloa y Durango habitan más tigres en cautiverio que en la India.
El negocio del tráfico ilegal de vida silvestre es la cuarta actividad ilícita más grande del mundo, después del negocio de las drogas, las armas y la trata de personas. Esto debido, a que en la actualidad existe una gran demanda de estas especies tanto en México como en el extranjero, ya sea como fuente de medicina alternativa o como símbolos de estatus, lo que provoca que las cifras por adquirir algún ejemplar exótico sean cuantiosas.
En México, animales como los tigres de Bengala, leones, guacamayas, loros, tucanes, el mono ardilla, entre otros, se han convertido en las mascotas favoritas de mujeres y hombres acaudalados, de políticos y por supuesto de narcotraficantes. De acuerdo con datos de la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (PROFEPA), entre 2008 y 2020 fueron asegurados 3,471 animales exóticos.
Al respecto, Marcos Czacki Halkin, coordinador de Derecho Financiero del Colegio de Abogados refiere que el tráfico de la vida silvestre y los flujos que representa, pueden generar ganancias que van de los 94,000 millones a los 150,000 millones de dólares al año a nivel mundial. Sin embargo, añade que “desafortunadamente la penalidad por el tráfico de fauna silvestre siempre será menor en comparación con otros delitos, a pesar de que el daño ambiental y a la humanidad sea mayor”. Por ello, esta actividad es un negocio ilícito atractivo debido a la gran disponibilidad de ganancias y la naturaleza de bajo riesgo del delito.
De acuerdo con el reporte sobre “Lavado de Dinero y el Tráfico Ilegal de la Vida Silvestre” publicado en junio de este año por el Grupo de Acción Financiera Internacional (GAFI), los sectores financiero, privado y gubernamental deben abordar y combatir los riesgos de lavado de dinero provenientes del tráfico ilegal de la vida silvestre.
Por lo tanto, uno de los mayores desafíos se centra en el actuar de las autoridades, reforzar las leyes en la materia con multas y sanciones más duras, contar con personal capacitado, brindar los recursos para llevar a cabo las investigaciones pertinentes y establecer una verdadera coordinación entre autoridades nacionales y extranjeras que contribuyan al rastreo y monitoreo de todas aquellas actividades y flujos de dinero sospechosas.
Legal o no, lo cierto es que como sociedad somos los primeros responsables, mientras siga existiendo el consumismo de estas especies, el tráfico ilegal de animales no terminará.
¿Tendrías un animal exótico como mascota?
Construyamos #CuentasClaras
* Especialista en Prevención de Lavado de Dinero y Financiamiento al Terrorismo por la Comisión Nacional Bancaria y de Valores
