El reciente conflicto bélico entre Rusia y Ucrania ha generado la repulsión de la comunidad internacional. La perdida de cientos de vidas inocentes, las afectaciones económicas, el desplazamiento de ciudadanos que han sido afectados directamente por la falta de habilidad diplomática entre sus líderes, son solo algunas de las afectaciones que se están viviendo como consecuencia del despliegue de tropas militares rusas. Sin embargo, esta guerra también traerá consigo afectaciones ambientales que en algunos de los casos podrían ser irreversibles.
No perdamos de vista que Ucrania cuenta con 15 reactores de energía nuclear en cuatro plantas que abastecen a más de la mitad del país, siendo Zaporizhzhia la planta de energía más grande de Europa, misma que se está ubicada a 125 millas de la zona de combate de Donbas, siendo precisamente en Donbas, donde se encuentran situadas más de 900 minas metalúrgicas y de carbón, ya que Ucrania es uno de los principales países con reservas de uranio, ocupando el segundo lugar con reservas de titanio, manganeso y mercurio, y tercer lugar con reservas de gas de esquisto, hierro y carbón en toda Europa. Su alta actividad minera requiere de tratamiento y limpieza regular en las minas para evitar que distintas toxinas contaminen los suministros y cuerpos de agua, labores que debido a la guerra no se están desarrollando.
Por otro lado, recordemos que en este país esta situada la planta nuclear de Chernobyl, escenario del peor desastre nuclear en el mundo después de que explotara uno de sus reactores en 1986 y que, además, ha sido invadida por tropas militares. Científicos y expertos en ambiente advierten que los combates podrían perturbar los desechos nucleares en la zona de exclusión, pudiendo ser una catástrofe ambiental que se sume a la de por si complicada crisis humanitaria.
De ser afectadas estas zonas no solamente podrían repercutir en la seguridad energética del país, sino generar situaciones irreparables con daños ambientales similares o aún peores que los que hasta la fecha seguimos viviendo y que fueron ocasionados hace más de 35 años en Chernobyl.
Como podemos ver, de no cesar esta guerra también podría haber afectaciones en la biodiversidad, al agua, aire y suelo, mismas que pudieran ser irreparables o prolongarse durante miles de años.
