En una tarde deliciosa, platiqué con Karla Cortés, presidenta de la Asociación “Todos en marcha”. Esta organización tiene como objetivo proteger no solo a las mujeres víctimas de violencia, también a los migrantes, indígenas, personas con discapacidad, etc.
Me comentó que su último evento fue extraordinario, ya que se dieron cita más de 2 mil 500 personas para ver un espectáculo ecuestre en la Villa Charra.
El propósito, dijo, es lograr que se unan muchas instituciones, organizaciones y personas para hacer el bien común porque, ante las problemáticas sociales, como ella dice, “no basta con preocuparse, también hay que ocuparse”.
Me queda claro que Karla Cortés, más allá de ser la esposa de don Arturo Montiel, hace la diferencia todos los días. Es una mujer organizada, clara de miras, que sabe que el tiempo es para ocuparlo haciendo el bien.
Todo esto lo aprendió de su madre, una mujer que le mostró como trabajar duro y con compromiso. Ahora, Karla va dejando huella, no sólo con su asociación, también como vicerrectora de la Universidad de la Salud, así como madre y esposa.
Estos papeles los asume de forma asombrosa. Dice que todo se lo debe a la organización, pues sin ella, no podría dedicarles tiempo de calidad a cada cosa que emprende.
Se formó como psicóloga y ahora como maestra en educación. Es una mujer en formación permanente: dos maestrías, un doctorado y lo que se le ponga enfrente. Está muy interesada en el desarrollo humano, por ello observa de primera mano cómo la educación transforma la vida, desde los más pequeños que recibe, hasta los universitarios que buscan un mejor futuro.
Cada acción que realiza busca impactar en la vida de los demás, por ello fomenta el valor del respeto, la ética y el compromiso. Desde su trinchera impulsa la educación de calidad, los intercambios escolares, que hagan de los universitarios personas con un horizonte amplio de miras.
Karla asegura que todos deberíamos ser más empáticos con lo que le sucede a la gente porque, tanto a sus estudiantes como a sus hijos, les exige tener siempre presente la responsabilidad social. Esta conlleva ser solidarios con los que menos tienen, con los que presentan necesidades y ponerse en sus zapatos, seguido de una ayuda constructiva y consistente.
Esta mujer emprendedora se acompaña de un gran equipo. En casa tiene todo el apoyo, en su asociación 900 jóvenes y mujeres voluntarias que buscan lo mismo que ella, poner ejemplo y dejar huella. Su pasión contagia de solo escucharla, a leguas se nota que le apasiona lo que hace y está comprometida con su objetivo.
Ante tanto amor por lo que hace, le pregunté si quería ocupar algún cargo público. Enfática me contestó que ya trabaja por la gente y lo hace de forma libre, sin nadie que le dicte el color, la línea. Con ello se logra más y se llega a más gente.
Sin duda, una mujer con garra y empoderada.