Llegamos a mediados de noviembre con la noticia de que podría irse a cuatro por ciento el aumento del impuesto predial. Justo en el momento en el que la mayoría de familias mexiquenses vienen sorteando los embates económicos de la pandemia.
El objetivo es claro: los gobiernos municipales que entran en enero de 2022, llegan hasta el copete de compromisos, tanto en obras y acciones como en nómina. ¿Quiénes serán los que pagarán los platos rotos? Como siempre los ciudadanos, contribuyentes cautivos.
Porque, les puedo apostar, que cada municipio tiene un padrón enorme de vecinos y comercio informal que no cumple con el pago de sus contribuciones.
Claro está que a los ayuntamientos les ha faltado mano dura para meter en cintura a tanto comercio informal y a colonos despreocupados e irresponsables que evaden el pago de impuestos.
Tristemente, quienes somos cumplidos debemos cargar con ese margen por la incapacidad de lo gobiernos para habilitar un eficiente cuerpo de inspección que, con el tiempo, empareje las condiciones de equidad tributaria entre contribuyentes.
Por cierto, le pese a quien le pese, el presidente López Obrador ha generado un verdadero fenómeno en su visita a New York, en torno a la comunidad migrante; tal cual un rock star. Sin duda, su índice de popularidad es alto, con el soporte de su lucha encarnada contra la corrupción. Ojalá al finalizar su sexenio se puedan palpar los resultados en la materia.
