Desde el viejo Ogro Filantrópico hasta el actual Ogro Polémico

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Desde el viejo Ogro Filantrópico hasta el actual Ogro Polémico

Viernes, 27 Noviembre 2020 09:20 Escrito por 
Desde el viejo Ogro Filantrópico hasta el actual Ogro Polémico Desde el viejo Ogro Filantrópico hasta el actual Ogro Polémico

El pasado nos persigue, el presente nos amenaza, ¿cómo será el futuro?

De la Revolución Mexicana y su gradual institucionalización, representada práctica y simbólicamente por el Partido de la Revolución Institucional (PRI-Gobierno), surgió lo que en 1978 -en pleno auge petrolero- Octavio Paz denominó el Ogro Filantrópico, del cual defendía su ¨filantropía¨, aunque condenaba su falta de democracia.

Tras la gran dilapidación de los fondos públicos bajo Echeverría y López Portillo, y la consecuente gran crisis de 1982 México -imposibilitado de pagar su deuda externa- se declaró en quiebra. Con De la Madrid y Salinas ese ogro fue perdiendo lo filantrópico, recurrió al adelgazamiento gubernamental como máxima (Hacer más con Menos) y la renovación moral del gobierno como promesa (no cumplida).

Luego de arrebatarle el triunfo al neocardenismo de izquierda en la elección presidencial de 1988, con el respaldo soterrado del PAN a cambio de reconocer posteriormente al propio PAN la gubernatura de Baja California Norte en 1989, se profundizó el severo ajuste neoliberal. Éste se recargó en la clase media, redujo los impuestos a la clase de ingresos altos y pretendió amortiguar la pobreza concomitante con la remodelación de menguados programas de ayuda a los pobres bajo la fachada de una supuesta solidaridad.

Ya para 1989 el panista Carlos Castilla Peraza calificaba al gobierno priísta sin más de Ogro Antropófago, por recurrir crecientemente a cobrar más impuestos y reducir subsidios sobre todo entre la clase media y el abandono total de las clases bajas. Acumulación de males que propició una tremenda crisis política en 1994, por la insurrección neozapatista y el asesinato del candidato presidencial del PRI, Luis Donaldo Colosio, que atemorizó a los votantes que eligieron nuevamente al PRI para gobernarlos.

Sin embargo, el simulacro de estabilidad electoral no evitó que al nuevo gobierno, con Zedillo a la cabeza, le estallara la crisis cambiaria que llevó a una grave recesión en 1995. Es más, el sistema de gobierno se tornó en un régimen neoliberal cada vez más salvaje, pero no demócrata, de tal forma que el destacado periodista Jesús Delgado atinadamente lo calificó de Ogro Salvaje y Neoliberal, para más señas. (¿Recuerda al priísta Roque Villanueva que por esas fechas se inmortalizó con su notoria por obscena ¨Roqueseñal¨ cuando la mayoritaria fracción priista que él lideraba en la Cámara de Diputados aumentó el IVA (Impuesto al Valor Agregado) del 10 al 15%, además de cometer otras barbaridades fiscales?).

Fue tal la acumulación de agravios a la población que en las elecciones intermedias de 1997 irrumpió la democracia al surgir triunfal el PRD con Cárdenas a la cabeza, que ganó la elección de Jefe de Gobierno de la Ciudad de México. Y como reacción de la Derecha, surgió como respuesta al reto neocardenista el neopanismo empresarial, encabezado por el bárbaro -por inculto- Vicente Fox y sus pragmáticos amigos que -mediante la ¨fuerza de la seducción¨ mercadotécnica y mediática- rebasó al ala del panismo tradicional que dirigía Felipe Calderón, impuso su nominación a la candidatura presidencial del PAN y con la ayuda del voluble Partido Verde logró sacar al derrotado Ogro Priísta de Los Pinos en el año 2000.

Pero el bárbaro Ogro Seductor foxista, que tanto éxito mercadotécnico tuvo al asaltar Palacio en la práctica de gobierno falló y se contentó con remodelar Los Pinos con cabañitas y caras toallas nuevas, al tiempo que mantenía las viejas prácticas pseudofilantrópicas y antropófagas de sus antecesores. Fox exprimió a Pemex y de hecho agudizó la política económica salvaje que venía perfilándose desde los ochenta con el viraje hacia el neoliberalismo. Y, por añadidura, reanudó bárbaramente el endeudamiento público interno (que como la mayor parte de la Banca ya estaba en manos extranjeras, hacía redundante recurrir a deuda externa). A pesar de ello, su sexenio obtuvo un mediocre crecimiento económico.

Poco seductor mediáticamente, pero al fin y al cabo, ¨haiga sido como haga sido¨, por la ¨seducción de la fuerza¨ y la propaganda negra armada por le nefasto consultor español Antonio Sola contra los candidatos tabasqueños (¨AMLO, el peligro para México¨.- ¨¿Tú le crees a Roberto Madrazo? Yo tampoco"), se impuso Felipe Calderón en 2006 al enfrentarse electoralmente contra la izquierda perredista comandada por López Obrador. Calderón tomó la Presidencia, con la anuencia del desalojado PRI. Siguió por el camino neoliberal, pero añadió al supuesto combate policíaco el militarismo al ordenar el combate de las Fuerzas Armadas en forma selectiva contra algunos narcotraficantes (y por omisión favoreciendo otros), sin mejores resultados. Continuó el endeudamiento público interno y por sí fuera poco le agregó nuevamente deuda externa pública al país en cantidades considerables. Pese a lo cual no logró un fuerte crecimiento económico. Algunos lo recuerdan como un nuevo Ogro Bárbaro, por el uso abierto de la fuerza bruta durante su gobierno (Díaz Ordaz será el arquetipo del Ogro Bárbaro Priísta desde la matanza de Tlatelolco en 1968).

Ante esta decepción de la alternancia y luego de la docena ¨bárbara¨ panista, resurgió con el PRI un nuevo Ogro ¨Simulador ¨, con ayuda de Televisa (libro de Jenaro Villamil, ¨Peña Nieto, El Gran Montaje¨, Editorial Grijalbo, 2012). Encabezado por un joven político, con experiencia como gobernador de uno de los estados más importantes económicamente del país, logró conjugar los viejos y oscuros mecanismos electorales del Partido con la nueva mercadotecnia electoral que introdujo Fox en la política mexicana y refinó Calderón con asesores extranjeros, y utilizando los magistrales montajes de Televisa en el manejo mediático, amén de innovaciones financieras tecnológicas de medios de pago que remataron la ventaja electoral para el regreso del PRI a la presidencia.

Sin embargo, no fue suficiente para obtener el ¨carro completo¨ de antaño y para implementar las mal llamadas Reformas (más bien eran contra Reformas), se acordó un Pacto por México entre el PRI, el PAN y el PRD (el Verde se sumó a la cargada después), que junto con las reformas produjo fisuras que se agravarían durante el sexenio en los tres partidos e incluso hicieron surgir un nuevo Partido en 2014: MORENA, Movimiento de Regeneración Nacional.

El ¨nuevo¨ PRI mantuvo y profundizó la política económica neoliberal, con varias reformas legislativas apoyadas por pactos a diestra (PAN) y siniestra (PRD); sostuvo la militarización selectiva de la guerra contra los narcotraficantes y aumentó enormemente el endeudamiento público interno y externo, pese a lo cual obtuvo, como sus antecesores, un mediocre crecimiento económico.

Por sabido se calla que la corrupción gubernamental ha sido la constante en todas las Administraciones y sus cadenas de transmisión del y al sector privado, una nefasta herencia acumulada que pesa más cada sexenio. La historia política ha sido nada más que lo mismo, sin corregir y aumentado por el renovado Ogro priísta que fue prontamente desalojado, esta vez por un movimiento de regeneración nacional convertido en partido.

Morena hereda esta historia de errores y omisiones, con ciertos logros y grandes desafíos. A fines de 2020, la ominosa carga de la pandemia continúa desgastando la capacidad del viejo y desgastado ogro filantrópico que busca renovarse con nuevos esquemas de ayuda para los pobres y desechar la acusación de ogro que hereda de la larga tradición de malos gobernantes mexicanos.

Una vez más el Plan Nacional de Desarrollo ha quedado en el papel, como tantos simulacros anteriores, desde que en plena crisis de la economía mexicana se publicó y se incluyó en la Constitución la Ley de Planeación en enero de 1983. Esta nueva legislación abrogó la Ley Sobre Planeación General de la República de 1930, que pretendía responder a la Gran Depresión que irradiaba desde Estados Unidos. De esta paradójica manera el Ejecutivo Federal se constituyó constitucionalmente como ¨Rector¨ de la economía del país, precisamente cuando en la práctica empezó a favorecer cada vez más al sector privado. Se debilitó el Ogro Filantrópico y apareció un simulacro que terminó siendo un Ogro Programático. Lo programático cedió ante la adversa realidad y fue sustituido por un Ogro Pragmático guiado por el neoliberalismo á la mexicana, mejor descrito como ¨capitalismo de cuates¨, que daba continuidad al ¨capitalismo de compadres revolucionarios¨ que rigió desde Obregón hasta López Portillo y continuó durante la etapa neoliberal del priísmo y aun del panismo, y agravado por la más reciente captura del PRI el sexenio pasado, tan cuestionado en la actualidad.

El nuevo gobierno a cargo de López Obrador hereda los acumulados errores y las omisiones de los gobiernos de la Revolución Mexicana, pero también algunas instituciones que medio funcionan todavía y avances que se lograron en el siglo pasado. Además, recoge las consecuencias del fracaso ¨neoliberal¨ , así como los logros que en materia de comercio exterior, control de la inflación y estabilidad de la paridad cambiaria ha logrado. Al renovar el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá, reafirma el cambio estructural -para bien y para mal- que se dió con el anterior Tratado de Libre Comercio con esos países en 1994.

A su ominosa carga el gobierno actual agrega en el presente la pandemia que ha acentuado las características de un régimen en transformación, que además de compartir ciertos rasgos de algunos de los anteriores arquetipos (Filantrópico, Programático, Pragmático, Salvaje Neoliberal, Seductor, Bárbaro y Simulador) se destaca por estar encabezado por un personaje que la mitad de la población califica desde hace tiempo de ser tan peligroso como un ogro y para la otra mitad es un eficaz polemista.

Desde el inicio del sexenio la conversación democrática se ha enriquecido con la diaria polémica de la conferencia de prensa presidencial (buena parte son informes gubernamentales con ¨muchos otros datos¨, que buscan rebatir disensiones, a veces acompañadas de descalificaciones a personajes o instituciones de la sociedad). Con todos sus bemoles la ¨mañanera¨ y las intervenciones del Ejecutivo Federal -del Presidente o miembros de su Gabinete- han dado lugar a la controversia ideológica y la contienda, si no entre participantes -difícil por el formato mismo-, sí a tocar temas que se retoman y continúan vigorosamente en las preguntas y análisis en las mesas de los medios de comunicación, las redes sociales o familiares y de amistades o grupos de oposición.

En este contexto el presente año de 2020 se ha caracterizado por la necesidad y responsabilidad de enfrentar la emergencia de la pandemia con medidas extraordinarias. Algunas de estas acciones han encontrado resistencia en ciertos grupos o clases de la sociedad mexicana. Lo que ha atizado las polémicas, incluso con enfrentamientos, más de palabra que de obra, pero al final, a discusiones más frecuentes sobre la vida pública.

Lo cual, viniendo de una dictadura casi perfecta que duró cerca de un siglo, debería ser digno de encomio más que de miedo o reprobación.

En fin, ¿se vale polemizar? ¿Disminuirá la polémica cuando se reduzca la pandemia? ¿Usted qué opina?

Noviembre 2020

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Javier Ortiz de Montellano

Articulista invitado