“Pobre México, tan lejos de Dios y tan cerca de Estados Unidos”. Nemesio García Naranjo
Tras un cardiaco fin de semana en que el conteo de votos de Pensilvania confirmara la tendencia de que Biden será el próximo inquilino de la Casa Blanca, con un Senado dividido que, sin duda, le hará ver su suerte en algunas de las reformas que pretenda impulsar.
Evidentemente, el resultado de las elecciones del 3 de noviembre pasado tendrá implicaciones en las relaciones bilaterales México–Estados Unidos y en la forma de tratar los asuntos desde Palacio Nacional y con la agenda que se pretende impulsar.
Hay que recordar que los demócratas no están muy contentos por la visita que el presidente López Obrador le realizara a Trump, la cual ya analizamos en este espacio cuando hablamos de La Visita Electoral, cuando a diferencia del Primer Ministro Canadiense, AMLO sí se prestó al juego electoral pensando quizá que, como se ha venido haciendo costumbre desde hace varias décadas, el inquilino de la Casa Blanca repita periodo. Aparte de lo anterior, aun cuando ya había una tendencia marcada del resultado final de los comicios, todavía hubo un espaldarazo de parte del titular del ejecutivo hacia el candidato republicano.
El secretario de Relaciones Exteriores, en concordancia con el Presidente y refutando el exhorto del Congreso de la Unión, convino que habrá que esperar los resultados oficiales, los cuales se darán hacia mediados de diciembre.
Sin duda estos precedentes dejarán ver sus repercusiones a partir de enero 2021, pero más cuando, como muy seguramente, Biden decida regresar a la OMS y al Acuerdo de París y empiece a sentirse la presión de que México cumpla lo acordado en materia ambiental y que evidentemente contraviene con la política energética que pretende llevar la presente administración de ir en contra de las energías renovables.
Sin duda, la oposición se colgará de esta victoria democrata para impulsar su plataforma electoral hacia los comicios de 2021 cuando se renovará la Cámara de Diputados, sobre todo en los estados donde hay inversión en energías renovables y mayor participación sindical.
Por cierto: Felicitamos al Dr. Santiago Nieto Castillo por haber logrado que una organización como el Grupo de Expertos para el Control de Lavado de Activos volteara a ver y confiar en México y le otorgara la vicepresidencia de un organismo que combate a un delito tan dañino y de carácter supranacional.
Y para variar: Entre dimes y diretes entre la SCT y la ASF se esconden nada más y nada menos que 5,038 millones de pesos, que corresponden a 739 contratos a empresas privadas para dar mantenimiento a la red carretea del país, en el informe individual de la cuenta anual la ASF hace una observación demasiado alarmante: no se realizó un diagnóstico de la situación de infraestructura en el país, “lo que derivó en deficiencias en la planeación, programación y conducción de actividades”. A su vez la SCT responde muy al estilo del equipo presidencial otra cosa más alarmante aún “que el proceso de seguimiento de los recursos continúa, …por lo que las observaciones no son concluyentes”, ahí nomás.
