La aparición de la pandemia que provoca el SARS-CoV-2 a decir de los expertos llegó para quedarse. Es claro observar que la humanidad no se encontraba preparada para la enfermedad, a pesar de los adelantos científicos con los que se cuenta en la actualidad.
Lo que sí debe quedar registro en todo lo que se ha tenido que padecer desde su aparición, es que se suma a otras contingencias provocadas por enfermedades contagiosas que han azotado a la humanidad desde hace mucho tiempo, entre las que se destacan: la peste negra; viruela; gripe española; gripe asiática; pasando por el Virus de Inmunodeficiencia Adquirida VIH, conocido como SIDA, hasta llegar al COVID-19.
La humanidad ha aprendido a convivir con los brotes de las enfermedades que han llegado a los rincones más alejados del mundo. De la misma forma, la investigación científica se ha visto en la necesidad de buscar la cura para cada una; no está de más señalar que para las anteriores pasó mucho tiempo antes de lograr el propósito, y lo que sorprende en este momento, es la rapidez para encontrar la destinada a combatir el coronavirus, además de contar con varias opciones.
El éxito del combate a la pandemia se puede descubrir en los países que lograron contener los contagios, alcanzando con ello un número reducido de muertes, a comparación de otros menos afortunados y que la indiferencia de sus gobiernos detonaron en pérdidas humanas y la caída más profunda de sus economías.
Ahora el objetivo se centra, además de insistir en la contención del virus, en la adquisición de las vacunas y lograr inocular a la mayor cantidad de ciudadanos posible para alcanzar la tan ansiada inmunidad de rebaño, y despejar el peligro de sus comunidades.
Pero no todos están preparados y pueden hacerse de las vacunas tan fácilmente, la Organización Mundial de la Salud ha intervenido para que la repartición sea más equitativa en todas las naciones.
Y mientras se hace un recuento de los daños que quedarán una vez que se retome a una nueva normalidad; que será muy diferente en varios aspectos, incluyendo desde luego el aspecto económico, se hacen reflexiones respecto del tiempo que pasará para alcanzar el crecimiento que se tenía hasta antes de la aparición de la pandemia; hay quienes apuestan será en tres, cuatro años, o más.
Pero debe valorarse las condiciones que existían hasta antes de su aparición, a todos tomó por sorpresa, y si no se aprende de la lamentable experiencia no habrá servido de nada la muerte de los más de dos millones de personas en todo el mundo, ni los estragos de quienes lograron recuperarse.
La salud y la economía son los objetivos primordiales a observar; en salud, son varios los países que resultan reprobados: por su indiferencia, por no prepararse y por no contar con estrategias claras para enfrentar la llegada de la pandemia. También fueron exhibidas las faltas de infraestructura hospitalaria, de equipo médico y de personal especializado, quedando al mismo tiempo al desnudo el abandono del que son objeto las áreas de investigación en los países en vías de desarrollo.
En lo económico; quedó en evidencia que fueron muy pocos los que estaban en condiciones de atender lo que hoy azota a la humanidad, supieron reaccionar y en breve tiempo demostraron su capacidad. De la misma forma, los que no lo estaban, exhibieron sus limitaciones y son los que al día de hoy tienen a sus habitantes viviendo una cruel tragedia.
Pero eso no es todo. De acuerdo con una publicación del Universal: Bill Gates predice que la próxima pandemia será 10 veces peor, de acuerdo a una entrevista que el empresario concedió a un medio alemán, y compartió que la humanidad no está preparada para la próxima contingencia sanitaria, por lo que instó a los gobiernos a proteger a sus ciudadanos contra posibles nuevas enfermedades y a las personas a aprender de lo que estamos viviendo actualmente.
Lo señalado por el famoso empresario, independientemente de que si se le quiere creer o no, deja una reflexión muy importante para no dejarla pasar, y en la que pueden caber varias preguntas ¿se habrá aprendido de la presente pandemia? ¿cómo podrán prepararse en los diferentes territorios para evitar un desastre como el actual, y que pudiera ser peor? ¿cuáles serán las previsiones que naturalmente deberán adoptar?
Estas y otras tantas son interrogantes que desde ya, tiene que responder cada nación, y en forma particular, cada individuo. Ahorrar para contingencias es una cultura a la que se le da poca importancia. La urgencia obligó a muchos ciudadanos a vender sus objetos de valor para poder paliar de algún modo el problema por la falta de recursos, sin imaginar siquiera cuánto tiempo va a pasar antes de que todo mejore.
Son los ciudadanos quienes enfrentan una lucha sin cuartel para sobrevivir, por lo que se han visto en la necesidad de reinventarse. Sin embargo; existen diferencias abismales; fueron varios los gobiernos que destinaron grandes cantidades de recursos económicos para apoyar a sus habitantes, otros, más mezquinos, los dejaron a su suerte, incluido México.
Además es en estos momentos en los que aparece lo peor y lo mejor del ser humano. Sí, hubo los “gandallas”, esos que sabiendo la necesidad del vecino, del familiar o del amigo, compraron a precio de risa los bienes de los necesitados, aprovechando la urgencia. Pero también aparecieron los que ofrecieron su ayuda sin buscar beneficio alguno.
El tiempo de pandemia obligó a gobiernos, empresas y ciudadanos a buscar opciones. Ya nada será igual, las empresas enderezan la oferta de bienes y servicios utilizando el internet como medio de acercamiento con sus clientes, los trabajadores se fueron adaptando al home office.
¿Habrá aprendido algo el gobierno mexicano? Aterra la idea que dejó colgada Bill Gates. De haber una contingencia peor a la que hoy se padece, con un gobierno como el actual, ¿se puede imaginar un resultado 10 veces más complicado?.