El día de hoy se publicó por la COFECE información relacionada con posibles prácticas monopólicas en supermercados que sin duda nos permite identificar varias cuestiones; actualmente no estamos viviendo un liberalismo económico, ni capitalismo sino solo una captación de recursos y acaparación en el mercado, lo que genera que ya no haya libertad de decisión ni soberanía alimentaria o decisión sobre el consumo, es decir ya no se trata de políticas públicas.
Lo anterior atiende a que COFECE busca a través de sus procedimientos revisar si existen agentes cuyas prácticas monopólicas sean absolutas o relativas, mismas que en este caso se ajustan al segundo supuesto. Las prácticas monopólicas relativas por tanto, van encaminadas a conductas unilaterales en que las actividades empresariales se concentran en un proceso de competitividad que restringen la libre comercialización.
Algunas empresas se ajustan en cuanto a precios de mercado con otras, para evitar incurrir en prácticas monopólicas que atenten contra los derechos de las personas. Sin embargo, esto solo es un velo comercial cuya intención es ajustarse a derecho aunque exista transgresión real, ya que dolosamente desplazan u obstaculizan el acceso al mercado de varios agentes económicos.
Es decir, el efecto que causan las prácticas monopólicas relativas que imponen grandes compañías frente a comercializadores minoristas o pequeños proveedores impacta en estos últimos a tal grado de que muchos de sus productos no se pueden vender y por ello la libre concurrencia no se da en todos los sectores; es decir los grandes proveedores imponen condiciones y precios a tal grado que la acaparación que causan comercialmente impide a la economía local su repunte o incluso su estabilidad a nivel sectorial.
Las prácticas monopólicas relativas a este nivel suponen que los agentes económicos con poder sustancial puedan desplazar del mercado a proveedores minoristas impactando no solo la concurrencia económica para éstos, sino la de los consumidores finales.
En este sentido el organismo debe buscar que no se establezcan ni continúen con ventajas a favor de uno solo de los agentes económicos, sino que se logre equidad comercial. Por tanto la COFECE tiene la tarea de llevar a un procedimiento a aquellos agentes económicos que resulten responsables sobre dicho desplazamiento.
La implicación pues de esta circunstancia es que como siempre la captación de recursos y acaparación de mercado quede en un solo sector impidiendo el acceso justo a alimentos que a nivel constitucional y legal debería concordar con una leal competencia económica pues impide el ejercicio del comercio que pequeños proveedores ofrecen a sus consumidores.
Así entonces, como bien refiere Maurice Godelier, el estructuralismo que ve su origen en el pensamiento de Marx, va más allá de las relaciones visibles, cuya estructura se determina por los factores económicos que impone la propia estructura económica que se da a sí misma su forma, origen y evolución.
Las bases económicas, de competencia leal y estructuralismo económico, lamentablemente se ven desplazadas cuando dentro de la balanza comercial y económica los agentes económicos con poder sustancial, desplazan a proveedores que no tienen acceso a recurrir sino por vía de COFECE y de forma empírica la situación en la que se encuentran.
El único conducto para la competencia en el mercado de abasto es la competencia leal conforme a la libre concurrencia y liberalismo económico que permita a todos los niveles acceder al derecho de comercio y de alimentos plenamente.