Las mujeres en la política enfrentan como la mayoría de las profesiones la sobre carga mental que implican los trabajos de cuidado, y aunque en los últimos meses hemos escuchado más que nunca este término, es importante hacer conciencia sobre lo que hemos venido aportando las mujeres por los últimos 10 años respecto al tema, y sobre la necesidad urgente de hacer de estos conocimientos una transformación social generalizada que permita que las mujeres dejen de condicionar sus carreras profesionales a su desarrollo en la vida privada y la vida privada a cambio de una mayor oportunidad de desarrollo profesional.
Las mujeres que participan de la política, como lo platicamos la semana pasada, sufren de secuelas causadas por el sistema patriarcal y los techos de cristal que tienen que vencer, un ejemplo de todo ello es el trabajo mostrado los últimos años por quien en últimos días fue noticia, la ex primera ministra de Nueva Zelanda, Jacinda Ardern, quien en los últimos días demostró no solo lo que pasan las mujeres en la política, sino una nueva forma de hacer política y poner los trabajos de cuidado, el autocuidado y la calidad de vida por encima de muchos intereses.
La primera ministra como muchas mujeres sacrifico en los últimos años, la calidad de vida que llevaba, su tiempo familiar y el tiempo para trabajar en sí misma por entregarse al servicio público, como ella, muchas de las mujeres que participan de la política ponen antes los intereses públicos que los privados; sin embargo, esto no las exime de ser cuestionadas, sobre la capacidad que tienen para entregarse a los cargos que ostentan, poniendo en duda no solo su entrega, sino el cómo es que esta se va a desarrollar en el ejercicio de sus cargos, será que las mujeres están hechas para un mundo tan frívolo y voraz, como lo es la política, es la pregunta de muchas personas que aún no ven con lentes violetas el mundo, y que siguen poniendo en entre dicho el trabajo de las mujeres en el servicio público, por cómo es que desarrollan su vida familiar y privada.
Y es que, si ya ser una mujer en la política es difícil, es más difícil aún ser una mujer joven, que no a maternado, o que está iniciando a maternar y no pondrá la misma dedicación en el desempeño de su labor, que un hombre que se puede dedicar de tiempo completo al trabajo público sin que sus problemas personales se interpongan y ni siquiera se cuestionen.
Háganse ustedes esta pregunta en el contexto en el que se desarrollan, hagan un análisis de cómo es que son vistas las mujeres que trabajan en la vida política, en todos los niveles, y como es que este techo de cristal que algunas han logrado romper, sigue ahí a pesar de los pequeños fragmentos que han caído, recordemos que las mujeres siempre serán cuestionadas por su vida íntima, cuestionamientos que ningún hombre en política ha sufrido hasta el día de hoy, cuestionamientos que como el sistema patriarcal tienen que terminar ya mismo.