Quiero empezar recordando para qué nos sirve una brújula, y el concepto más sencillo es: “aparato para orientarnos”, y diré por qué uso este ejemplo:
El empresario es una parte vital dentro de nuestra sociedad y, sin generalizar, estoy convencido que se está perdiendo el rumbo y con ello otra gran oportunidad de las muchísimas que hemos perdido en México a través de nuestra larga historia. Déjenme tratar de explicarme, por favor.
Imaginemos que somos parte de un gran equipo de futbol que tiene todas las condiciones para ganar un partido, tenemos un gran nombre, una gran historia deportiva, tenemos un gran estadio y una magnifica afición, ¿qué podría salir mal? Lo que podría darle al traste a todo esto es que el equipo estuviera dividido completamente y estos bandos estuvieran peleados y descalificándose antes, durante y después del partido. ¿Cuál sería el resultado? No solo una derrota, sino una estrepitosa goliza que fuera rezagando al equipo a la segunda división y posteriormente a la tercera división y así hasta llegar al infierno pambolero.
Pues eso precisamente está pasando con la clase empresarial mexicana, está desarticulada; y en muchos casos enfrentada con el gobierno y ha olvidado completamente cuál es su función principal dentro de la sociedad.
En México las empresas se dividen en micro, pequeñas, medianas, y grandes, y en su conjunto crean 9 de cada 10 empleos en el país; entendemos la importancia de nuestro papel dentro de nuestro país, pero parece que lo estamos olvidando.
Estoy de acuerdo que el empresariado debe levantar la voz cuando algo nos suena incoherente y con poca lógica, también es muy válido hacer política en pro del gremio, incluso defenderse hasta las últimas consecuencias legales cuando exista alguna arbitrariedad o abuso del poder de alguna autoridad; pero siempre con respeto, tratando de agotar el diálogo y a través de las instituciones jurisdiccionales.
El camino no es el de atacar, descalificar o lanzar periodicazos, incluso cuando la otra parte lo usa como estrategia institucional, no. El camino deberá ser siempre el del intercambio de ideas y así evitar entrar en una guerra irracional que sólo lleva al estancamiento de ambas partes y posterga el desarrollo económico que todos tenemos que buscar como primer y último fin. Los empresarios debemos generar, en el mejor sentido de la palabra, el concepto de riqueza y esta riqueza no tendrá sentido si no se reparte bien dentro de nuestra empresa y sociedad.
He escuchado a muchos empresarios decir: me voy del país, voy a irme a invertir a otro país, no voy a invertir mientras este gobierno siga, y mil cosas más. Así no se defiende la causa y menos se lucha por el bien de nuestro México, y sí no pregúntenle a los ucranianos que tan dignamente están defendiendo UNIDOS a su país de un enemigo mucho más potente que ellos.
Dejemos de desaprovechar las oportunidades que la vida nos ha puesto a lo largo de nuestra historia y que otros países si lo han hecho; como China, la cual es hoy la fábrica del mundo, o la India que mediante la tecnología ha tenido un desarrollo económico importantísimo, y así múltiples ejemplos.
Hoy México debería de estar aprovechando la guerra fría que existe entre Estados Unidos y China para sacar provecho por nuestra privilegiada situación geográfica y esto no sólo incumbe a empresarios mexicanos y americanos sino también a los canadienses, ya que hay un renovado tratado de libre comercio el cual no se le está sacando el debido provecho. En cambio, estamos metidos en pleitos estériles, en vez de estar viendo de qué manera detenemos la alta mortalidad de la pequeña empresa o cómo capacitar más a nuestros trabajadores o tratar de bajar tanta regulación que lo único que detona es en corrupción; en eso deberíamos estar centrados, organizados y como empecé diciendo “sin perder la brújula”.
Recordemos algo muy importante: los gobernantes para bien o para mal cambiarán y se irán, los empresarios seguirán haciendo su noble labor con la única finalidad de crecer en el camino y, con suerte y mucho trabajo, trascender de generación.
Caminando por la vida un día escuche una frase que me marcó y adopte como lema personal, la cual dice: por muy capaz o inteligente que sea una persona, nadie es mejor que todos juntos; y eso creo que en estos tiempos nos aplica como los Estados Unidos Mexicanos que somos y seguiremos siendo.
Quiero agradecer a mi querida amiga Diana Mancilla por la oportunidad que me da de expresar y compartir un pequeño y humilde punto de vista, mi gratitud y reconocimiento a su talento, pero sobre todo a su amistad.
