Hijo y nieto de dos exgobernadores del Estado de México, Alfredo Del Mazo Maza se convirtió, el 15 de septiembre de 2017, en el tercero de esa dinastía en asumir la gubernatura mexiquense.
El priista, dicen que es parte del legendario Grupo Atlacomulco, llegó a la titularidad del Poder Ejecutivo con 33.71 por ciento de los votos emitidos aquel 4 de junio, frente a la candidata de Morena, Delfina Gómez Álvarez, que se quedó a muy poco, con 30.89 por ciento, según el cómputo final avalado por la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación.
Del Mazo Maza consiguió, en aquel entonces, algo que parecía imposible, retener el estado más poblado del país y, consecuentemente, con mayores recursos, para el Partido Revolucionario Institucional.
No obstante, en esas elecciones el PRI perdió más de un millón de votos, pues hay que recordar que Eruviel Ávila Villegas, seis años atrás, logró 3 millones 108 mil votos. Pero, muchos apostaban a la derrota del PRI.
Lejos están aquellos años cuando inició su carrera profesional en el Grupo Financiero Serfin (1995) y después, su paso por Banco Azteca. Su primer cargo en la administración pública lo tuvo en la gerencia de financiamiento y análisis de mercados de Petróleos Mexicanos.
De ahí brincó (2005) a un cargo menor en la Secretaría de Desarrollo Económico y luego titular y fundador del Instituto Mexiquense del Emprendedor. Luego, a las ligas mayores como titular de la Secretaría de Turismo, donde estuvo un año, y de ahí a la presidencia municipal de Huixquilucan.
Tras la llegada de Enrique Peña Nieto a la presidencia de la República, fue designado director de Banobras. En 2015 llegó como diputado al Congreso Federal, donde solicitó licencia para ser candidato del PRI a la gubernatura del Estado de México.
En su campaña, Alfredo Del Mazo hizo compromisos en seguridad, salud, campo, mujeres, educación, Transporte, economía y desarrollo social. Quería hacer del Estado de México la entidad más segura del país y para ello se proponía colocar 10 mil cámaras de videovigilancia.
Había proyectado impulsar el transporte rosa para mujeres y la instalación de botones de pánico en el transporte para dar respuesta casi inmediata a los casos de asalto; depurar los cuerpos policíacos y crear la policía de proximidad, que conozca ala comunidad y a los posibles delincuentes.
En economía pretendía generar 1.2 millones de empleos al final de su sexenio, vincular universidades con el sector empresarial y ampliar los incentivos, así como crear un programa especial de empleo para mayores de 50 años.
Ofreció construir 10 universidades nuevas; 3 líneas de Mexibús y dos de Mexicable. También propuso eliminar el fuero de los servidores públicos e implementar un sistema electrónico para identificar casos de conflicto de intereses, lavado de dinero, favoritismo y corrupción.
En materia de desarrollo social: instalar una tienda Diconsa en cada comunidad de alta marginación y aumentar la distribución de despensas para familias de escasos recursos y aumentar el número de comedores familiares.
Mucho de todo eso se ha logrado, mucho está en proceso, pero hay mucho que debió frenarse de tajo, primero por el sismo de 2017, luego ante la pandemia por Covid-19, de la que ya llevamos más de año y medio, y recientemente por las afectaciones derivadas de la lluvia. Cuatro años muy duros.
Es pronto para decir si cumplirá o para saber cuántos pendientes dejará en el camino, pues faltan dos años de gobierno que seguramente serán muy fructíferos.
Hoy, Alfredo Del Mazo Maza rendirá su Cuarto Informe de Gobierno.
