Algunos analistas pensaron que se trata de otro aviso: sacan de la cárcel a Rosario Robles, que ha considerado su prisión como una venganza y ella misma se dice presa política, y el mismo día aprehendieron (bueno se entregó luego de que detuvieron a su hermano por error) a Jesús Murillo Karam, ex titular de la Procuraduría General de la República y responsable de la “verdad histórica”. Con esto dieron por concluido el tema de los 43 normalistas de Ayotzinapa, desaparecidos en Iguala.
Pero vamos por partes. El juez Ganther Alejandro Villar Ceballos determinó modificar la medida cautelar de la exsecretaria de Desarrollo Social, Rosario Robles Berlanga, de prisión preventiva a presentación periódica ante la autoridad judicial, lo que significa su libertad condicional.
La fiscalía general de la República hizo tal solicitud al juez para que pueda seguir su juicio en libertad, con las restricciones que la ley señala en estos casos, en razón de las enfermedades que la aquejan y su edad. Rosario Robles no podrá salir del país y debe presentarse a firmar periódicamente ante el juzgado.
Robles Berlanga está acusada de ejercicio indebido del servicio público en su modalidad de omisión, pues cuando estuvo al frente de la Sedesol habría conocido del desvío de más de 5 mil millones de pesos, sin informar de ello a su superior jerárquico.
En una carta que escribió, la exfuncionaria acusó que se encontraba en la cárcel por ser mujer. “El odio, la venganza y el miedo me han traído a estos cuatro muros. Estoy privada de la libertad porque soy mujer y me llamo Rosario Robles. La prueba contundente es que soy la única en la cárcel”.
A cambio de salir libre, el gobierno federal, a través de la FGR, detuvo el mismo día a Jesús Murillo Karam, por los delitos de desaparición forzada, tortura y contra la administración de la justicia, en el caso Ayotzinapa.
“La diligencia se llevó a cabo en el exterior del domicilio de dicha persona, sin ningún problema; ya que la misma colaboró con las autoridades policiacas sin oponer resistencia, una vez que se le informó sobre el procedimiento que se estaba llevando a cabo”, informó la FGR. Claro, después la defensa de Murillo aclaró que a quien detuvieron fue al hermano de Jesús y fue el propio exprocurador quien se entregó de manera voluntaria.
Todo se da después del informe presentado por el subsecretario de Gobernación, Alejandro Encinas, a través del cual reveló que la desaparición de los 43 estudiantes de la Escuela Rural Isidro Burgos fue un crimen de Estado que involucró a autoridades federales, locales y miembros del crimen organizado.
La única coincidencia de ese informe con la “verdad histórica” es que no hay indicios de que los jóvenes estén con vida. Sin embargo, hay que recordar que la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) dijo que no había crimen de Estado, porque se mostraron los audios cuando un grupo criminal daba la orden de matar a los estudiantes.
Para el PRI la detención de Murillo Karam es más un tema político que de justicia. “Hoy al gobierno de Morena le sirve irse contra el exprocurador, mañana será contra cualquier opositor o ciudadano que les incomode. No nos quedaremos callados ante un gobierno que utiliza el aparato de Estado en contra de los opositores”, indicó el partido en redes sociales.
Con Murillo ya suman tres altos funcionarios del gobierno de Enrique Peña Nieto tras las rejas, pues está Emilio Lozoya Austin, exdirector de Pemex, y todo apunta a que podrían ser más los que se sumen a esta por ahora pequeña lista, pues las indagatorias contra Luis Videgaray siguen su curso y a principios del próximo año podría haber avances importantes.
La detención de Jesús Murillo se da en momentos de crisis del gobierno federal por los magros resultados en muchas áreas, particularmente en los temas de seguridad y de economía. Eso le permitirá desviar la atención de la población durante algunos días.
Las redes sociales se llenaron de comentarios de todos los actores políticos, de todos los partidos. Llamó la atención, el de Fernando Belaunzarán, exdiputado federal del PRD: “mientras los asesinos salen de prisión (El Gil, jefe de los sicarios de Guerreros Unidos, es testigo protegido y está libre), López Obrador detiene al exprocurador. La detención de Murillo Karam es un acto de propaganda que demuestra la falta de principios y escrúpulos de López Obrador”, escribió el perredista.
Para el presidente de Morena, Mario Delgado, con la detención de Murillo Karam se avanza en el compromiso con la verdad en el caso Ayotzinapa.
Para el titular del sistema Público de Radio y TV, Jenaro Villamil, si Murillo se acoge al criterio de oportunidad, podría aportar mucha información y “abrir las puertas del infierno”, sobre el caso.
¿Caerán más?