Una tarde de tormenta

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Publicado en Opinión

Una tarde de tormenta

Lunes, 25 Abril 2022 00:51 Escrito por 
Hugo Antonio Espinosa Hugo Antonio Espinosa Sin riesgos

Lo que no se define no se puede medir.

Lo que no se mide, no se puede mejorar.

Lo que no se mejora, se degrada siempre.

William Thomson Kelvin

 

Hace 50 años las personas vivían cerca de los ríos para aprovecharlos como medio de transporte, abastecimiento de agua y alimento; no obstante, sus viviendas eran construidas en terrenos altos o relativamente lejos de los cauces; no hacía falta un estudio especializado para conocer los riesgos de vivir a unos pasos del río; el espacio era amplio, no había necesidad de ponerse en riesgo. Hoy la realidad es diferente. Las personas viven en donde pueden y como pueden; conviven con múltiples riesgos todos los días, además de generar otros, porque es inevitable, porque ya no hay espacio a dónde hacerse.

El desbordante crecimiento poblacional, el encarecimiento de la vida y la necesidad de generar recursos económicos a todas horas impone a los ciudadanos una excesiva movilidad y la diversificación de sus actividades productivas, de tal forma que en las llamadas horas pico, durante la próxima temporada de lluvias -que inicia el próximo 15 de mayo– probablemente veamos escenas en las que de pronto una vialidad se convertirá en un río de vehículos estacionados, que no avanzará hacia adelante, ni para atrás; atrapados durante horas, en medio de una lluvia atípica bajo un puente o paso a desnivel, sin posibilidad de salir. Y la lluvia no se detendrá y el nivel del agua continuará subiendo.

¿Por qué? Se preguntará desconcertado el ciudadano que se quedará varado en plena vialidad, una tarde de tormenta, después de verse obligado a abandonar su vehículo en medio del agua, y observará como el encharcamiento crecerá y lo cubrirá poco a poco, anunciando su pérdida total. Su mirada –mezcla de frustración y tristeza– se perderá buscando una respuesta difícil de explicar. Una experiencia como ésta puede ocurrirle a cualquier persona y son recurrentes en cualquier ciudad, durante la temporada de lluvias.

¿Cómo evitar una experiencia como la narrada? ¿Cuántas personas la vivirán este año? El ritmo de vida actual nos impide detenernos a ver qué es lo que está pasando –cada vez con más frecuencia– con la construcción social de los riesgos de desastre, cuyo origen es multifactorial y la mayoría de la literatura especializada en Gestión Integral de Riesgos (GIR) coincide en que, para atenderlos y poder eliminarlos, primero debemos conocerlos.

El Conocimiento del Riesgo se entiende como la probabilidad de daños o pérdidas a consecuencia del impacto de un fenómeno perturbador, en este caso el de una lluvia extrema o inundación. “Se compone de 3 elementos básicos: el peligro, la exposición y la vulnerabilidad. Un desastre es la materialización del riesgo, que puede ser evitable por medio de la gestión prospectiva, es decir, el conocimiento. El objetivo del conocimiento del riesgo es disponer y difundir información que permita y facilite la gestión del riesgo por medio de todos sus procesos, de forma tal que sean asequibles para tomadores de decisiones y otros actores interesados como privados y OSCs”.[1]

Conocer los riesgos implica saber cuales son los peligros que enfrentamos, para el caso que nos ocupa, durante la temporada de lluvias, el artículo 2, fracción XXXVII, de la Ley General de Protección Civil, define al Peligro como  “Probabilidad de ocurrencia de un agente perturbador potencialmente dañino de cierta intensidad, durante un cierto periodo y en un sitio determinado”.

En consecuencia, si la probabilidad de que se presente una lluvia extraordinaria y ésta inunde un paso a desnivel o un bajo puente es alta, habrá que identificar en qué periodo, en qué lugares y con qué intensidad y capacidad destructiva se presentan estos fenómenos. Por ejemplo: si el paso a desnivel o bajo puente por el que usted circula todos los días, históricamente se inunda, año tras año, entre la fecha X y la fecha Y, usted puede determinar ese periodo como de alto riesgo; asimismo, si los efectos de esa inundación históricamente han sido severos, es decir que durante el periodo identificado la cantidad de vehículos afectados fue alta y el tiempo de colapso vial fue de determinada cantidad de horas; si la zona identificada está rodeada de anuncios espectaculares, árboles muy altos, baches, deprimidos, puentes peatonales, exceso de transporte público, entre otras condiciones de riesgo; y si además descubre que el horario en que se presentó dicha afectación fue entre las 18:00 y las 20.00 horas. ¡Bingo! Usted ha hecho la primera parte de un análisis de riesgos. Ahora ya sabe durante qué periodo, en qué horario y por qué lugares no debe pasar.

Si usted identifica una vialidad alterna y disponible durante ese periodo y horario, pero le significa hacer un gasto adicional de gasolina, tiempo y esfuerzo, pero puede tener más certidumbre y garantías de no tener afectaciones, usted hace un análisis diferencial de costo-beneficio y toma decisiones. Otra opción puede ser realizar el recorrido dos horas antes o dos horas después y evitar así el periodo de riesgo; esa es otra gran decisión. Puede decidir salir del trabajo dos horas antes o después (si el riesgo es alto y afecta a una parte considerable de sus compañeros de trabajo, un cambio de horario en esas fechas críticas puede ser propuesto institucionalmente). La salvaguarda de su vida y sus bienes lo ameritan.

Como se pudo apreciar, el análisis de peligros y tiempos de exposición se obtiene rápidamente. Ahora piense en sus vulnerabilidades. No es lo mismo que su vehículo sea una camioneta o un sedán; que sea de reciente modelo o que tenga ya sus años de antigüedad; la vida útil de sus neumáticos, la rodada y el tipo de rines; si cuenta con tolvas, la altura del motor; si viaja solo o acompañado; si el vehículo está asegurado, es prestado o lo está pagando mediante un financiamiento; si viaja de noche o de día. Todo debe ser analizado para una buena toma de decisiones. La combinación de las tres premisas: peligros, exposición y vulnerabilidad determina el nivel de riesgo. Haga usted su propio análisis.

El Conocimiento del Riesgo es tan sólo la primera de seis etapas que deben considerarse para la Gestión Integral del Riesgo (GIR). Los ciudadanos, por propia necesidad, debemos conocer un poco más de estos conceptos que resultan vitales y que obran en nuestro beneficio económico, emocional y, desde luego, para proteger nuestra vida y de quienes amamos. Nadie se va a interesar más por nuestra salvaguarda que nosotros mismos. Es una tarea personal, familiar y corporativa, en ese orden de prioridad.

Las siguientes etapas son: la prevención del riesgo futuro; la reducción de riesgos existentes; preparación de respuestas; diseño e implementación de respuestas y rehabilitación; recuperación y reconstrucción. Todas, en tres fases de acción: antes, durante y después de una emergencia o desastre.

Una vez conocidos e identificados los riesgos, corresponde la acción, es decir que a nivel ciudadano podemos tomar decisiones para evitar riesgos. Piense usted las suyas. ¿Con qué frecuencia se ha encharcado gravemente la calle en dónde vive? ¿Se ha inundado? Piense en los factores que provocan dicha emergencia. ¿Vive cerca de un río o canal de desagüe? ¿El drenaje no es adecuado, está averiado, es insuficiente y se obstruye frecuentemente por la basura? ¿El nivel de su casa está por debajo del nivel del flujo natural del agua fluvial? ¿Su calle tiene alguna inclinación, vado o está al final de una pendiente y cuando llueve extraordinariamente –agua pluvial– se inunda? Salga a caminar, con los ojos bien abiertos, y observe que puede usted hacer por su propia seguridad y la de sus vecinos. No todo es responsabilidad de las autoridades, en sus tres niveles de gobierno, sino que mucho de lo que podemos hacer es sencillo y ayuda mucho. No tirar basura en la calle, por ejemplo.

 Lo más seguro es no ponerse en peligro. ¡Cuídense!

 

Hugo Antonio Espinosa

Fue Director del Heroico Cuerpo de Bomberos de Toluca,

Subdirector de Protección Civil e Inspección en la SCT Federal.

Actualmente es Subdirector de Emergencias en el Valle de Toluca,

en la Coordinación General de Protección Civil, EDOMEX

Twitter: @CmdtEspinosa

Instagram: cmdtespinosa

 

[1]  Tapia, Mónica, et al; (2020) Información de interés público para la gestión del riesgo de desastres y atención a emergencias,  Instituto para la Transparencia, Acceso a la Información, Protección de Datos Personales y Rendición de Cuentas (INFO) de la Ciudad de México, Pág. 12. Disponible en: http://www.mariadelcarmennavapolina.mx/se-presenta-estudio-aplicado-informacion-de-interes-publico-para-la-gestion-del-riesgo-de-desastres-y-atencion-a-emergencias/

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