El periodista vivió el nacimiento del internet en México. Si, por allá de 1988. Nos conectábamos –recuerda-, con un CD que regalaban en puestos de periódicos. Decía “AOL” (América On Line). Lo metías en tu computadora y lograbas conexión usando tu cable telefónico. La pantalla entonces comenzaba a abrirse y nos enlazaba con esa aldea global a la que se refería McLuhan en 1962… No es que el amanuense sea un longevo, pero tampoco se cuece al tercer hervor. No les cree a aquellos que en la política profesan “honestidad valiente”, pero tampoco a los que prometen recuperar al país de lo que ellos se acabaron. Al final, en todos los bandos, el poder es el plato fuerte de un banquete al que no están invitados aquellos por los que dicen luchar.
México vive hoy su propio “sanchismo”, ese movimiento mercenario –de acuerdo a los opositores al PSOE-, creado en la España del presidente Pedro Sánchez, llamado así por las máscaras que usa el propio Sánchez para cada crisis nacional. Del Open Arms y la política migratoria, a la negociación convenenciera con los empresarios y la iglesia. El periodista Iván Redondo lo define como "un negocio electoral que utiliza a la izquierda nostálgica como mercancía, y trata a los electores como vegetales"… Muy semejante a la izquierda mexicana, sólo habría que cambiarle apellido.
En México nada ha cambiado pero se sigue prometiendo. Es la fórmula ideal. No pasó nada en 1964 con López Mateos y fue lamentable con Díaz Ordaz. La lección no la aprendieron Echeverría ni López Portillo. Poco hizo de la Madrid y el sueño de Salinas se cayó con el levantamiento indígena en Chiapas. La pobreza fue el motivo pero no le importó a Zedillo y menos a Fox. Calderón entendió que el pobre quería dejar de serlo a la fuerza y lo combatió como crimen organizado. A Enrique Peña lo cegaron sus amoríos, y los anhelos de paz social se anclaron con Andrés Manuel pero, tampoco ha pasado nada, arranquémonos la venda de los ojos.
El gobierno en México, históricamente, desde Porfirio Díaz, se ha prostituido, democrática y políticamente. Gobernar es el mejor disfraz para mentir, manipular y someter.
A Ángela Merkel le atribuyen –falsamente, hay que decirlo- una cita: “Ningún presidente hereda problemas. Los conoce de antemano y por eso se elige, para gobernar y corregirlos. Culpar a sus predecesores es la salida fácil y mediocre de los malos gobiernos”… Muchos lo aplaudirán y otros se incomodarán, sobre todo aquellos que han criminalizado y culpado al pasado de lo que no pueden solucionar, pero que imponen, con discursos, esa falacia contra el neoliberalismo, aunque sus hijos vivan o vacacionen en el extranjero.
Hoy no hay mucho que aplaudir. Siempre he pensado que la estrategia del Movimiento no se basa en los apostolados de Juárez, sino en los de Maquiavelo, como ese que dice: “El que engaña, encontrará siempre a quien se deje engañar”…
El castor
Después de jugar todo el día, el pequeño de 5 años de edad, recordó que debía ir a la escuela disfrazado. Fue con su mamá para decirle. Debía ir como un castor. Ella angustiada revisó tutoriales en Internet, buscó en su casa papel café, lo cortó simulando el pelo del castor, armó unos grandes dientes blancos con cartulina. Estaba orgullosa. No había dormido nada pero lo logró. Minutos después llegó su bebé. Le puso el disfraz y salieron en el auto a la escuela cuando, en el camino, el niño comenzó a cantar: “loos castoreees a Beleeén corren presuroooosos…”… Felices fiestas queridos lectores de DigitalMex. Mi twiter @raulmandujano.
