El trabajo, visto desde su concepción en la cultura romana, fue definido como parte de un esfuerzo aportado por los trabajadores, quienes se sujetaban a un sistema de castigo ante la desobediencia, que en la antigua Roma era denominado como tripalium.
Pasado cierto tiempo, hubo movimientos que originaron que el trabajo perdiera esa concepción originaria, pasando a aventajar inicialmente a los trabajadores cuando los derechos sociales estaban en auge. Sin embargo, con el paso del tiempo y ante el interés de distintas empresas por reducir las cargas costo-beneficio que les imponían los trabajadores, decidieron buscar esquemas distintos para evitar su reconocimiento legal como patrones, evitar el pago de impuestos e incluso incurrir en defraudación fiscal.
El panorama bajo el cual muchas empresas cubren sus relaciones laborales como patrones frente a los trabajadores, implica una simulación en la relación laboral, para hacer a diversa empresa el patrón dentro de los contratos firmados por los trabajadores. Existen casos en que, aun cuando los patrones reconocen la relación laboral con sus trabajadores, los registran en la seguridad social con salarios menores a los que perciben, afectando prestaciones a que tienen derecho.
Bajo este escenario, se propuso recientemente una iniciativa de reforma en materia de subcontratación, que busca terminar con las malas prácticas de las empresas logrando que exista y sea verificable la relación laboral entre el trabajador y el patrón para la que presta sus servicios, evitando la triangulación que excluya las obligaciones de este último. Adicionalmente se plantea el pago de cuotas ante el IMSS e información verdadera que sea presentada ante el SAT.
Es decir, la Iniciativa de Reforma en realidad no debería ser materia de celebración, pues es un derecho laboral que nunca debió haberse visto afectado por la figura del outsourcing, ya bastante desventaja presenta el trabajador a nivel económico frente al patrón como para que todavía existan figuras como el outsourcing que permitan aventajar más al patrón y dejar en desventaja al trabajador.
No resulta sorprendente entonces ver noticias en las que se habla de que la generación que actualmente se encuentra activa a nivel laboral, es de hecho la que carece de más prestaciones, estabilidad, e incluso problemas para considerar una pensión que les permita vivir en tiempos en que ya no sean una generación laboralmente activa.
Desde luego, México no es el único país que sufre este tipo de afectaciones, ya otros países cuentan con una generación cuyos derechos laborales se encuentran perdidos en la práctica, es decir un Estado de Derecho fallido. Así, traigo a la presente columna una de las ideas de Zygmunt Bauman, que refiere que los individuos se encuentran sujetos a los caprichos de un mercado laboral que cada vez más promueven la división, razón por la cual a mi parecer la modernidad líquida no ha alcanzado su verificabilidad por el simple hecho de que aún, las estructuras son verticales y con ello se promueve la disgregación de unos respecto de otros.
En consecuencia, lo único que plantea esta Iniciativa de Reforma es en realidad un derecho que nunca debió ser afectado y este derecho es el derecho del trabajador a que se reconozca una relación laboral, a que se le paguen prestaciones conforme a la ley o superiores y a que no tenga que ser necesaria una Iniciativa de Reforma para reconocer derechos originarios de los trabajadores.
No estamos ante el escenario de que esta Iniciativa tenga que celebrarse, simplemente estamos volviendo al escenario bajo el cual los derechos laborales fueron concebidos para la protección del trabajador evitando la inseguridad laboral.
