Historias de Familia:
Hoy hablaremos de un negocio referente en nuestra Toluca, donde por su importancia, estabilidad y trayectoria forma parte ya de la identidad y merece ser recordado para que las nuevas generaciones tengan conocimiento de ello, tal es el caso de la famosa "Mueblería Imperial":
La Mueblería Imperial, que hasta el momento sigue en funcionamiento, consolidada y ha formado parte de la historia de nuestra ciudad por su trascendencia e importancia en la adquisición de muebles para los toluqueños, no podría haber existido sin la gran astucia y creatividad para hacer negocios de don Ernesto Monroy Cárdenas (hermano también del gran empresario don Eduardo Monroy Cárdenas QEPD) quien nace el 28 de Febrero de 1911, en la Hacienda de Ticti, Atlacomulco, Estado de México, mostrando a muy temprana edad el gusto y la audacia de los negocios, pues para el año de 1924 cuando tenía 13 años emigra a la ciudad de Toluca a buscarse por sí mismo un medio de vida y conocer un mundo diferente.
Fue en ese entonces cuando conoce a don Juan Beltrán Sánchez con quien ingresa a trabajar en la empresa “Toluca Comercial” ubicada en las calles de Independencia justo donde ahora se encuentra el pasaje “Lycesa”.
La trayectoria de don Ernesto en “Toluca Comercial” fue ágil y vertiginosa, en poco tiempo y sin haber hecho estudios de contabilidad, era ya el gerente de la empresa, llevando los libros contables.
Hacia el año de 1942 con tan solo 31 años de edad, funda como socio minoritario con el señor Juan Beltrán la empresa Compañía Importadora de Maquinas Modernas (CIMMSA) empresa que hasta la fecha perdura en su domicilio original, en Portal Madero de esta ciudad.
Fue tanto su éxito como empresario que para el año de 1944 y por su propia cuenta funda la tan reconocida empresa “Mueblería Imperial” con su hermano menor Alfredo, ubicándose en las calles de Hidalgo poniente número 32 justo en el edifico que hoy ocupa la famosa librería Ibáñez.
La decisión de elegir fundar una mueblería fue una cuestión de casualidad, porque el señor Ernesto tuvo necesidad de adquirir algunos muebles de la Ciudad de México ya que conoció a un grupo de personas que tenían talleres de carpintería de muebles finos los cuáles le ofrecieron un lote de estos, es así como nace la idea de poner dicho negocio.
El nombre de “Imperial” fue el resultado de la búsqueda de un simbolismo tanto en el nombre que fuera líder como en la corona que representa su imagen, de ese nombre se derivaron otros negocios como “Gas Imperial” y “Comercial Imperial”, donde muy precipitadamente el nombre de la empresa se convirtió en el emblemático para todas las empresas que en su tiempo fundó.
Por otro lado, y para el año de 1946, y por el acercamiento en el ramo de los muebles, se transfiere el domicilio social de la misma al número 216 de la calle de Portal Madero en una casa muy grande que arrendó al señor Santos López, domicilio que hasta la fecha aloja al Edificio Monroy.
No obstante, y debido a las nuevas exigencias que demandaba la sociedad en el año de 1957 la mueblería se transforma en sociedad anónima, convirtiéndose en una casa de descuento, concepto y sistema que revolucionó el comercio toluqueño que incluso se anticipó a los grandes comercios de la Ciudad de México, como Viana, Comercial Mueblera y General de Gas.
Fue tanta la participación de los toluqueños en la adquisición de los bienes de la mueblería que pronto se amplió la distribución, en el año de 1967 se abrieron sucursales en las poblaciones de Atlacomulco, Valle de Bravo, Colorines, Villa Guerrero, Santiago Tianguistenco e Ixtlahuaca, todos en el Estado de México, llegando también a trascender en el estado de Veracruz.
Don Ernesto Monroy fue pieza clave en la evolución de esta empresa, sin embargo, todo tiene un fin y fallece en su domicilio particular en la ciudad de Toluca a la edad de 74 años el 18 de abril de 1985.
En el año de 1984 se inicia en el predio del Portal Madero número 216 la construcción del edificio que habría de inaugurarse en 1987 y que precisamente es dedicado a la memoria y lucha del fundador de tan reconocida empresa, Don Ernesto Monroy Cárdenas.
Lo mejor de todo es que no solo es reconocido por la fundación de esta empresa mueblera, sino que también se le atribuyen diversas participaciones en el ámbito social y político, pues fue socio fundador y presidente por dos ocasiones del Club Rotario de Toluca, en cuyos periodos se fundó la clínica de auxilio al “Niño lisiado” y logro la aportación de dos ambulancias para la institución de la Cruz Roja, tiempo después también fue presidente de esta institución.
También se le atribuye la fundación y presidencia del Consejo Consultivo del Banco de Londres y México, que posteriormente había de transformarse en Banca Serfin.
Para el año de 1955, se convierte en presidente municipal de Toluca por ministerio de ley y en dicho periodo se inauguró el parque municipal, el monumento a los Niños Héroes, así mismo cabe mencionar que sus familiares comentan que nunca cobró su sueldo de presidente municipal y que sus cheques de pago salarial los endosaba y los reintegraba a la tesorería municipal.
Sus familiares lo recuerdan como un gran hombre que poseía un gran carisma humano, además de tener una capacidad creativa como empresario, así como la fuerza y la extraordinaria energía para aceptar tantos retos en tantos campos de tan diversa naturaleza.
A pesar de que solo logró sus estudios hasta el grado de primaria, formo muchas empresas en la ciudad de Toluca que marcaron pauta dentro del comercio y de la industria toluqueña; fundó “Gas Imperial”, “Cinematográfica Toluca” que era el cine Florida, también tuvo participación en agencias de viajes que se llamaban “Viajes Internacionales Bedolla”, además de que fue pionero en la distribución de la señal televisiva por cable con el canal 7 que después derivó en el canal 10 y finalmente lo adoptó al que hoy es canal mexiquense.
Las personas que lo conocieron lo recuerdan como un hombre emprendedor, por su gran participación en la fundación de empresas de molinos de trigo que posteriormente derivó la otra empresa que se llamó “El Molino Pirineo”; sin olvidar que además se caracterizó por la extraordinaria y profunda afición que como toluqueño tenía el Deportivo Toluca.
También comentan sus parientes que por el año de 1959, cuando el deportivo se encontraba en crisis y ya estaba en primera división, con el fallecimiento de otro gran empresario don Luis Gutiérrez Dosal, pues prácticamente se quedó a la deriva, hubo un grupo de empresarios toluqueños que cubrieron la emergencia del momento, dentro de este grupo se encontraba don Ernesto quien apoyó con su aportación económica, además de que también figuró dentro de la mesa directiva hasta el momento en que adquirió el equipo el señor Nemesio Diez Riega, quien le dio la solidez necesaria.
La mueblería estuvo un tiempo en manos de su hijo Jorge Monroy Medina QEPD. quien incursionó en el mundo de los muebles en el año de 1969 cuando terminó su carrera de administración de empresas. Su padre decide invitarlo a colaborar con él en virtud de que para ese entonces la empresa se encontraba en una situación crítica, ya que estaba a punto de desaparecer por lo que consideró era importante que alguno de sus hijos interviniera directamente.
Fue tanta la destreza de su hijo Jorge que a principios de 1975 su padre decide ya no intervenir en los negocios de la mueblería cuando se percata de que ya tiene todos los elementos y responsabilidades para mantenerse al mando no sin estar continuamente dando consejos para su crecimiento.
Actualmente, solo hay dos centros de distribución, esto se debe a que quienes dominan el mercado son grandes franquicias y empresas, contra lo que es difícil competir.
Sin embargo, Jorge Monroy, trató en su momento de mantener latente tanto la existencia como la imagen de la “Mueblería Imperial” y darle un nuevo enfoque con una nueva perspectiva, no dejando de visualizar presencias que todavía pueden revitalizar los negocios y dependerá de las expectativas de la comercialización.
En referencia a lo anterior, lo más importante, es quienes han trabajado en esta empresa han podido vivir de ella, siendo testigos fidedignos de su crecimiento, pues el éxito se mide en cuánto han podido derramar en beneficio de las familias que la integran.
La familia Monroy asegura que ya se está preparando a la tercera generación, esperando que sus hijos, que ya tienen carreras universitarias, con preparaciones en este ámbito, tomen algún día las riendas de lo trabajado por dos generaciones anteriores.
Historias de Toluca:
La instrucción pública durante un decenio de paz relativa;
El triunfo de los republicanos liberales sobre Maximiliano y los franceses que lo apoyaban, se reinstauraron los poderes federales en la capital de México y se obtuvo, al fin, un respiro de paz.
Hacia 1867 se inició la formación del sistema educativo nacional. Las reformas a la instrucción pública, como la obligatoriedad de la enseñanza primaria a los menores, pronto fueron aplicadas al Estado de México. Se ordenó la inmediata apertura de las escuelas, cerradas con motivo de la intervención extranjera, y se incorporaron los lineamientos del positivismo a la educación impartida en el Instituto Literario de Toluca.
Se incluye aquí una descripción del temperamento y vida del toluqueño de aquel entonces:
Carácter y Temperamento del toluqueño;
El carácter de los habitantes de la ciudad es y ha sido altamente pacífico. La primera prueba que aducimos para corroborar nuestro aserto es la de que en los anales históricos no hemos encontrado un pronunciamiento que realmente haya tenido su origen en la población, y si los hubo, fue únicamente secundado, en vista de las circunstancias anormales de luctuosas épocas, los promovidos en otras localidades.
Los pequeños motines populares que nosotros hemos presenciado y los que por tradición sabemos, felizmente no forman una triste página en la historia de la ciudad.
Además, en los tiempos de revueltas políticas, que bien quisiéramos olvidar, varias veces quedó la ciudad acéfala de autoridades por dos o más días, y, sin embargo, ¡el pillaje no vino a darnos horas de luto……!
Las costumbres de los habitantes de la ciudad en general son sencillas. Su manera de vestir y alimentarse es modesta. Lo primero depende en gran parte de la ocupación esencialmente agrícola de un regular número de ellos, del no menos considerable de la clase pobre, y algo, a nuestro pesar, como en todas partes, del retrógrado carácter de otros.
La ilustración, comparada con la de años atrás, y en presencia de lo que se ha publicado relativo a ella, es bien satisfactoria, lo que prueba que se ha avanzado en esta materia.
El número de suscriptores a varias publicaciones nacionales y extranjeras es bastante regular.
Las escuelas públicas y particulares no escasean, y el número de sus cursantes es crecido.
El Instituto Literario, plantel de educación secundaria, da rápidos avances en su general progreso.
El establecimiento de las sociedades de artesanos, de auxilios mutuos, de beneficencia, científica y Literaria del Instituto de Geografía y Estadística, el hospicio de pobres, el Colegio de niñas, la Academia nocturna de Artesanos, el crecido número de abogados, médicos, farmacéuticos, etc.; las mejoras materiales que día a día se emprenden y embellecen la ciudad; la vía urbana, y por último la tolerancia en materia de creencias religiosas y políticas, son irreprochables pruebas de que la ilustración, sino está en su amplio desarrollo, al menos hay palpables indicios de un regular satisfactorio adelanto, muy en consonancia con una población muy corta.
La educación, finas maneras y demás cualidades de un pueblo culto, si no son las de los grandes centros de población, mucho se ha avanzado en esa materia, y no nos parecen malas, impugnando, a propósito, el ligero juicio que sobre el particular se hace a veces, y consiste en fallar absolutamente, porque en uno o varios individuos o familias, no se han hallado las cualidades a que aludimos.
La vida colectiva de las poblaciones se compone de caracteres y educaciones heterogéneos, y por lo mismo, para fallar con probabilidad y buen criterio sobre el asunto, debemos fijarnos no en que el todo sea bueno, porque esto sería imposible, pero sí en la mayoría o minoría relativa. Si en esta existe el defecto, razón hay que calificar la mayoría o generalidad de regular o buena como concienzudamente ya lo hicimos.
Pocos son los vagos y mendigos que existen en la ciudad; los casos de robo son bien pocos…
Respecto de creencias vulgares o ridículas, tales como espantos y otras supercherías, probablemente tienden a extinguirse, pues palpamos con regocijo, que aún en la clase falta de cultura, caben ya poco esas fantásticas ideas que hicieron a los pueblos pusilánimes y supersticiosos.
La instrucción que rápidamente se propaga, apagará la última tea que alumbra esa fantasmagoría de antaño.
Inherente en esto a los avances de la ilustración, y nos complace consignarlo.
Para terminar la parte descriptiva de la ciudad, restamos solo hacer unas convenientes manifestaciones que servirán de mucho para atraer más población.
La vida en Toluca es bastante económica. El arrendamiento de las casas, sin embargo, de que algo ha subido, presta todavía grandes ventajas. El salario de los sirvientes es muy económico. El comestible en lo general es muy barato. Las exigencias sociales muy limitadas.
Respecto a la temperatura es muy frío, como ya lo comentamos, pero en cambio se goza de una atmosfera bien pura, por la falta de aglomeraciones de gente, por las pocas combustiones que se producen, por la escasez de fábricas nocivas, por la producción de ciertos gases, y en general por los ningunos lugares que produzcan temibles miasmas (mal olor desprendido de las materias corrompidas que se creía era causa de enfermedades); todo lo cual hace que la localidad sea regularmente sana.
La ciudad es susceptible de extenderse, por su ventajosa condición topográfica, hacia el este y sur.
La construcción de fábricas podrá hacerse con menos capital que el que se emplee en algunas otras localidades. El material de madera, ladrillo, piedra, tejamanil, cal, etc., es notablemente cómodo. El precio de la mano de obra, en los diversos trabajos es también módico
En la ciudad existen artesanos muy aptos, capaces de desempeñar obras de buen gusto y arte.
Los palacios de gobierno estatal, municipal, algunos edificios particulares, el monumento que guarda el cadáver del general Mirafuentes y lo que se ha edificado de la catedral, son una palmaria (evidente) prueba de lo dicho, y más respetable aun, el que expresó el sabio Rodríguez Arangoity, diciendo que en Toluca había artesanos muy aptos.