Aún no hay candidatos formales a la gobernatura mexiquense y ya hay resentidos de todos los partidos que, por no verse beneficiados con la candidatura en cuestión, ya están ofreciendo sus estructuras a otros frentes.
Echando un vistazo en el PRI, tan solo hay que averiguar un poco para conocer a favor de quién están operando los cercanos a Ernesto Nemer, a Ricardo Aguilar y a Carlos Iriarte. Y no, no están organizándose en favor de Del Moral, ni de Ana Lilia Herrera y mucho menos de Laura Barrera.
Muchos que por años cargaron con el holograma priista, hoy ya andan promoviendo la suma de voluntades a favor de las estructuras morenistas.
En el tricolor el único que no ha cedido al berrinche y se ha mantenido institucional es el diputado Elías Rescala; de ahí en fuera, los que saben que no van ni como plan C, ya se acercan a negociar su apoyo en favor de la virtual abanderada que hasta el momento pinta como la mejor posicionada en las encuestas.
En el PAN las cosas no son diferentes, al grado que los resentidos de Enrique Vargas ya ofrecieron su amor y lealtad a la priista Alejandra Del Moral.
Y sino échenle un ojo a los movimientos orquestados desde la misma dirigencia estatal que, a todas luces, no acaba de empatar afinidades con el huixquiluquense.
¿Traición? ¿Conveniencia? Ambas.
De la chiquillada de partidos, cual zopilotes, solo están viendo cómo se acomodan las cosas para ofrecerse al mejor postor que les garantice, por lo menos, otros tres años el registro y la manutención.
