¿Qué es la sororidad?
Se define como hermandad, como lucha compartida ante el sistema patriarcal. De hecho este neologismo se desprende de la idea de fraternidad, al ser frater hermano, soror (hermana) se usa para hablar de este poder que tienen las mujeres de defenderse y ser hermanas en todas las circunstancias.
Marcela Lagarde, antropóloga y feminista, asegura que “la cosa no es cómo nos queremos; la clave está en que nos respetemos, algo difícil porque no estamos educadas en el respeto a las mujeres”.
¿Y la empatía? Esta es definida como una de las competencias básicas de la inteligencia emocional, la cual permite ponerse en el lugar del otro y comprender su mundo interior.
¿Dónde han quedado estos términos ante los feminicidios, ante el horror que estamos viviendo?
Cuando pasó la desaparición de Debhani, la sociedad se volcó contra las amigas, que si la abandonaron en medio de la noche, que si la dejaron a su suerte. Las tundieron en las redes hasta que desaparecieron, pero quienes las conocen han ido más lejos, las han orillado a conseguir un abogado para defender la postura de que ellas la ayudaron hasta que pudieron, pero que ante su agresividad y su estado etílico era imposible controlarla.
En el noticiero donde se presentaron Ivonne y Sarahí argumentaron que Debhani quería ir de fiesta y todo se descontroló.
Al escucharlas, al verlas pensé que no se puede ser sorora o empática con alguien a quien no respetamos. Independientemente de si conocemos a esa persona. Ellas hicieron lo que hacen todas las personas, alguien se pone borracho e impertinente y te alejas, porque no tienes la paciencia ni el cariño, mucho menos la preocupación de que se haga daño. Aunque creo que lo adecuado era haberle hablado a algún familiar para que fuera por ella y no dejarla sola en medio de la nada.
¿Qué era lo mejor? No ser mujer, no estar sola en la carretera, no divertirte sin límites.
Sobre todo debemos ser conscientes que nadie va a ayudar al otro u otra a “llegar bien” a casa.
La confianza está rota. No solo con Ivonne y Sarahí, quienes quedarán marcadas como las que propiciaron esta tragedia. Queda claro que cada uno de nosotros tenemos que tener en claro que no podemos confiar en nadie. Si eres mujer, si eres hombre, niño, animalito, no puedes confiar en las intenciones del otro, lo cual es muy triste. Quisiera de verdad que no fuera así.
La descomposición es tal que “la comunidad” ha quedado rota. No podemos esperar que el otro se arriesgue por nosotros.
Tenemos 229 mujeres muertas, por violencia, no de COVID. Me parece interesante que se centren en este caso, cuando hay tantas desaparecidas. Simplemente en la búsqueda de Debhani encontraron a otras cinco chicas que estaban desaparecidas.
Somos ese país que no cree ya en nada. Las autoridades hace mucho que perdieron nuestro voto de confianza y con esto nos queda claro que no han buscado, porque al hacerlo ahí están los cuerpos, pudriéndose en la intemperie, mientras en los ojos de sus familiares se hacen zurcos de desolación.
Somos ese país que prefiere salir a picar piedra, a abrir fosas para saber si nuestros desaparecidos están ahí, porque sabemos con certeza que ellos no moverán un dedo, a menos que se vuelva mediático y aun así no dirán la verdad.
La trata de personas, los feminicidios, el tráfico de órganos son redes que están más allá de nuestra comprensión. Nada las para. Sabemos que esto ocurre porque forzosamente las autoridades y los criminales están coludidos, no se necesita ser un genio.
Así que viviendo en este entorno, con todo lo que sabemos, ¿qué vamos a hacer? Hostigar, criticar a las amigas, rezar porque no sea de nuestra familia, de nuestro círculo de amigos.
O tenemos que instaurar un toque de queda para proteger a las mujeres, niñas, niños, hombres.
Me queda claro que no hay empatía ni sororidad porque hay miedo, mucho miedo. Así que necesitamos resolver, no seguir señalando.
Finalmente, Debhani, Yolanda, Julieta, no tuvieron una oportunidad, ni ayuda. Las desapariciones siguen, no nos distraigamos, necesitamos hacer algo.
Empiezo por mí, si alguna vez te sientes en peligro, llámame, yo voy por ti.