En el lenguaje financiero existen muchos términos que no siempre son fáciles de recordar; sin embargo, asimilándolos de manera gradual será mucho más sencillo comprenderlos. Por ejemplo, empezaremos con dos conceptos básicos, muy interesantes.
Un ACTIVO es aquel producto o servicio que nos genera ingresos, nos produce un aumento patrimonial de forma puntual o recurrente y un PASIVO es lo contrario, es todo lo que nos ocasiona gastos o lo que nos provoca pérdidas en nuestro capital de manera periódica.
Una casa puede ser un activo, si la rentamos y percibimos un ingreso por ella, mientras que la misma casa puede ser un pasivo si vivimos en ella y solamente nos representa un gasto.
Otro buen ejemplo de Activos es el tener acciones de una empresa; es decir, cuando una empresa necesita ampliar su capital para poder crecer y una forma de hacerlo es emitir acciones y ofrecerlas a inversionistas a través de las Bolsas de Valores. Quien adquiere dichas acciones se convierte en dueño de una porción de la empresa.
Los títulos (o acciones) suelen generar ingresos para el accionista a través del de dividendos además, como cualquier precio en una economía de libre mercado, los precios de las acciones están sujetas a la ley de la oferta y demanda; es decir, suben o bajan de precio de acuerdo con esta ley y pueden acumular revalorizaciones en su precio y a la hora de su venta generar plusvalías. En esto no participa la empresa, ni le afecta, son transacciones entre compradores y vendedores directamente.
Algunos de los factores que influyen en el precio de las acciones, entre muchos otros, son: el menor precio que el vendedor puede aceptar y aquél que el comprador está dispuesto a pagar por ese título, el volumen de acciones que se negoció, así como los precios máximos y mínimos que tanto compradores como vendedores estuvieron dispuestos a aceptar, emociones tales como el miedo o la osadía, algunos otros inversionistas a veces exhiben mentalidades de “manada”, basando sus decisiones de compra o venta en lo que todos los demás están haciendo y otros, quizá los más informados, toman decisiones con criterios objetivos, fijándose más en la verdadera valuación de las empresas, comprando acciones que han bajado temporalmente o vendiendo aquellas que han subido de forma desproporcionada, sin ninguna razón aparente. Sin embargo, todo lo anterior normalmente tiene un sustento que permite a los inversionistas tomar decisiones sobre comprar o vender y aceptar o no ciertos precios.
Cuando el precio de un activo aumenta progresiva y exageradamente, muy por encima de su valor de equilibrio, sin un soporte, sin un respaldo, a esto se le denomina Burbuja financiera y este aumento puede durar meses o incluso años, hasta que se empiezan a producir fuertes fluctuaciones en el precio y finalmente una fuerte caída.
No te pierdas mis siguientes columnas en las cuales hablaremos de las criptomonedas y la Burbuja Financiera que éstas representan de acuerdo con Stiglitz, Krugman y Shiller, premios Nobel de Economía.
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