Un grito por la justicia

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Publicado en Opinión

Un grito por la justicia

Miércoles, 03 Marzo 2021 00:06 Escrito por 
Un grito por la justicia Paradojas

El inicio de marzo nos recuerda que hace apenas doce meses la vida era totalmente distinta a como es ahora; que afuera, con la llegada de la primavera llegó también una nueva época para nuestra sociedad.

Apenas habían pasado unos días de marzo de 2020 y la sociedad mexicana se estremecía con un movimiento sin precedentes que buscaba poner de una vez por todas en el escenario, la importancia de velar por los intereses de un sector agraviado históricamente por la violencia sistemática ejercida en contra de las mujeres. El llamado mundial que conmemora el 8 de marzo como el Día Internacional de la Mujer, hizo eco en México y se presentó en forma de manifestación masiva en distintos puntos de nuestro país, al grito de #NiUnaMenos y #JusticiaParaTodas, que tenía por objetivo visibilizar el problema de las violencias ejercidas en contra de ellas y que lastiman profundamente el tejido social; se llevó a cabo un movimiento que habrá de permanecer en la memoria colectiva por la importancia del tema, y porque en medio de un remolino de sentimientos y euforia, el hartazgo se hizo presente y nos recordó que a pesar de vivir en una era donde la modernidad y el desarrollo son una constante, nuestra sociedad parece vivir aun en el pasado, un pasado fincado en las costumbres y una cultura machista, que desvaloriza el papel de las mujeres.

Ese grito que fue escuchado en todo México, fue el preámbulo de una jornada donde víctimas y familiares de ellas, exigían justicia para todas aquellas mujeres que han sufrido algún tipo de violencia y que no solo la necesitan, sino que merecen recibirla.

“El nueve nadie se mueve”, fue el movimiento de resistencia que respaldó la salida del día anterior, el llamado para que, a través de su ausencia en los distintos espacios sociales, se visibilizara la importancia de su presencia; fue una forma poética de dar un revés a un sistema degradante y siempre indiferente a las causas de las mujeres.

Fuimos testigos de lo que pudo ser un parteaguas en la dinámica social, de lo que pudo convertirse en un grito permanente por la igualdad y la justicia; sin embargo, apenas unos días después no solo ellas, todos, tuvimos que acudir al encierro como una medida de prevención para evitar la propagación y contagios por el virus del Covid-19. Ese encierro del que no hemos podido reponernos, que nos ha ido desgastando y que nos recuerda que en lo público y en lo privado tenemos luchas pendientes.

Los datos más recientes que proporciona INEGI nos hablan de los efectos negativos en este contexto, de acuerdo con los resultados de la Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana (ENSU) del tercer trimestre 2020, se estima que “entre enero y agosto de 2020, 9% de los hogares experimentaron alguna situación de violencia familiar, 3.1% más que el año anterior”, y es que, debido a la contingencia, muchas de esas mujeres que salieron a levantar la voz, han tenido que permanecer en sus hogares con su victimario regular, una situación preocupante, que debe ser atendida, porque a pesar de los distintos mecanismos de seguridad, justicia y prevención, las cifras no son alentadoras.

Marzo ha vuelto, después de un año que ha parecido un largo invierno, ojalá que traiga luz a un mundo que de a poco se ha ido oscureciendo y que, con la conmemoración del 8 de marzo, por ser un día especial para las mujeres, puedan ellas acceder a la justicia y la paz que tanto necesitan.

Requerimos menos elogios superfluos y más acciones concretas para generar las condiciones óptimas para su desarrollo y el acceso a una vida libre de violencia; necesitamos seguir haciendo eco de su voz enardecida, porque hoy, muchas de ellas ya no están y otras están siendo violentadas, si no replicamos su grito, estamos condenados a la complicidad.

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Iván Olivares

Paradojas