Hace un año culminé mi mandato en la Presidencia de la Comisión de Derechos Humanos del Estado de México. Pasado un tiempo es oportuno reflexionar sobre mi transitar en uno de los espacios más nobles de la administración pública. A la manera de Roberto Mata, tuve siempre presente que la acción del hombre puede influir o transformar una circunstancia, una personalidad o una institución porque: “Mañana no hay, mañana es hoy. Mañana es hoy día mismo”.
Ante todo, conviene decir que antepuse mi mayor consideración y respeto para todos y cada uno de los expresidentes que me antecedieron porque soy un convencido que las formas y sobre todo la categoría son virtudes que no se compran ni se adquieren por mandato, esas emanan de un espíritu elevado que te brinda la educación y los valores adoptados en el desarrollo de tu existencia. En el disenso se logra el consenso; en la divergencia se concreta la convergencia, y en las diferencias se dan las afinidades.
La resignificación de los Derechos Humanos fue una propuesta primaria como vértice de donde emanaron todas las ideas desarrolladas durante un periodo intenso pero propositivo que tuvo como inspiración la filosofía del Premio Nobel José Saramago, pensando que “ninguno de los derechos podría subsistir sin la simetría de los deberes que le corresponden”.
No bastan estas breves, pero profundas y agradecidas líneas para describir el enorme trabajo realizado que se configuró en protocolos, lineamientos, informes especiales y posicionamientos –que muchas veces fueron motivo de encono y desavenencias- en torno a temas como la interrupción legal del embarazo, matrimonios igualitarios, migrantes, así como la creación de visitadurías especializadas que, vale decirlo, abarcaron y protegieron a todos y cada uno de los grupos vulnerables que antes no tenían cobertura de derechos. El compromiso fue amplio y decidido, desde los que transitan con la corona de espinas y que proclaman la diversidad sexual, hasta para aquellos que han recibido la lanza flamígera del desprecio y la discriminación por encontrarse recluidos y privados de su libertad, así como para los que a diario comunican y que han visto cegada su luz por escribir, por hablar, por narrar la cotidianeidad de una sociedad que ha estado enferma, a los que están y a los que partieron con la pluma como dardo y que enterraron en la mente de otro el enorme pecado de decir la verdad. Muchas gracias Pepe Nader, Adriana Tavira y Héctor Peñaloza por su compromiso con el protocolo de periodistas.
Mi profundo agradecimiento al padre Solalinde y a Armando Vilchis por el trabajo conjunto en favor de nuestros hermanos migrantes. Al Consejo Consultivo con quien hubo siempre concordia, disposición y buenos términos, en especial a mi muy querida amiga Diana Mancilla con quien he compartido espacios y reflexiones, de igual forma al Doctor Gonzalo Levy, al cual admiro por ser un hombre de letras.
Parafraseando al gran Omar Torrijos, el rango se da por decreto, la jerarquía se conquista con actos ejemplares, la razón tiene rango, la necesidad tiene jerarquía. Con esa convicción asumimos el enorme compromiso de la construcción del nuevo edificio, aspecto necesario para estar acorde a la dinámica que demandaba la Comisión al tiempo de reestructurar el organigrama propiciando el desarrollo oportuno de todas las áreas, así como la urgente renovación del parque vehicular respaldando así a todos nuestros visitadores y personal administrativo que a diario recorren todo lo largo y ancho del Estado de México. No olvido también la creación del estudio de grabación al que llamamos: HumaniRadioTv; mismo que se convirtió en un espacio de expresión, difusión y de coincidencias, donde transmitimos y divulgamos nuestro quehacer institucional.
En “Codhem late por ti” construimos identidad, pero fue en el himno institucional donde generamos un sentido de pertenencia como nunca antes visto en la historia de la Comisión para convertirnos en la Casa de la Dignidad.
Apostamos por la educación como forma primaria de divulgar el conocimiento al firmar distintos convenios de colaboración con universidades de prestigio como la Universidad de Alcalá, Austin, Torino e incluso con la Corte Interamericana y fundar la Maestría en Derechos Humanos, única en su tipo a nivel nacional a la par de realizar congresos internacionales, seminarios, emisión de publicaciones, revistas institucionales así como la producción de documentales como “Atl: Lucha y Libertad” sobre el tema de nuestros hermanos indígenas de Tlanixco o “Camila: la justicia posible”, realizados por todo el brillante equipo cinematográfico de Ojos de Perro vs la impunidad AC., encabezados por el talento artístico de Coizta Grecko. Obras que, dicho sea de paso, fueron participes de congresos, festivales y ganadores incluso de premios internacionales. Mi saludo a Frida Guerrera a quien siempre valoro y doy la mano, y que a nombre de las que se fueron alada viaja con ellas para que hoy no haya: ¡Ni una más, ninguna más! ¡Es hasta aquí y es ahora!
La emisión -por primera vez en la historia- de recomendaciones generales en favor de periodistas y comunicadores, violencia de género y feminicidios, derecho a la salud, atención a la pandemia con perspectiva de derechos humanos así como el impulso y consolidación de una agenda conjunta con ayuntamientos de todo el Estado de México a través del programa de casetas de videollamada: “Llama y protege tus derechos” que resultó ser extraordinario, lo que definió el camino para desarrollar 3 aplicaciones móviles institucionales que generaron importantes resultados.
En el tránsito de la resignificación siempre procuré perseguir la calidad, la eficacia y la eficiencia partiendo de la consolidación de un Estado humano, el cual necesariamente basa su existencia en una eficiente administración pública bajo los principios de honestidad, transparencia, legalidad, honradez, eficiencia e inclusión. De ahí el impulso decidido al Sistema de Gestión de la Calidad ya que la buena administración pública es también un derecho humano fundamental, el cual insta a poner en el centro del ejercicio público a las personas, respetando y promoviendo su dignidad.
No nos detuvimos y procuramos siempre estar presentes de una forma u otra en actividades como “Un billón de pie” afianzando así nuestra imagen institucional y un punto de referencia para la gente que necesitaba de nuestros servicios al tiempo de vincularnos con organizaciones civiles con el “Premio humaniza”. Obra que nos legó para la eternidad quien con sus manos de fuego amasó, revivió y dio oxígeno al metal, al vulcano, al que hizo el fuego su plastilina y su amasijo para hacer pan. Fernando Cano el “escultor de fuego”, cuya última obra en vida fue dedicada a la Codhem, humaniza alada, tenue, lenta, simbolizó a aquellos y aquellas que luchan, que viven y sobreviven, a ellos y a ellas que hacen de la vida algo más asequible que una nota roja, que una queja o una recomendación, la escultura de bronce que se destinó como golondrina, como paloma en sus dedos replicó y sintetizó el incansable despertar de lo que hace que el humano sea más humano.
En la cadena de sucesos cotidianos de la realidad estatal, cómo olvidar a los animales, seres sintientes cuya defensa costó una pléyade de amenazas y regaños, de ahí mi reconocimiento a las legislaturas a las cuales me tocó informar y que tanto apoyaron estas nobles causas, proyectando siempre una genuina relación interinstitucional que propició importantes resultados al dar atención a todos y cada uno de los exhortos emitidos por la misma, lo que permitió la cristalización de iniciativas que fueron discutidas y en su caso aprobadas afianzando una colaboración perdurable en el tiempo que más adelante se pudo reafirmar con la certificación de defensores municipales.
Mi sincero reconocimiento al Poder Judicial del Estado de México, todo mi cariño, aprecio y consideración a mi distinguido amigo, el Magistrado Presidente Ricardo Sodí Cuellar, con quien siempre hubo concordia, disposición y buenos términos. Estoy seguro que gracias a su presencia, solidaridad y acompañamiento la Ley de Amnistía hoy es una realidad.
De manera particular y con especial agradecimiento me permito reconocer al Sr. Gobernador del Estado de México, Lic. Alfredo del Mazo Maza, por permitirme colaborar con su administración en el desempeño de nuestras actividades. Y lo digo sin escatimar un ápice de admiración a quien siempre fue generoso y respetuoso de nuestra autonomía al reconocer, proteger e impulsar una agenda conjunta en materia de Derechos Humanos y convertirse en un genuino caballero de la política como alguna vez así lo afirmé.
Como no agradecer a mis compañeros que, gracias al concurso de sus grandes o pequeños esfuerzos hicieron más ligero el paso por esta digna institución: Karlita, Gaby, Elisenda, el jefe Nacho, Diana, Mónica, Alex, Javier, Ricardo, Carlos, Fernanda, Andrea, Lau, Osiris, Martín y tantos y tantos que hoy siguen luchando por hacer del mosaico humano un prisma multicolor que, con independencia del titular en turno son los que hacen y construyen la Comisión de Derechos Humanos que todos queremos. Para ellas y para ellos este recuerdo, muchas gracias.
Cierro con una frase que me legó mi tutor, el padre Pedro Montes, teólogo de las libertades: “hombre no es hombre el que luchar no sabe, pues nació para volar el ave, como nació para luchar el hombre”. ¡Que viva la Comisión de Derechos Humanos y que tenga muchos más años de vida!
Codhem, latí por ti.