Qué extrañas cosas suceden en el tiempo de elecciones. Ahora, todas las carteleras espectaculares alrededor del país, están repletas de caras de personajes, que quieren que conozcamos. Vamos, ya ni vemos de qué partido son. En un recuadrito abajo, aparecen. Es increíble todo lo que se gastan en publicidad.
O vemos por la televisión infinidad de propaganda, empezando por la mañanera, y miles de spots que menosprecian tiro por viaje, a sus oponentes. O secuestran a los candidatos --de quienes no quieren que lleguen al triunfo-- del partido que sean, y los matan o si les va bien los intimidan. Es horrible.
Está tan descontrolado todo, que nadie, ni en la mejor de sus intenciones, en este momento, pueden controlar. A los policías los matan. A los ladrones, los dejan escapar.
Desgarrante también cómo están señalando a una institución tan seria que alguna vez se formó con inteligencia y elegancia. El INE, o IFE, es alguien en que confiar. Y yo lo hago. Tiene ojos por todos lados. Percepción sensorial.
Y me pregunto diario, ¿cómo se descompondría todo? ¿Cuándo fue? ¿Cómo se nos cayó de las manos? ¿Poco a poco y sin darnos cuenta? ¿O de sopetón y como por arte de magia?
Podemos platicar mil historias y echarles la culpa a los pasados, o a los antepasados gobernantes. Pero algo dentro de la administración pública no está funcionando bien. ¿Pero qué es? ¿La epidemia?
Es verdaderamente terrible el cómo se han estado poniendo las cosas con las propagandas de muchos de los candidatos en este país. Hace mucho, mucho tiempo, yo no había vivido una situación similar. Repletas de mala información, de personajes muertos o secuestrados, estamos apenas en un tris de las elecciones. Y yo no quisiera ni pensar que, si no los controlan, cómo se van a poner.
La ética, la inteligencia, la gana de apoyar y de sacar adelante a sus ciudadanos es lo que deberían de traer ellos dentro de su espíritu. Esto ya está tan complicado que lo único que logran es que la gente no salga de sus casas a votar, por miedo. Triste situación.
La corrupción toca a todos. Corroe el sentir democrático. Si no se la combate, se extiende con toda su suciedad, amenazando en última instancia a la democracia misma.
Es impresionante leer que llega un momento en que los estados democráticos se tornan tan vulnerables que no se requiere de mucho esfuerzo para echarlos de lado. Títeres y titánicos invasores.
Y no estamos lejos en México; el hecho de que exista un régimen democrático corrupto, puede producir un tipo de revuelta en contra de éste. Cuando se estimula a las personas a participar en asuntos públicos y a elegir a sus propios representantes gubernamentales, en donde se cree en instituciones como los encargados de la defensa de los derechos humanos, donde se defienden los derechos fundamentales del hombre, ya no se confía en quien gobierne, aunque se tenga luego la capacidad de sustituir a quien se ha elegido, una y otra vez.
Es triste ver que el ser humano es antes que político, administrador público; o sólo político o sólo administrador público: un sujeto corrompible y susceptible a los engaños que esta trae intrínseca: medidas que sacrifica el bien común o el interés público por algo mucho menos valioso que muchas veces el dinero.
Entran en juego los valores y los hechos. ¿Qué se hará con la equidad hacia la población en términos de salud o de género; de población y desarrollo; de bienestar y vivienda? Toda una agenda bio-psico-social… Veremos…
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