Las dirigencias en el Estado de México de los partidos Acción Nacional (PAN), de la Revolución Democrática (PRD) y Revolucionario Institucional (PRI) tienen claro que la única forma de evitar que Morena ocupe la gubernatura es uniendo fuerzas para enfrentar la elección de 2023.
El ejercicio ya dio "buenos resultados" en las elecciones de 2021, al menos en el territorio mexiquense, y les permitió recuperar presidencias municipales, diputaciones locales y federales; sin embargo, siguen "estirando la cuerda" y el PRI ha logrado marcarles el ritmo en el proceso de definición-negociación que llevan a cabo para acordar la candidatura que hará frente a Delfina Gómez.
A pesar de ello, se ha generado la percepción de que Morena está "un paso adelante" en las estrategias de posicionamiento entre el electorado y la sociedad en general, porque en "el imaginario colectivo" ya se ha colocado la idea de que Delfina Gómez será la candidata y que está en la ruta ganadora.
Pero nada está asegurado.
El desempeño de la profesora Delfina, siendo alcaldesa de Texcoco y secretaria de Educación federal, no es lo suficientemente positivo como para usarlo a su favor ni motivo notable para hacer que la sociedad la respalde en automático. Mucha de la información que ha trascendido en los últimos meses no ha sido favorable para ella, pero sí es un hecho que tiene el respaldo presidencial… hasta que siga siendo conveniente, porque en la visión pragmática del presidente, si es necesario cambiar de "candidata" lo hará sin dudarlo. El tiempo y la percepción pública lo dirán.
También es claro que la campaña para la gubernatura no será una batalla contra Delfina. La pelea será en contra de la figura presidencial, la cual -debe reconocerse- se encuentra "saludable", en virtud de que la estrategia de aparecer todos los días en los medios masivos y de personalizar la comunicación del gobierno, la ha dado suficiente margen para seguir generando simpatías entre la mayoría de la población.
Su aprobación se ubica, en promedio, por encima del 56 por ciento, lo que al haber transcurrido casi cuatro años de su gobierno, le da margen de maniobra para convocar al respaldo a favor de quién él decida y, en el caso mexiquense, ya determinó que sea (al menos por ahora) Delfina Gómez.
Seguramente, siguiendo la narrativa presidencial, la estrategia de Morena será enfatizar que "no son iguales" a la clase política mexiquense priista, a la que se encargarán de desprestigiar y acusar de corrupción, de abuso de poder y de ser responsable de los problemas no resueltos en la entidad.
Hasta este momento, Morena y sus fuerzas políticas afines han sido prudentes para no confrontar violentamente al gobernador, Alfredo Del Mazo Maza, gracias a que él ha construido una relación institucional respetuosa con el presidente. Ha colaborado con Palacio Nacional y la T4, por lo que no hay razón suficiente para generar un rompimiento político.
Derivado de todo ello, solo falta que la denominada "Alianza por México" se concrete en el Estado de México y se defina a la persona que contenderá en representación de los tres partidos. Además, se está buscando la manera de sumar a Movimiento Ciudadano, quién "no da su brazo a torcer" para encarecer más su posible apoyo.
Y en esa ecuación, parece que el priismo mexiquense lleva la batuta y marca los tiempos.
Mientras tanto, la ciudadanía mexiquense está más preocupada por otros asuntos como lo elevado de los costos de la vida, la inseguridad y la búsqueda de empleo.
PERCEPCIÓN
En la instalación del Consejo Político del PRI este jueves, el mensaje de unidad de las mujeres que aspiran a la candidatura: Ana Lilia Herrera, Alejandra del Moral y Laura Barrera, junto al secretario general de Gobierno, Luis Felipe Puente, es claro.
