El Presidente Municipal de Villa Victoria, Mario Santana Carbajal, al rendir su segundo informe de labores del gobierno municipal, contó con la presencia del gobernador Alfredo del Mazo Maza.
La asistencia del mandatario estatal a ese municipio no es coincidencia, Mario Santana se ha destacado por su labor al frente de la administración municipal desde que rescató a Villa Victoria de un grupo de líderes que habían hecho del lugar su dominio privado.
El destacado político que ha repetido en el cargo, también fue diputado local, y Presidente del Tribunal Estatal de Conciliación y Arbitraje, a logrado ganar reconocimiento de propios y extraños, a tal grado que ha sido nombrado por algunos como el posible sucesor en la conducción del PRI estatal.
Sin embargo su partido, el Revolucionario Institucional, le tiene muy probablemente la encomienda de ganar para el tricolor el distrito 9 de San Felipe del Progreso de la diputación federal, que comprende además los municipios de Villa de Allende, San José del Rincón y Villa Victoria.
No se ve difícil que Santana pueda conquistar el distrito federal mencionado; habrá que ver contra quien se tendrá que medir, nadie puede garantizar una victoria en los tiempos que corren.
Las condiciones a las que tendrán que enfrentarse todos los candidatos son de pronóstico reservado, sea cual sea; en muchas partes del territorio estatal existe gran inconformidad por el abandono del que muchos consideran han sido objeto por parte de las autoridades.
El reto para candidatos y partidos políticos no es menor; la sociedad está cansada de un encierro que parece interminable, y de que no percibe que se haga mucho por ayudarlos.
Mario Santana es un político muy cercano a su comunidad; los cambios que ha emprendido han sido notorios, y por eso no es raro que se presuma su posible proyección para la Cámara Baja.
Es precisamente en el Congreso, en donde está el verdadero reto, los cambios que pueden surgir para las elecciones del próximo año dejarán ver qué es lo que deciden los ciudadanos a través de su voto.
UN SEGUNDO AÑO DE DISCURSOS
El presidente Andrés López Obrador llega a su segundo año de gobierno presumiendo sin cesar lo que nadie más ve.
Lo que si es evidente con las propias cifras oficiales, es el hecho de que la pandemia que provoca el Coronavirus arroja una cantidad de muertos y contagios que no se esperaban ni siquiera en el peor de los escenarios. En palabras del propio encargado Hugo López-Gatell al referirse a un escenario catastrófico, hablaba de 60 mil muertos.
Pues su “escenario” ha sido más que rebasado. Pero para el científico siempre elogiado por el mandatario, todos tienen la culpa, los ciudadanos, las golosinas, la mala alimentación, Cortés, los aztecas, los mayas, menos las autoridades mexicanas.
Por cierto, el archienemigo de la Cuarta Transformación y quien a juicio del presidente es el responsable de todo lo que sucede actualmente, Felipe Calderón, debe estar más que satisfecho por haber hecho a un lado al súper científico López-Gatell de la atención de la Influenza; sería la fecha que probablemente se estaría hablando de otro resultado en aquél tiempo.
Además, hay que sumar a los primeros dos años del gobierno lopezobradorista el decrecimiento económico, el desempleo, la cantidad de muertos víctimas de la delincuencia organizada, los desaparecidos, los feminicidios, la fuga de capitales, las intervenciones internacionales del mandatario, Rocío Nahle, Bartlett, Pío, el ejército, la destrucción de instituciones, cancelación de importantes proyectos, la deuda, huachicol, y una cantidad impresionante de desatinos.
Pero lo que sí hay y siempre habrá según lo ha dejado ver el presidente, son sus apariciones mañaneras, pomposamente llamadas conferencias, que se reducen a una insultante campaña permanente de quien hace del discurso su único logro.
En diferentes ocasiones López Obrador ha presumido que se levanta muy temprano a “trabajar”, condición que deja muchas dudas. ¿Cuál es la idea que tiene de trabajo? Porque para el trabajo por el que fue contratado por 30 millones de mexicanos los resultados hablan por sí solos.
La pandemia se ha devorado los discursos de mandatarios que han minimizado su impacto. Es un grave error que tarde o temprano pagará facturas.
La única esperanza es la llegada de la vacuna, porque en esta época y con una población indiferente a los estragos que se manifiestan todos los días, se tendrán que tomar medidas más drásticas, y un encierro más sería trágico.