Entre el riesgo al contagio por Covid, la violencia que invade todos los ámbitos de la vida nacional y la incertidumbre económica, el temor y la angustia hacen presa de gran parte de los mexicanos. En una encuesta reciente de Consulta Mitofsky se da cuenta que el 81 por ciento de los mexicanos tienen miedo de contagiarse de Covid y según la OCDE el 64 por ciento de los adolescentes y el 71 por ciento de los jóvenes presentan síntomas de depresión y de afectaciones emocionales.
Ya sea en el autobús, en el metro, en la escuela, en el mercado, en el súper, como en los centros de trabajo, todos saben que corren riesgo, que el uso de cubrebocas, de caretas, el lavado de manos –si hay agua- y la sana distancia son medidas sanitarias inevitables de prevención pero también de aislamiento, soledad y silencio que favorecen la violencia intrafamiliar y los trastornos psicológicos.
En este sentido, México es uno de los países más afectados por la Covid; las terribles cifras así lo consignan: al 6 de febrero se contabilizaban 5 millones 151 mil 525 contagiados y 309 mil 546 defunciones; se estima, sin embargo, que la cifra real no registrada está por el orden de los 800 mil muertos.
Y como si fuera poco, la otra pandemia: la violencia, lo mismo en el microbús que en la calle, en la tienda, en las colonias o en los pueblos; en municipios como Ecatepec, Ixtapaluca, Naucalpan, Toluca o los de tierra caliente en el Edomex, como en estados como Guanajuato, Zacatecas, Sonora, Tamaulipas, Veracruz y otros más se vive el horror que han llevado a las entidades el crimen organizado y el crimen hormiga.
Se vacían las calles y pueblos enteros que huyen de la guerra entre cárteles que se han adueñado de los territorios antes habitados.
Las calles de Guanajuato no se diferencian de las de Ecatepec o de las de Zacatecas, sólo cambia el nombre del lugar, de los muertos, de los vendedores de droga, de los jóvenes que la consumen y de los cárteles que matan por esos territorios. Se vive un estado de terror, y a eso, se le llama terrorismo.
Los mexicanos tenemos miedo y esa incertidumbre que se vive nos tiene enfermos. Nos preguntamos ¿cuándo nos pasará a mi familia y a mí? y ¿cuándo diablos va a hacer algo la autoridad?