Ignacio Pichardo Pagaza

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Ignacio Pichardo Pagaza

Lunes, 19 Abril 2021 01:38 Escrito por 
Gilda Montaño Gilda Montaño Con singular alegría

Se cumple, así de rápido, un año de la muerte de mi queridísimo maestro Ignacio Pichardo Pagaza. Hicieron tres reuniones como homenaje a él. Una, la UAEM, sin rector. Otra, la Fundación Miguel Alemán, y la tercera, en el INAP, con sus presidentes en turno. Todas llenas de brillo, luz, color, amor y dándole un grandioso homenaje al ser humano de excelencia que fue. Al estadista. A uno de los cinco mejores administradores públicos que tuvo el mundo, en este tiempo de vida. A un ser honorable y honrado.

 

 

Por supuesto, para mi fue un privilegio haber podido trabajar con él en cuatro momentos distintos: INAP, Contraloría, Profeco, y Gobierno del Estado que más amó, y en el que pensó que era un privilegio haber llegado.

Estuve en la Rectoría. En el patio central. En donde su tío fue el primer rector del Instituto Científico y Literario. Un honor pisar ese suelo tan lleno de luz y de paz. Acto en donde estuvieron pocas personas, pero sin lugar a dudas, las más significativas en este Estado, y que tuvimos la oportunidad de trabajar al lado de este extraordinario ser humano.

Y tres hombres de excelencia también se dieron a la tarea de hacer un libro que recogiera todos los sentimientos de seres que estuvieron cerca de mi maestro. Ellos, Gabriel Ezeta, Humberto Lira y Germán García Moreno lo coordinaron. Se llama: “Ignacio Pichardo Pagaza, Testimonio de una vida ejemplar”, en donde también yo escribí.

Humberto Lira Mora, dijo lo siguiente: “El libro que aquí se presenta, recoge cerca de cuarenta testimonios de quienes lo conocieron y trataron. Todos ellos ofrecen testimonios anecdóticos unos, trascendentales otros, del impresionante trayecto vital de Ignacio Pichardo.

“El libro, es el resultado de una de las convocatorias que mejor acogida han tenido para textos de esta naturaleza. Con todos con quienes hablamos, hubo una reacción unánime, entusiasta. Así, conocimos más de su impecable trayecto vital… Las descripciones, son una relación que parece interminable de las calidades humanas ejemplares, como persona y como actor principalísimo de una forma de servir a la sociedad que hace noble a la política como vocación y como conducta.

 

 

“Ignacio Pichardo fue siempre y ahora más, un referente indeleble del buen hacer público. Una de las vertientes de su vida que claramente lo identificó, es que fue un estadista, que es la persona con gran saber y experiencia en los asuntos de estado”.

Hablaron luego el extraordinario jurista Sergio García Ramírez, desde su casa, y solo se pudo tener su voz. Y el gran político Mariano Palacios Alcocer comentó “…la gran batalla que había emprendido el maestro, en su gran patria mexicana; hablamos de una vida ejemplar”, dijo, “…de un hombre público, cuya disciplina fue como los viejos Espartanos. Cultivó los ideales en justicia y libertad. Convidó a prepararse siempre. A mayor conciencia, mayor sufrimiento. Fue un hombre de lecturas y letras, lector, escritor, educador. Tenía una gran elocuencia, esa fue la síntesis de su obra a lo largo de su vida.

“Solo se pueden tener amigos, siendo amigo. No le gustaban los halagos ni los reconocimientos, ni los homenajes. Convidó siempre a no rendirse en vida. Estuvo considerado como uno de los cinco mejores administradores públicos del mundo. Sabía de ecología, de política internacional, del cambio climático”. Y de música y de arte y de política y más política.

“La integridad con la que vivió, la reflejó siempre en sus obras y en la mirada de sus hijos. Su riqueza de alma y espíritu están señaladas en su honestidad a prueba de toda duda.” Y sí, allí estaban Ignacio, Julieta y Alfonso. Al nombrarlos, el público se desbordó en aplausos.

Al finalizar el evento, el profesor García Moreno comentó: “El pensamiento de los tres coordinadores, era encender una lámpara votiva que perpetuara la memoria del amigo, que ha sido superada por los trabajos presentados y así se convirtió en una antorcha de luz guiadora, como la del faro que orienta al perdido navegante y que es el único medio para salir avante y encontrar la salida salvadora. La vida terrena de nuestro amigo Ignacio fue eso. Aprovechémosla para ser mejores individuos y con ello contribuir al mejoramiento de una sociedad urgida de recuperar los valores humanos hoy tan marginados y casi extinguidos.”

Así de extraordinario encontrar a tantos amigos llenos de alegría al recordar a quien, en vida, indudablemente fue su maestro. Enhorabuena.

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Gilda Montaño

Con singular alegría