“Los presidentes no heredan problemas. Se supone que los conocen de antemano, por eso se hace elegir para gobernar con el propósito de corregirlos, culpar a los predecesores es una salida fácil y mediocre”. Esta frase se propagó en internet como el fuego, a pesar de que se le atribuye a Angela Merkel, la ex canciller alemana, no es así. En realidad fue producto de un usuario de Twitter.
Sin embargo, contiene mucho de verdad, sobre todo en nuestro caso. La mayoría de las administraciones salientes han dejado un montón de deudas con CFE, con sus trabajadores y con muchos proveedores de servicios. Por ello, los nuevos alcaldes recibirán una deuda que ya se sabe complicada. Los gastos y los problemas económicos de una presidencia municipal son conocidos por todos, pues no faltaron las manifestaciones por el incumplimiento de pagos, los intentos de embargo, el recorte de programas o la interrupción de obras.
Al leer las tomas de protesta de la mayoría de los nuevos alcaldes arguyen que tienen entusiasmo y todo el compromiso para cambiar la historia del municipio del que han tomado las riendas, pero las cuentas no se pagan con esperanzas.
Pongamos por ejemplo el caso del municipio de Toluca, hace poco estrenó la plaza Fundidores, con un entorno cultural comparable con los existentes en la Ciudad de México. Entiendo la visión de Juan Rodolfo, sé que la intención es devolverle su brillo a Toluca, ponerla en el mapa como referente de cultura y arte, pero ¿a qué costo? Bueno, el precio fue la mayoría de sus empleados quejándose en distintos medios porque no saben aún nada de su sueldo y no tienen idea de cuándo se les va a pagar.
En días como estos es terrible no tener dinero. Las cuentas no se pagan con promesas de pago, la renta, la luz, la comida, los juguetes de los niños no se pueden aplazar.
En días recientes, el Consejo Coordinador Empresarial del Estado de México se reunió con los alcaldes electos más endeudados y aseguró que de ninguna manera habrá borrón y cuenta nueva para todos aquellos alcaldes que heredaron deudas de sus predecesores.
Al tomar esta decisión vendrá una consecuencia letal para miles de servidores públicos. Como decía mi querido Armando Huerta “la cuerda se rompe por su lado más delgado” y los trabajadores somos ese lado, del que se tendrá que prescindir en el momento de necesitar efectivo para cubrir una o varias deudas adquiridas anteriormente.
La deuda asciende a 4 mil 20 millones y no hay una forma rápida de pagarla. Es más, los presidentes municipales no tienen ni para papelería.
Por eso, la acción de la CODHEM de pedir que se constituya como un derecho humano tener una buena administración es fundamental. No se les debe permitir a los presidentes municipales, ni gobernadores, ni al Presidente de la nación que pidan lo que no tienen y que se endeuden cada vez más, pidiendo créditos exorbitantes que generan un círculo vicioso lleno de problemas para todos, pero sobre todo rompe la confianza con el pueblo.
Aún así los ciudadanos no perdemos la esperanza de que ahora si llegue el bueno.