Gobernar desde la imposición es la marca de este gobierno.
O se está con la transformación o se está en contra de la transformación, son las palabras del presidente Andrés López Obrador; esto confirma que vive en una realidad binaria, no permite, en su entender, la posibilidad de que se manifiesten diversas formas de pensar.
¿De qué sirve entonces que presuma ser uno de los mandatarios que más a caminado por todo el territorio nacional? Porque no ha sido para aprender de las diferentes culturas y costumbres; únicamente cuando conviene para enaltecer su imagen. Pues atesora la idea de llevar programas sociales para un pueblo necesitado. No para que pueda progresar y apoyarse con ellos, sino que son; únicamente el medio para mantenerlos cautivos.
Pero así ha sucedido con los diferentes gobiernos de todos los colores, administran la pobreza por la cantidad de votos que ésta les representa y porque a cambio de los cuales, el gasto es mínimo.
El presidente va de paseo y de activista rodeado de guaruras y del ejército, porque bien sabe que en ningún lugar se puede estar completamente seguro. Por eso, las camionetas blindadas que antes criticaba ocupaban sus antecesores, hoy le sirven para protegerse.
Sabe López que existe una gran cantidad de mexicanos que reprueban a su gobierno; por lo que hace, por lo que ha dejado de hacer y, principalmente porque no ha cumplido con su rosario de promesas de campaña que animaban su discurso por todas partes, incluyendo en los Estados Unidos.
Fueron tantas las promesas, que sería muy complicado abordar todas ellas en un reducido espacio. Pero lo que más preocupa a la sociedad, son los problemas más sensibles que la aquejan, entre ellos: la pandemia, la inseguridad, la crisis económica, el desempleo y la libertad de expresión.
¿Por qué es importante la libertad de expresión?
Ningún gobierno puede presumir que ha logrado cumplir con todos sus compromisos, y por ende; satisfacer las necesidades de los diferentes sectores que componen a la sociedad. Es por ello que en democracia las voces que critican, señalan y reprueban las actividades erróneas del gobierno, son tan necesarias como la propia actividad gubernamental.
Por eso se defiende a la libertad consagrada en la Constitución.
Pero el inquilino de Palacio Nacional se resiste a respetar esa libertad ganada a base de sufrimiento y muerte. En abril del 2019 aseguró que la prensa se regula con la prensa.
Aunque después aclaró que lo que dijo no fue amenaza, tras recibir una gran cantidad de críticas; para el tabasqueño, sus palabras fueron malinterpretadas, pero soltó, no por todos, por algunos. Siempre con el talante de separar a unos de otros. Y quiso aclarar; “dije que iba a ejercer mi derecho de réplica y se tomó como una represalia”. ¿En verdad, se entiende mal lo que dice?
No es ninguna novedad que al presidente no le gusta la crítica, de hecho, creo que a ningún servidor púbico le gusta, porque arremete en contra del medio informativo y del periodista, a quienes se encarga de linchar mediáticamente desde el púlpito presidencial, pero va más allá; arenga a sus incondicionales para que se lancen en contra de ellos, a los que llama adversarios.
Como consecuencia del llamado presidencial se desatan una impresionante cantidad de aparentes defensores de la 4t, muchos de ellos identificados como granjas de bots, que se lanzan inmisericorde en contra de quien se atrevió a criticar al gobierno lopezobradorista.
A todos esos “defensores” de la 4t y sobre todo, del presidente, les merece el: “creo que ustedes no solo son buenos periodistas, son prudentes. Porque aquí les están viendo y si ustedes se pasan, pues ya saben, ¿no? Lo que sucede, ¿no?. ¿No es acaso esto una amenaza?
Ahora bien, su vocero Jesús Ramírez, se ha encargado de colocar estratégicamente a supuestos periodistas apostados en las mañaneras, quienes tienen la responsabilidad de ponerle el balón a López nadamos para que la empuje a gol.
Es por eso que existen los Lord Molécula, que, en verdad no importa si escriben o no algún articulo, o algo que tenga que ver con la profesión, y que su presencia es representativa, están ahí con un fin. Hacer las preguntas que le interesa “responder” al presidente.
Pero esta semana fue el asunto más allá, en voz del tristemente célebre Marco Antonio Olvera se lanzó una amenaza velada en contra de Víctor Trujillo, quien en su personaje de “el Brozo” y estilo muy peculiar, habló claro y arremetió con una crítica fuerte al presidente. No es la primera vez que lo hace, lo ha hecho con los anteriores presidentes. Además de que no es el único, son más los que lo hacen con esa libertad que protege la Carta Magna, como Ricardo Alemán, por ejemplo.
No es en sí lo que dijo el personaje Brozo, sino lo que dijo el sujeto mencionado; la amenaza implícita al decir: “en tiempos de Porfirio Díaz habría amanecido con moscas en la boca”. Este personaje se ha caracterizado no por preguntas inteligentes, sino por arremeter en contra de los medios, “leyendo” lo que tiene que decir. En esta ocasión además, se atrevió a decir que es vocero de millones de mexicanos que trabajan del otro lado de la frontera, y que todos ellos apoyan al gobierno de López, condición difícil de demostrar.
En cualquier otro gobierno, a este sujeto lo hubieran sacado de una conferencia, pero una verdadera, y retirado su acreditación, ¿en esta? En esta no, hasta es felicitado. Impera el cinismo. México es de los países más peligrosos para ejercer la libertad de expresión, así lo confirman las estadísticas.