La tan cuestionada, criticada y sospechosa iniciativa para reformar la Ley del Banco de México (Banxico) aprobada recientemente en el Senado de la República, fue aplazada el día de ayer para su discusión a febrero 2021 por la Cámara de Diputados. Esto, debido a los graves riesgos que genera la reforma y su delicada línea roja hacia el lavado de dinero. Una iniciativa que, como muchas otras al día de hoy, no existe una justificación de fondo que motive su aprobación y aplicación. Pero ¿qué es y el por qué de la gravedad? Aquí se los explico…
Aunque no lo crean, nuestro país cuenta con un sistema financiero robusto, como todos tiene sus debilidades, pero se caracteriza por ser un sistema sólido, esto gracias a factores clave como la independencia y autonomía de Banxico, y la estricta normatividad en materia de prevención de lavado de dinero y financiamiento al terrorismo (PLD/FT), misma que ha llevado años trazarla.
Para entrar en contexto, debemos tener presente que Banxico tiene como tarea principal proveer a la economía del país de moneda nacional, cuidando en todo momento el valor de dicha moneda. Este valor o mejor dicho lo que respalda cada centavo que gastamos en cualquier parte del mundo radica en las reservas internacionales que tiene Banxico (poco más de 194 mil millones de dólares) y las cuales dan garantía de que nuestro país tiene recursos suficientes para cumplir con sus compromisos, así también, ayuda a mantener una buena calificación crediticia y generar confianza para las inversiones (bueno, esto último ya no tanto…pero eso se debe a otros factores).
Entonces, tenemos que entre los objetivos que busca esta iniciativa, se encuentra facilitar la captación de remesas en efectivo por parte de instituciones financieras para fortalecer la economía de las familias de migrantes, o bien los que se dedican al turismo y/o comercio en las zonas fronterizas; dado que no siempre las personas pueden cambiar sus divisas, particularmente los dólares, puesto que no todos los bancos aceptan cambiar monedas extranjeras.
Sin embargo, de acuerdo con datos de la Asociación de Bancos de México (ABM), apenas el 1% de las remesas que reciben las familias mexicanas, son en efectivo (295 millones de dólares en 2019), y más del 99% se realizan vía transferencia electrónica, es decir pasan por el sistema bancario (30,000 millones de dólares). Entonces ¿cuál es el beneficio de esta ley? Sí, claramente no existe costo-beneficio.
Ahora bien, en el supuesto que seamos parte del 1% que recibe dólares en efectivo, al momento de ir a cambiarlos al banco o algún centro cambiario, de inicio, se toman en cuenta los controles en materia de PLD/FT. Posteriormente, el banco utiliza esos dólares con algún cliente que tenga interés en adquirirlos y en caso de que exista sobrante de dólares, este tiene la oportunidad de regresarlos a su país de origen mediante convenios que tenga con alguna institución financiera en dicho país; sin embargo, no todos los bancos o receptores de dólares tienen este tipo de convenios, por ello, al no poder retornarlos o colocarlos los bancos generan dólares sobrantes.
Luego entonces, de aprobarse la reforma, Banxico estaría obligado a comprar el sobrante de monedas extranjeras que las instituciones financieras no puedan repatriar a su país de origen, sin considerar si se pudo o no, comprobar la legalidad de los recursos, es decir, Banxico asumiría la total responsabilidad de instituciones privadas por su excedente de dólares, pudiéndose convertir en una máxima de lavado de dinero, poniendo a tan prestigiosa institución bajo el ojo del huracán y posiblemente involucrada en actividades con recursos de procedencia ilícita.
Por ello, y casi de forma inmediata, el gobernador del Banco de México, Alejandro Díaz de León, así como especialistas en la materia se pronunciaron y alertaron sobre los riesgos e implicaciones de esta reforma, entre ellos: i) incorporación de recursos de procedencia ilícita en el sistema financiero; ii) vulneración de la relación y acuerdos con autoridades monetarias y financieras del exterior; iii) sanciones internacionales que inhiban las operaciones del banco central en moneda extranjera; iv) impacto negativo en el manejo de las reservas internacionales; y v) presión inflacionaria por la emisión de dinero fresco, lo que repercute directamente en el incremento de precios… situación que nos pega a todos en el bolsillo.
Por ahora, Banxico seguirá siendo libre y autónomo (al menos hasta febrero), esperemos que nuestros legisladores en esta ocasión realmente tomen en cuenta a los expertos, analicen y estudien verdaderamente la viabilidad sobre la trascendencia de una reforma que direcciona al Banco de México hacia la lavadora de dinero más grande del país.
¿Conoces a alguien que reciba remesas en efectivo?
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