Hoy hablaremos de una casona que data del siglo XIX; emblemática y con gran historia en nuestra Toluca, erguida en una de nuestras más importantes y bellas avenidas en Independencia esquina con González Arriata, colonia Reforma la “Casa Barbabosa López, Sánchez Colín y Sánchez Fabela”.
En lo particular no tengo datos precisos de cuánto tiempo tuvo la familia Barbabosa en su poder el inmueble en referencia, pero si sabemos que fue la primera familia que la habitó, contando con una extensión de casi 10 mil metros cuadrados de superficie; los Barbabosa fueron también dueños de las famosas haciendas de Atengo o Atenco y la de San Diego de los Padres.
Para el año de 1951 cuando el ingeniero Salvador Sánchez Colín resulta gobernador electo para el periodo 1951-1957, le compra el inmueble a la honorable familia Barbabosa, ya que el ingeniero Sánchez Colín se convertiría en breve en Gobernador del Estado entregándole la estafeta el estimado licenciado Alfredo del Mazo Vélez. (en esa época no existía la Casa Estado de México hasta que fue construida en el periodo del profesor Carlos Hank González como gobernador).
La remodelación del inmueble en su momento corrió a cargo de Manuel Barbabosa López, hijo de don Rafael Barbabosa propietario de la casa.
Entre las adecuaciones que la señora Trinidad Rodríguez de Sánchez Colín y el Ingeniero Sánchez Colín pidieron se le hicieran a la casa, fueron modernizarla de acuerdo a la arquitectura de los años 50`s y a las necesidades de una pareja gubernamental; y a pesar de los años transcurridos se respetó mucho de los detalles originales que aún siguen vigentes.
Un grato recuerdo de esta época de la casa me lo comenta mi gran amigo Alejandro Rodríguez Azueta sobrino del matrimonio Sánchez Rodríguez es que Alejandro fue bautizado en esta casa fungiendo como padrinos el famoso matrimonio.
Al concluir la administración del Ingeniero Sánchez Colín en el año de 1957, se la vende a la famosa familia de empresarios Sánchez Fabela, quienes vivieron como familia hasta el año de 1998, año en que fallece don Jesús Sánchez Sánchez, propietario de la agencia Ford Sánchez Automotriz, quien años atrás había contraído matrimonio con doña Luisa Fabela Gutiérrez; procreando a nueve hijos que son los siguientes:
José Luis (qepd) casado con Ana María Rivera Lebrija (padres de mis buenos amigos Ana Luisa, Silvia, Jesús y José Luis); Margarita (Margot qepd) casada con Guillermo Carrillo; Guillermo (qepd) casado con Ericka Warnke; Germán (qepd) casado con Musy Echeverri Hurtado (padres de mis buenos amigos German y Ernesto); Carlos casado con Cristina Gasca; Esperanza casada con Antonio Benedetto; Alicia casada con Ricardo Mondragón (qepd) padres de mis buenos amigos Malu, Paty y Ricardo); Roberto casado con Soledad Álvarez y María Eugenia casada con mi buen Vicente Guadarrama (Chente).
La decisión de mudarse a esta casa como lo mencione anteriormente con una superficie aproximada de 7 mil metros cuadrados (con terrenos anexos) fue debido a la salud de doña Luisa, pues desde temprana edad le diagnosticaron diabetes no obstante desde que llegó a vivir al inmueble en referencia, su actividad hasta el año de 2003 en que fallece, fue arreglar los jardines, lo que provocaba la curiosidad de las alumnas de la escuela Normal, hoy Benemérita Centenaria escuela Normal para Profesores.
Al fallecer don Jesús Sánchez y su señora esposa doña Luisa, sus hijos compartieron la casa y hoy en día la casa está dividida en dos, de la cual una parte se vendió hace años y la otra se rentó para poner en marcha un conocido restaurante, por lo que Guillermo hijo de don Jesús les mostró a los arrendatarios los planos de la casa y el requisito para rentarla era que se conservara tal y como estaba la arquitectura, incluso pisos y puertas siguen siendo de hace más de 80 años.
Por otro lado, a pesar de que don Jesús Sánchez y Sánchez nunca negó ni aceptó que hubiera un compadrazgo con Henry Ford, mucha gente de Toluca lo daba por un hecho, de acuerdo con don Guillermo Sánchez Fabela (qepd), en su momento comento que con quien realmente tuvieron relación fue con Adrián Rene Lajous Nelson, ingeniero y primer vicepresidente Ford Motor Co, en México; quien fue el contacto para la apertura de la franquicia en Toluca entre 1928 y 1930, pues la familia Sánchez ya estaba dentro del negocio automotriz con distintas marcas como la Maxwell, Hudson y otras más.
Don Guillermo dejo en claro que la amistad nunca fue con Henry Ford, a él lo conocieron muchos años después, sin embargo empleados de la empresa estaban convencidos de que existía desde un principio muy buena relación.
En relación a lo anterior como en ese entonces nadie compraba automóviles porque no había carreteras, inicio el servicio público, la primera ruta fue de la Estación del tren al Gran Hotel, fueron los primeros servicios que hubo, después llegaron al lavado de autos, venta de gasolina, aceite, llantas y todo tipo de accesorios necesarios para el remo automotriz, por esta razón el negocio creció una vez que introdujeron la franquicia, etapa prospera para el país, estado y nuestra Toluca, donde a los hermanos Sánchez (Jesús y Mariano) les fue bien porque aunada a la experiencia en el negocio automotriz, también les ayudo el supuesto compadrazgo con “ Henry Ford”.
Curiosamente la gente adinerada (hacendados) en esos años teniendo la capacidad para comprar sus autos al contado, prefería adquirirlos a pagos, claro que había una razón de fondo, “si el ingreso anual depende de la agricultura y es un mal año no habrá dinero” por esa razón decidían comprar a plazos.
Dato muy especial referente ha dicho inmueble; cuando el ingeniero Salvador Sánchez Colín decide comprar la casa, había libertad de uso de suelo, ni tanto papeleo en las oficinas de catastro, además de no existir el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).
De acuerdo con el comentario de Guillermo Sánchez Fabela, se involucró a la declaratoria del INAH, cuando el Poder Judicial de la Federación y la Cámara de la Industria de la Construcción, dos clientes potenciales para rentar la casa siendo esta última la que se mostró más interesada en que la fachada y el domo que da al pasillo principal del inmueble se conservaran para considerarse dentro del catálogo del INAH como patrimonio cultural, así como para la exención del impuesto predial.
Historia:
Toluca en 1847:
Al mediar el siglo XIX, Toluca era una ciudad de aproximadamente 10 mil habitantes. Había dejado atrás los días de aciagos del Centralismo, que la privaron temporalmente de su condición de capital del Estado de Mexico; pero estaba por vivir todavía la amarga experiencia de la invacion norteamericana.
Toluca, escribe el laureado historiador Gustavo G. Velázquez, fue la capital del estado desde el 24 de julio de 1830 hasta el 5 de octubre de 1833, en que se interrumpió el orden federal, para establecerse el Centralismo. Volvió a ser la capital del Estado de México la ciudad de Toluca desde el 22 de agosto de 1846 en que se restableció el Federalismo hasta el 7 de febrero de 1848. Por la entrada de los americanos en Toluca, cuando la invasión que nos quitó Texas, los Poderes del estado anduvieron a salto de mata y aun Olaguibel fue capturado por sus enemigos. Metepec fue capital del estado desde el 7 de febrero de 1848 hasta el 28 de abril de ese mismo año.
La ciudad conservaba en ese entonces la traza original que le dieron los frailes españoles del siglo XVI; hacia el norte, no iba más allá de la ribera del río Verdiguel, sobre las actuales calles de Lerdo y Bravo norte; por el poniente, limitaba en una calle que llevó el nombre de Pajaritos hoy Pedro Ascencio con una breve promulgación hacia la casa del diezmo recién demolida sobre avenida Morelos, al poniente del jardín de los Hombres Ilustres y el templo de La Merced que, junto con el viejo Campo Santo a la altura de Quintana Roo constituía barrio aparte; al poniente, los límites llegaban hasta la antigua calle de Las Flores, en cuya parte final, hacia el sur, existieron más tarde la Cárcel Central y el Instituto Literario, ambos sobre terrenos del llamado Beaterio. Las modestas construcciones que había fuera de este perímetro, pertenecían a los barrios.
Años tras, 1834, el notable periodista e historiador mexicano don Carlos María Bustamante había descrito nuestra ciudad en estos términos:
“Esta ciudad es una apéndice o suplemento de México. Sus calles son bien anchas largas y rectas de oriente a poniente. Tiene callejones, pero no demasiado estrechos. Sus casas por lo común son cómodas y regulares; algunas se han fabricado de moda y con adornos de lujo, consultando a la comodidad y al decoro……el piso de Toluca en la mayor parte y calles principales, es más que regular, tanto por sus empedrados como por sus anditos o banquetas de losa, fuertes y anchos.”
Otra viajera ilustre, la marquesa Calderón de la Barca, la vio por su parte, con estos ojos:
“Toluca, ciudad grande e importante, esta al pie de la montaña de San Miguel Tutucuitlapilco y es un lugar de apariencia antigua, tranquila, buena y respetable, casi tan triste y solitaria como Puebla. Las calles, la plaza y las iglesias, son limpias y hermosas.”
Inocente Peñaloza García.